La crisis sanitaria ha sido una de las responsables del retroceso del consumo de los hogares durante el año pasado, aunque se prevé que a lo largo de 2021 este gasto se recupere y avance un 3,4% respecto a 2020, según un informe de BBVA Research. 

Parte de este incremento es consecuencia de los modelos socioeconómicos que existen, los cuales influyen en que la sociedad compre y contrate productos y servicios de manera excesiva e innecesaria.

Para Greenpeace, esta práctica es una de las principales causantes de muchos problemas medioambientales a los que se enfrenta el planeta. Para acabar con esto, entidades públicas y privadas han comenzado a concienciar sobre un modelo de consumo responsable. 

Es el caso de Ecoembes que, junto con la Asociación General de Consumidores, tiene en marcha la campaña “Consumidores Responsables” con el objetivo de visibilizar el papel de la ciudadanía para lograr una mejora social y económica. Todo ello a través de este modelo de “comprador”.

Ser un consumidor responsable significa tener una actitud comprometida y reflexiva, que intenta minimizar el impacto negativo sobre el medioambiente de su actividad diaria”, explican fuentes de Ecoembes.

Para ello, desde la organización medioambiental aseguran que “no requiere de grandes esfuerzos” y simples gestos diarios como elegir opciones de movilidad sostenible y colectiva antes que el coche propio, darnos una ducha en lugar de un baño o fijarse en el etiquetado de los productos y elegir aquellos que cuentan con envases reciclados son algunos de los cambios que se pueden incorporar en nuestros hábitos de consumo. 

“Es vital incorporar a nuestro día a día una serie de hábitos que contribuyan a dejar atrás la sociedad consumista del ‘usar y tirar’ y pasemos a ser una sociedad basada en los principios de la economía circular, en la que los residuos son considerados recursos y todo se reaprovecha”, señalan. 

En este sentido, la organización asegura que la sociedad española “no duda en aportar su granito de arena” para contribuir a la mejora del medioambiente y no sólo reclama cambios en las leyes y productos que consumo, sino que actúa en consecuencia. 

Un ejemplo de ello son los más de dos millones y medio de ciudadanos que incorporaron nuevas conductas sostenibles a su rutina diaria durante los meses del confinamiento, según explican desde Ecoembes. 

Un consumidor responsable no implica ser solo sostenible

Además del aspecto medioambiental, el consumo responsable va más allá y así lo asegura Rubén Sánchez, secretario general de Facua, quien hace hincapié en que esta mera vinculación a la sostenibilidad es un error. 

“Por supuesto que forma parte de este modelo de consumo pero también lo es el saber elegir, ahorrar, no gastar más de la cuenta, no caer en la publicidad, formar parte de un movimiento de consumidores. Nosotros englobamos todo esto, no solo el factor de la sostenibilidad”, señala el experto.

En este sentido, Sánchez explica que también hay que tener en cuenta el factor calidad-precio, así como la relación que tienen las empresas con sus empleados o en sus cadenas de producción evitando aquellas que, por ejemplo, realizan explotaciones en el tercer mundo. 

Por otro lado, el trato al consumidor es otro de los elementos que, desde el punto de vista del experto, hay que tener en cuenta y que “a lo mejor se puede relacionar más con el discurso de Facua sobre consumo crítico, combativo y reivindicativo”, asegura.

Elegir una compañía que no realice abusos de forma frecuente y que no tenga denuncias por irregularidades también forma parte del modelo de consumo responsable. Para ello, hay que consultar las informaciones que trascienden sobre la compañía, las denuncias que tiene o las experiencias que nos puedan trasladar nuestros conocidos. 

Además, visibilizar en nuestras redes sociales o en nuestro entorno los problemas que tengamos con alguna organización a la hora de comprar o contratar un producto y servicio “también es asumir el papel de consumo responsable y crítico”, asegura Sánchez. 

Para el experto, a nuestro modelo socioeconómico le interesa un consumidor compulsivo e irracional, por lo que “con este modelo no solo el consumidor ahorra, resuelve sus problemas y reduce la contaminación, sino que también contribuye a poner su granito de arena para cambiar la situación y que las empresas sean más serias”.