Barcos

La inteligencia artificial irrumpe en la navegación del siglo XXI

La UPC participa en el proyecto Ocean, que pretende introducir instrumentos para evitar los accidentes de navegación

El buque ’Ever Given’, de Evergreen, encallado en el canal de Suez.

El buque ’Ever Given’, de Evergreen, encallado en el canal de Suez.

Eduardo López Alonso

La navegación autónoma que en la automoción avanza a buen ritmo todavía es un esbozo en el funcionamiento de los barcos, y apenas nada en la náutica deportiva. El proyecto europeo Ocean, en el que trabajan investigadores de la Universidad Politécnica de Catalunya–BarcelonaTech (UPC) intenta aportar los cabos adecuados para amarrar la seguridad en cualquier singladura. En el caso de la UPC, los investigadores desarrollan algoritmos basados en el procesamiento de señales y 'machine learning' para detectar obstáculos en el mar.

Mientras cualquier automóvil de más de 30.000 euros dispone de dispositivos de prevención de choques, cambio involuntario de carril o sistemas para evitar el atropello de peatones, por ejemplo, solo contadas embarcaciones de alto porte y coste 10 veces mayor incorporan alguna alerta rudimentaria, generalmente sonoras y poco precisas. El proyecto Ocean puede impulsar los cambios en la navegación del siglo XXI, que en cualquier caso en el mundo de la náutica suelen incorporarse al ralentí (velocidad inferior a la normal).  

Cada año, la flota marítima europea sufre unos 3.000 accidentes. De éstos, un 28% son categorizados como severos o muy severos, es decir, que resultan en muertes, contaminación, incendios o pérdidas materiales. Además, según la Agencia Europea de Seguridad Marítima, buena parte de estos accidentes se producen durante la navegación, tanto en los cargueros, como de pasajeros o de servicios. El proyecto europeo Ocean tiene por tanto una motivación económica relevante, especialmente para el sector asegurador. En Ocean participan 13 socios de siete países europeos, entre los que se incluye la UPC, a través del Centro de Tecnologías y Aplicaciones del Lenguaje y el Habla (TALP), que forma parte del Intelligent Data Science and Artificial Intelligence Research Center (IDEAI), y del Centro de Innovación del Transporte (CENIT), que forma parte del Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería (CIMNE). El consorcio creado para desarrollar el proyecto está formado por entidades de Noruega, Grecia, España, Dinamarca, Portugal, Irlanda y Reino Unido.

Objetivos

El objetivo de Ocean es mitigar los accidentes de navegación causados por errores humanos, factores técnicos, limitaciones operativas, procesos y procedimientos inadecuados o presiones comerciales. Es un primer paso en la navegación profesional por lo que para las embarcaciones deportivas todavía queda más tiempo de accidentes por delante. Pero la normativa tiende a cambiar y están previstas mejoras y modificaciones de los reglamentos, normas y enfoques de diseño de los equipos disponibles en el puente de las embarcaciones de todo desplazamiento (peso y dimensión). En último término, el proyecto europeo puede ser determinante para evitar desastres medioambientales.

El proyecto, que está cofinanciado por el programa Horizon Europe y el UK Research and Innovation, se inició el pasado octubre y se alargará hasta el 2025. En el marco de este proyecto, el Grupo de Procesamiento de la Voz (VOE) –integrado en el Centro de Tecnologías y Aplicaciones del Lenguaje y el Habla (TALP), del Intelligent Data Science and Artificial Intelligence Research Center (IDEAI)- contribuirá en la detección de los obstáculos en el mar, junto con otros socios europeos. Concretamente, los investigadores desarrollarán algoritmos basados en el procesamiento de señales y el 'machine learning' (aprendizaje automático) para la detección automatizada de contenedores flotantes perdidos y de mamíferos marinos, a través de imágenes satelitales de alta resolución, así como de la detección acústica automatizada de estos últimos, informa la UPC. En futuras etapas será necesario que las embarcaciones dispongan de instrumentos de conducción autónoma asociados a detectores de movimiento, radares y control de balizas. 

A partir de la información recogida, el Centro de Innovación del Transporte (CENIT-CIMNE), que coordina el proyecto, se encarga de diseñar e implementar una plataforma de datos. Esta infraestructura recoge datos de 'tracking' −de lo encontrado o visto en el mar− de múltiples fuentes, tanto de los socios del mismo consorcio como de otros operadores, así como datos de predicciones. Con toda esta información, la plataforma envía mensajes de advertencia de navegación sobre las ubicaciones de los obstáculos en el mar, principalmente de mamíferos marinos y contenedores flotantes (son habituales los que se han caído de buques de transporte). De esta forma, las embarcaciones pueden esquivar los obstáculos y evitar los accidentes.