La mañana siguiente a la erupción del volcán en La Palma el teléfono no paró de sonar en la Administración de Loterías 'La Bona Sort' de Terrassa, llevando las consecuencias de este fenómeno a más de 2.500 kilómetros del punto en el que la tierra se abrió.

El número 19.921 de la Lotería de Navidad llevaba colgado del cristal desde el mes de julio "sin mucho éxito", según cuenta a Efe Julia Antequera, dependienta de la administración, que recuerda cómo en una sola mañana no pararon de recibir llamadas y personas acercándose a la ventanilla hasta agotar los 1.710 décimos que había en el local: "A las tres ya no quedaba nada".

Los diez décimos restantes se vendieron en la administración de Javier Muñoz, en Valencia, que el mismo día de la erupción atendió casi 200 llamadas de clientes que querían hacerse con el 19.921, la fecha de la erupción, el 19 de septiembre del 2021.

Algo muy parecido a lo que ocurrió el año pasado con el número que coincidía con el día en el que se decretó el confinamiento o lo que está pasando también con el 80.121, casi agotado en todos los establecimientos por ser la jornada en la que comenzó el temporal Filomena.

"La gente cree que donde hay una desgracia, toca", explica Borja Muñiz, presidente de la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Lotería (ANAPAL), que prevé aumentar las ventas un 15% este año -unos 3.100 millones de euros en décimos y participaciones para el Sorteo de Navidad-, volviendo así a cifras previas a la pandemia.

Según la asociación, unos 24 millones de españoles jugarán para hacerse con 'El Gordo de Navidad' el próximo 22 de diciembre, lo que supone unos 150 millones de décimos vendidos en un sorteo que significa el 30 % de la recaudación anual de Loterías.

"La venta va mejor de lo que nosotros pensábamos", cuenta Angélica Segovia, que está tras la ventanilla de la administración de Buenavista del Norte, en Tenerife, en la que ya se han agotado terminaciones como el 5 o el 7, que son las que más éxito tienen todos los años, y en la que se vuelve a recuperar, poco a poco, el ritmo de antes de la pandemia porque por el pueblo "vuelven a pasar las guaguas de turistas".

La administración se ha convertido en uno de los principales atractivos del municipio después de dar el primer premio del Sorteo del Niño en 2013 y un quinto del Sorteo de Navidad en 2009, y se encarga de facilitar décimos a varios colectivos del pueblo, como la banda de música o la iglesia, que se lleva una serie entera: "Si sale número de la iglesia se hace rico todo el pueblo", bromea Segovia.

"Parece que nos estamos recuperando, pero todavía no estamos como antes", dice Jordi Sastre, que tiene una administración en Barcelona en la que no solo notó los efectos de la Covid, sino también del proceso independentista: "Cuando el referéndum hubo muchas personas y bares que tenían lotería y la devolvieron para perjudicar al Estado", explica.

Eso ocurrió el año 2017, cuando el número que se agotaba era el 00155 en referencia al famoso artículo de la Constitución, aunque en la administración de Sastre nadie pidió ni ese décimo ni el de la fecha en la que se proclamó la declaración unilateral de independencia de Cataluña.

Lamenta que, a pesar de la mejoría de este año, han perdido a muchos clientes mayores a causa de la Covid, además de bares y restaurantes que han cerrado. Asegura que la lotería y la hostelería "van de la mano" y compara ambos negocios: "La gente va a restaurantes llenos, igual que a administraciones en las que toca".

"He tenido que pedir que traigan más décimos ya cuatro veces", cuenta sorprendido Eduardo Anglés, que tiene su administración en Los Llanos de Aridane, a tan solo cuatro kilómetros del volcán de La Palma, y que se ha convertido en un punto de peregrinación al que acude a comprar gente de todos lados, algo que hizo que a principios de octubre, tan solo unos días después de la erupción, se quedaran sin los números que se les habían asignado.

"Todo el mundo quiere un número de La Palma este año", continúa Anglés, que esta semana ha preparado ya 60 sobres con décimos para enviar a todos los puntos de la geografía española, algo que piensa que ocurre porque "la gente va a comprar donde hay desgracias".

El lotero lamenta que muchos de sus clientes habituales hayan perdido sus casas después de "dos meses que parecen dos años" y espera que "El Gordo" lleve a la isla una "colada de millones" que sirva para reconstruir todo aquello que se ha llevado la de lava.