Mientras el periodista Jaime Ferrán le hacía esta entrevista, observaba a Pedro Saura y traía a mi memoria cuándo y cómo lo conocí. Hace muchos, muchos años, andaba yo escribiendo en este periódico unos perfiles de personas de nuestra Región, profesionales, artistas, etc., y alguien me dijo que conocía a un joven profesor de Economía que había hecho una tesis doctoral muy interesante sobre el problema de la Vivienda. Lo llamé y me citó en su sencilla casa murciana a la que se había venido a vivir recientemente. Allí, en una mesa camilla, me habló de sus ilusiones personales que pasaban por hacer carrera como profesor universitario, y también de sus inquietudes políticas que lo habían llevado a militar en el PSOE. Se había casado hacía poco y se había trasladado a vivir a la capital, aunque realmente se sentía muy de Torre Pacheco, su pueblo.

¿Y quién es ahora aquel joven que prometía tanto? Pues ni más ni menos que el Secretario de Estado del ministerio de Fomento, o sea que la trayectoria ha sido importante para este hombre que cita con toda la tranquilidad del mundo su origen 'muy humilde', como a él le gusta llamarlo. Para llegar a este momento de su historia personal, Pedro Saura ha tenido que pasar por una amplia serie de cargos y encargos dentro del Partido Socialista. Ha sido concejal en su pueblo, diputado regional, director general, senador, diputado nacional, portavoz en el Congreso del área de Hacienda (sus encontronazos con el ministro Cristóbal Montoro se hicieron famosos, aunque no estaban exentos de una cierta coña, como si ambos se respetaran a pesar de tirarse al cuello) y varias responsabilidades más que sería largo exponer aquí.

Quizás la época más convulsa en la historia política de este candidato fue la que desarrolló como secretario general de su partido en Murcia. El PSOE de esta Región ha sido muy aficionado a los líos internos y vive Dios que en aquella época los hubo. Tampoco fue fácil ser el portavoz de su partido en la Asamblea Regional cuando el PP barría en las elecciones autonómicas, y Ramón Luis Valcárcel salía a hablar en el Parlamento como si aquello fuese suyo, que lo era, porque las mayorías absolutas que sacaba eran de cuello vuelto. Pero nunca tiró la toalla Pedro Saura en aquellas confrontaciones, ni en las otras, las del interior de su partido, donde, si se descuidaba, siempre había alguien dispuesto a demostrar que hay antagonistas, adversarios, enemigos a muerte y, lo peor, compañeros de partido.

Si a este hombre, casado y padre de dos chicos gemelos de 25 años -cómo pasa el tiempo- le preguntas si echa de menos una vida fuera de la política y sus clases en la universidad, te responde que siempre piensa en volver a la UMU, y jubilarse allí, aportando además lo que su experiencia en la Política Económica le ha proporcionado, que considera una parte muy importante de su materia. Pero lo cierto es que se lleva estupendamente con su ministro, José Luís Ábalos, y, si los socialistas consiguen formar Gobierno tras estas elecciones, es muy probable que sigamos teniendo a un murciano en un puesto de poder, que buena falta nos hace. Y, si no, pues seguirá de diputado, aunque viniendo cada fin de semana a Torre Pacheco o a La Manga, porque, dice, necesita esa luz, ese aire, Jaloque, Lebeche, Levante o Mistral, que se siente en la piel y que no se puede comparar con nada en el mundo.