La prioridad que han puesto los países industrializados en frenar la inflación, a través de la subida de intereses y de ajustes fiscales, puede precipitar lo que justamente se desea evitar, una recesión global que puede empujar a muchos países al impago de sus deudas soberanas.

Un destacado grupo de economistas de la ONU ha presentado este lunes un informe que analiza si las medidas que se están tomando realmente ayudarán a evitar una nueva crisis económica global y que concluye que las decisiones de los grandes bancos centrales están acercando al mundo a un abismo.

"Debemos advertir al mundo que podemos estar al filo de una recesión mundial inducida por las políticas que se están adoptando", dijo la jefa de la Agencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), Rebeca Grynspan.

El peligro concreto es que lo que se avecina sea peor que la crisis financiera de 2008 y la pandemia de covid-19, con unos costes sociales inaceptables que empujarían a millones de personas adicionales a la pobreza extrema.

"Los responsables de las políticas se han centrado en rebajar las presiones inflacionarias mediante políticas monetarias restrictivas con la esperanza de que los bancos centrales puedan lograr un aterrizaje suave y evitar una gran recesión, pero el remedio podría ser peor que la enfermedad", se señala.

Impacto de la subida de los tipos

El informe, elaborado en la Agencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) considera que los gobiernos no han aprendido la lección y están repitiendo las mismas políticas que fracasaron en la década de los setenta y los ochenta para contener la inflación, y que más bien llevaron a profundas crisis económicas.

"Cualquier creencia de que (los bancos centrales) serán capaces de bajar los precios gracias a unos tipos de interés más altos, sin generar una recesión, es imprudente", opinan los expertos.

Sus cálculos indican que la subida de los tipos de interés en Estados Unidos recortará 360.00 millones de dólares de los futuros ingresos de los países en desarrollo (excluyendo China).

El informe también alerta del riesgo de una crisis de deuda capaz de extenderse por los países en desarrollo. Al día de hoy, la mitad de todos los países de ingresos bajos y un tercio de los de ingresos medios tienen problemas de deuda soberana.

Otra característica de esta crisis es que no será localizada y ninguna región será ajena a sus consecuencias, aunque éstas serán más duras para los países con menores recursos.

Previsiones de crecimiento

La UNCTAD estima que el crecimiento de la economía global será del 2,5 % este año, menor al que pronosticó el Fondo Monetario Internacional (2,8 %), aunque las perspectivas empeoran en 2023, cuando se cree que la desaceleración será todavía más pronunciada (2,2 %).

Sobre la inflación, el informe explica que ha sido amplificada por las empresas que subieron sus precios para sacar mayores márgenes y aprovechar así de la recuperación global que se produjo una vez que el periodo agudo de la pandemia pasó, y de los negocios especulativos en torno a las fuentes energéticas.

La subida de precios es una preocupación grave, como lo indica un gráfico del informe en el que figuran 69 países con una población total de 2.100 millones de personas y que en junio de este año tenían una inflación de dos dígitos, frente a 23 países en esta situación hace un año.

La UNCTAD considera que subir los tipos de interés tendrá poco impacto en esos factores y que más bien conducirá a una fuerte corrección de los precios de las materias primas y activos, incluyendo las criptomonedas y los mercados inmobiliario y de metales.

Para los expertos de la ONU, los gobiernos deben considerar seriamente otros modos para controlar la inflación, como controles de precio en áreas estratégicas, la regulación de transacciones especulativas en mercados sensibles, el alivio de la deuda y ayudas para los grupos más vulnerables.