La Comisión Europea (CE) apuesta por mantener activada también durante 2022 la cláusula de salvaguarda de las normas de disciplina fiscal de la Unión Europea (UE), que congela de facto el control del déficit y la deuda para permitir que los países sigan gastando lo necesario para paliar el impacto de la COVID-19.

El Ejecutivo comunitario publicó este miércoles una serie de orientaciones sobre el rumbo que, a su juicio, debería tomar la política fiscal de los Veintisiete en los próximos meses y en ellas aboga por que los Gobiernos mantengan las ayudas a sus economías este año y el próximo.

"Nuestro mensaje claro es que el apoyo fiscal debería continuar tanto tiempo como sea necesario. Basándonos en nuestras indicaciones actuales, la cláusula de salvaguarda debería seguir activa en 2022 y ser desactivada en 2023", dijo en un comunicado el vicepresidente económico de la CE, Valdis Dombrovskis.

La Comisión activó en marzo pasado por primera vez en su historia esta cláusula, que permite a los países desviarse temporalmente de las metas de déficit y deuda que exigen las normas para que presten un ingente apoyo fiscal, es decir, con medidas de gasto público, como subsidios, o de reducción de impuestos.

Aunque la decisión definitiva no se tomará hasta que se publiquen nuevas previsiones económicas europeas a principios de mayo y tras consultar con los Estados, la Comisión avanzó hoy que esta decisión dependerá de una evaluación del estado general de la economía.

Y el criterio clave sería la comparación del nivel de actividad económica logrado con respecto al nivel previo a la pandemia, a finales de 2019.

Según las últimas proyecciones de Bruselas, la economía europea no recuperará estas cotas hasta mediados de 2022, y no en todos los países, de ahí que se apueste por mantener suspendidas las normas el ejercicio próximo.

La Comisión avanza además que, una vez se reactiven, se tendrá en cuenta la situación específica de cada país, de modo que si un Estado no ha recuperado su nivel de actividad previo a la crisis "se usará toda la flexibilidad dentro del Pacto de Estabilidad y Crecimiento" al fijar su senda fiscal.

En cuanto a la revisión general de estas normas, paralizada por la pandemia, la Comisión indicó que el debate se retomará "una vez que la recuperación se asiente".

Evitar la retirada prematura

Pese a que la vacunación arroja cierta esperanza en el horizonte de la economía europea, las nuevas variantes de covid-19 y las persistentes restricciones suponen un riesgo para una recuperación que se espera comience en el segundo trimestre.

En este contexto, Bruselas insiste en evitar una retirada prematura de las ayudas.

"Está claro que en 2022 el apoyo fiscal aún será necesario: mejor errar por hacer demasiado que por hacer muy poco", insistió el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.

Una vez que la situación sanitaria mejore, Bruselas llama a transitar gradualmente hacia un apoyo más específico y enfocado en la recuperación, que tenga la sostenibilidad fiscal a medio plazo y el impacto del fondo de recuperación europeo.

La Comisión recuerda que los 312.500 millones de euros en subvenciones que concederá -de los que a España será primera beneficiaria con casi 70.000 millones- permitirán a los países dar un apoyo "sustancial" a sus economías sin aumentar el déficit y la deuda nacionales.

Y en este sentido, subraya que los Gobiernos deberían usarlo para complementar la inversión nacional con inversiones adicionales "productivas y de alta calidad", que deberían impulsar el crecimiento "en particular cuando se combinan con reformas estructurales".