Lourdes Méndez asegura que Vox es el único partido con el que comparte sus convicciones: «La defensa de la vida y de la familia, la libertad y la unidad de España». Lo dice tras dejar atrás toda una vida de carrera política en el PP, el partido que abandonó tras un distanciamiento que culminó cuando Mariano Rajoy rehusó cambiar la Ley del Aborto. «El PP renunció a la defensa de la vida y en Murcia, en concreto, renunció a la defensa del Plan Hidrológico Nacional; y yo, antes que renunciar a mis principios, renuncio al partido», cuenta la ahora candidata de Vox. Méndez ejerció de casi todo en el PP: concejala en San Javier (en los noventa), consejera de un Gobierno regional de Ramón Luis Valcárcel (2002-2004) y durante once años diputada popular en el Congreso (2004-2015). Tras un parón -presidió la asociación Familia y Dignidad Humana y la Plataforma por la Libertad y la Igualdad-, ha decidido volver al ruedo: «Me apasiona la política».

Cuando Vox le llamó, ¿le convencieron con facilidad?

Lo tuve que meditar. Yo había salido de la política y no pensaba volver. Presidía dos asociaciones, en las que defendía principios que siempre he defendido ante la ofensiva que se produce contra la vida y contra la libertad con las leyes LGTBI. Me había quedado en la sociedad civil y no tenía en mi cabeza volver la política activa. Sin embargo, cuando Santiago Abascal me llamó y me ofreció la posibilidad, lo medité bastante y di el paso. Es un honor pero también una gran responsabilidad.

¿Se siente dolida con el PP?

Dolida no. Lo que sí sientes es la traición que se produce a sus votantes, a los que tú has representado tanto tiempo. El PP ha traicionado a sus votantes. Y los ha traicionado en los valores en los que se basa un proyecto. El PP ahora mismo no defiende lo que defendía antes: no defiende los trasvases, no defiende la libertad e incluso, en la Región de Murcia de manera significativa, ha asumido los postulados de la izquierda. Así lo hemos visto con la reforma del Estatuto de Autonomía.

¿Se siente cómoda con Vox? ¿Qué piensa cuando escucha que es un partido ultra y radical?

Esas etiquetas son falsas porque Vox es un partido de extrema necesidad. Es el partido del sentido común, que da voz a la España silenciada, a las personas corrientes que trabajan día a día y que están muy lejos de lo que están haciendo los políticos de otros partidos, que es imponer ideologías y meterse en temas que realmente no le importan a la persona que día a día abre su persiana. Ahora mismo los políticos no pisan la calle ni dan soluciones a los problemas reales de la gente; sin embargo, Vox ha venido a hacer frente a lo políticamente correcto.

Vox recoge cien medidas en su programa. Son propuestas muy distintas. ¿Está de acuerdo con todas?

No tienes por qué estar de acuerdo con las cien medidas, pero sí con el proyecto fundamental. Vox no es un partido de derechas ni de izquierdas. Vox es un partido que defiende el interés general y que defiende la libertad, la familia, la propiedad y la unidad de España.

¿No son de derechas?

No nos definimos como un partido de derechas; de hecho, hay mucho voto de personas de Podemos. Los bloque derecha-izquierda deben estar superados por algo superior, que es el bien general y el bien común de todos los españoles y de los murcianos.

El programa está redactado íntegramente en clave nacional. ¿No es un error no hacer un diagnóstico regional para incluir medidas concretas para la Región?

Vox defiende lo mismo en todos los lugares de España. Esa es la credibilidad de Vox. Los demás partidos no son fiables. Dicen una cosa en un sitio y otra en otro. La situación actual, con la ofensiva del separatismo en Cataluña, es uno de los problemas que está afectando a Murcia: desde el punto económico afecta a Murcia y desde el punto de vista de la igualdad de los españoles afecta a Murcia. Murcia está siendo afectada por un tratamiento muy diferente a las distintas comunidades. Resulta que las comunidades más leales, como Murcia, a la hora de la verdad están siendo perjudicadas por otras comunidades que presionan más al Gobierno de la Nación. Estamos en un Estado que no es igualitario; y por eso, como primera medida, defendemos que se devuelvan las competencias de Sanidad y Educación para que los murcianos puedan ser tratados de manera igual en todo el territorio nacional.

¿Por qué consideran que el Estado de las Autonomías es el «enemigo de la igualdad»?

El deterioro que se ha ido produciendo precisamente por los nacionalismos hace que el Estado de las Autonomías se haya convertido en un enemigo para el ciudadano normal. Por eso defendemos en un primer momento la devolución de las competencias y, posteriormente, cuando se pudiera, aplicando la Constitución, poder modificarla para que el Estado Autonómico desapareciera. No la identidad de las regiones, las cuales defendemos, sino el Estado Autonómico.

¿No es una contradicción para usted, que ha sido consejera autonómica?

Precisamente por la experiencia que tengo en la política y por la progresión que se ha ido produciendo a lo largo de estos años, quizá tenga la experiencia suficiente para saber que el Estado Autonómico está siendo un enemigo para Murcia. Con Murcia es muy significativo el Plan Hidrológico Nacional, que no se lleva a cabo por las presiones de otras comunidades. No se tiene una visión general de las necesidades de todo el Estado español. El agua es un bien nacional, y debe ser repartida con una visión de un Estado-Nación. Y tengo un amigo que fue presidente de una comunidad autónoma, que no es de Murcia, que también opina lo mismo que yo.

¿Por qué quieren derogar la Ley contra la Violencia de Género?

Es una ley injusta. Porque trata de manera distinta los mismos hechos delictivos en función de si los comete un hombre o si los comete una mujer. Es decir, unas amenazas, por ejemplo, están penadas con mayor pena para el hombre que para la mujer: el mismo hecho está penado con mayor pena. Además, vulnera el principio de presunción de inocencia. Es una ley que tiene una visión del hombre como culpable, siempre que no se demuestre lo contrario. Y está utilizando por lo que nosotros denominamos las feminazis para imponer una ideología que no trata de acabar con el problema de la violencia contra la mujer, que existe y es una lacra que hay que extinguir, pero no de la manera en que se está haciendo, que es culpabilizando al hombre por el hecho de serlo. Nosotros defendemos una ley intrafamiliar, donde se ocupe de la violencia no sólo contra la mujer, sino también contra los niños, los ancianos€ Si llamas al teléfono 016 cuando un anciano está siendo agredido, el teléfono 016 no asiste a ese anciano. Creemos que la Ley contra la Violencia de género debe ser modificada.

¿En qué se basa para sostener que un «77% de las denuncias son falsas», como usted afirmó en el primer debate electoral?

Desde 2004, cuando se aprueba la ley, hasta el año 2017, el Consejo General del Poder Judicial saca esos datos. No se puede definir que el 77% son denuncias falsas, sino que el 77% de las denuncias son archivadas y el 23% son condenas. Claro que existe la lacra de la violencia de la mujer, pero nos damos cuenta de que existe una violencia familiar y entendemos que hay que atajar el problema. La Ley contra la Violencia de Género, y otras leyes muy ideologizadas, no pueden ser un instrumento para enfrentar al hombre contra la mujer o la mujer contra el hombre.

Ustedes critican el Estatuto por incluir artículos como el 18, que habla de reconocer el derecho a la orientación sexual. ¿Dónde está el problema en que se reconozca la orientación sexual?

También aparece en ese artículo la identidad sexual. El problema del Estatuto es su conjunto, que asume una ideología consagrada en la Ley LGTBI de Murcia, que lejos de perseguir la no discriminación o la igualdad de las personas que tienen una diferente orientación sexual -algo que evidentemente defendemos e incluso lo defendemos más que el lobby LGTBI- colectiviza a la gente en función de su orientación sexual. A las personas hay que protegerlas en virtud de que son personas. Defiendo la misma dignidad para todas las personas, independientemente de su orientación sexual. Tutelar o discriminar positivamente a un colectivo por el hecho de la orientación sexual produce una desigualdad. Es más, nosotros defendemos a gais y a lesbianas, defendemos la igualdad que tenemos que tener todos; pero nosotros no asumimos que el lobby LGTBI imponga una imposición de la ideología de género, que es además una imposición no científica. Es decir, el hombres es hombre o mujer porque tiene unas determinadas características biológicas. Y, sin embargo, la ideología de género plantea que uno basa la identidad de género en el sentimiento en lugar del hecho biológico. Esta ideología no científica es la que intentan imponer, adotrinando a nuestros hijos en las escuelas. La Asociación de Pediatras de EE UU dice que la ideología de género es perjudicial para los niños.

¿Piensa que se está «adoctrinando» en Murcia?

Las asociaciones LGTBI han entrado en colegios e institutos a plantear su visión de la sexualidad. Nosotros pensamos que la sexualidad no tiene que enseñarse en el colegio. El Estado no se puede meter en la cama de la gente. La ideología de género que se quiere implantar en los colegios va en contra del derecho fundamental de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, va en contra de la libertad de expresión, va en contra de la libertad religiosa y va en contra de la presunción de inocencia.

¿Se oponen al matrimonio homosexual, un derecho que hasta los más reacios, como el PP, han acabado aceptando?

El PP lo ve como superado, sí: ha superado muchas cosas, incluso el derecho al aborto. El matrimonio natural es entre hombre y mujer; el matrimonio es anterior al Estado. Nosotros defendemos la unión civil entre parejas del mismo sexo.

Legítima defensa: ¿Tiene usted un arma en casa?

No, no la tengo (se ríe). Ha habido un mala interpretación de un mensaje que se lanzó. Defendemos que si una persona en su casa es atacada, pueda defenderse con lo que tenga: puede ser un cuchillo de cocina o un palo, lo que tenga. Y defendemos que por ejecutar esa legítima defensa, no tenga miedo de acabar en la cárcel.