El temor a una interrupción del suministro de gas y petróleo ruso a Europa ha descontrolado los precios de ambas materias primas en los mercados de referencia para el Viejo Continente. En la última semana, desde el día anterior a que las tropas de Putin invadieran Ucrania, el gas se ha disparado más de un 80% y el petróleo un 20%. Este jueves, en el mercado de referencia para Europa, el TTF holandés, el gas ha llegado a rozar los 199 euros por megavatio-hora, un nuevo máximo histórico; mientras el barril de Brent se sitúa ha alcanzados los 120 dólares por barril, en niveles de hace 14 años.

Pese a que las sanciones no afectan a las empresas energéticas, muchas de ellas se están realizando 'autosanciones', es decir, han decidido dejar de comprar suministros a Rusia. Es el caso de Centrica, la propietaria de British Gas, que ha asegurado que abandonará sus acuerdos de suministro de gas con Rusia, según recoge Reuters, o de la lusa Galp, que anunció el miércoles la suspensión de “cualquier nueva compra de productos petrolíferos procedentes de Rusia o de empresas rusas”. 

A esto se une la negativa de la Organización de Países Exportadores de Petróleo ampliada (OPEP+), liderada por Arabia Saudí y Rusia, responsable del 40% de la oferta mundial de petróleo, a no cambiar su plan de subir ligeramente (a 400.000 barriles diarios) la oferta de crudo, pese a la escalada en los precios a raíz de la guerra de Rusia. Y el despliegue "inicial" de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) de 60 millones de barriles, el 4% de sus reservas, para tratar de aumentar la oferta, por cuarta vez en la historia de esta organización, tras 2011, 2005 y 1991.

Los movimientos de la cotización del gas y del petróleo no impactan directamente en el precio de venta de los carburantes y de la electricidad, pero sí en el de los mercados mayoristas de estos derivados. En el caso de la gasolina, que encadena un encarecimiento del 8,7%, el precio del medio litro se ha situado esta semana en los 1,608 euros, su quinto récord consecutivo, según datos del Boletín Petrolero de la UE. Mientras el diésel acumula un encarecimiento del 11% en lo que va de año, con un precio por litro de 1,496 euros, un 1,15% más que hace una semana.

El precio de los carburantes depende de múltiples factores, como los impuestos, el coste de la materia prima y de la logística y los márgenes brutos, de forma que el precio en sí del crudo solo supone alrededor del 40% del precio final. El Gobierno había anunciado en varias ocasiones su intención de elevar los precios del diésel para, así, reducir el consumo de los vehículos con combustible en favor de los eléctricos, pero el alza de precios por la guerra ha paralizado estos planes. "Ahora hay que pensar con mucho cuidado el modo de incorporar esa fiscalidad en un contexto de productos energéticos muy caros", ha respondido este jueves la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en una entrevista en Radio Nacional.

En el caso del precio de la electricidad en el mercado mayorista (el denominado 'pool') se mantiene por segundo día consecutivo rozando los máximos históricos del mes de diciembre, cuando superó por primera vez la barrera de los 200 euros. Este jueves, la electricidad se mantiene en el mismo nivel que el miércoles, con un precio de 340,70 euros por megavatio-hora. El mercado eléctrico se rige por un sistema marginalista según el cual la última tecnología en casar oferta y demanda es la que marca el precio para el resto. La última tecnología suelen ser los ciclos combinados --que queman gas natural--, pero sobre todo la energía hidráulica --que fija su precio en función del coste de oportunidad: ¿Qué supondría que no entrara la hidráulica?. Es decir, marca un precio muy similar al de los ciclos combinados. Por eso, uno de los principales objetivos del Gobierno es que la Comisión Europea desacople el precio del gas del mercado eléctrico.

El precio de la energía afecta directamente solo a los consumidores que están en el mercado regulado, con la denominada tarifa de Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC), aunque este sirve de referencia también para el resto de tarifas que acuerdan las comercializadoras de forma bilateral con sus clientes. Además, el precio de la energía solía suponer entorno al 30% de la factura de la luz, junto a un 20% para los impuestos y un 50% de los costes regulados. Ahora, con la reducción de los impuestos (IVA eléctrico del 10%, suspensión del impuesto del 7% sobre el valor de la producción e impuesto especial de la electricidad del 0,5% hasta el 30 de junio) y de los cargos, su peso es un poco más elevado.