Airbus perdió 1.133 millones de euros el pasado año, sacudido por la crisis del coronavirus que está afectando de forma particular al sector de la aviación, aunque ese resultado fue menos malo que el de los 1.362 millones de euros negativos en 2019 debido a diversas provisiones excepcionales.

Las pérdidas del grupo europeo en 2020 incluyen, en particular, un resultado financiero negativo de 620 millones de euros, así como los costos de un préstamo de OneWeb, explicó la empresa este jueves en un comunicado.

El resultado neto operativo (Ebit) también presentó un balance negativo de 510 millones de euros el pasado año, comparados con los 1.339 millones positivos del ejercicio precedente.

El Ebit refleja la evolución de los diferentes negocios del grupo. En la división de aviones comerciales, que es con diferencia la más importante, cayó a números rojos con 1.330 millones de euros, comparados con los 1.794 millones positivos de 2019.

En la de defensa y espacio pasó a 408 millones de euros en 2020 tras haber sufrido un resultado neto operativo de -881 millones el año anterior; y en la de helicópteros subió un 10% hasta 455 millones.

Algo parecido ocurrió con la facturación, que en conjunto se redujo un 29% hasta 49.912 millones de euros. En los aviones comerciales los ingresos se hundieron un 37% a 34.250 millones de euros. La caída fue muy limitada en la actividad de defensa y espacio (-4% a 10.446 millones de euros) y en la helicópteros el volumen de negocios incluso aumentó un 4% a 6.251 millones.

La explicación de todo eso está, en primer lugar, en que como consecuencia del parón de todo el sector aéreo por el coronavirus, sus entregas de aviones se redujeron en un 34% a 566 unidades. Más todavía disminuyeron los pedidos netos conseguidos, al quedarse en 268 aeronaves, frente a las 768 de 2019.

El negocio de los helicópteros se vio respaldado por una serie de encargos gubernamentales y el de la defensa de forma muy especial porque Alemania firmó en noviembre la compra de 38 cazas Eurofighter.

La situación comercial tiene su reflejo en el valor que Airbus atribuye a sus pedidos pendientes, que a fecha del pasado 31 de diciembre era de 373.000 millones de euros, comparados con los 471.000 millones un año antes.

En ese cambio pesa mucho el hecho de que los nuevos encargos de aviones fueron en 2020 muy inferiores a los de entregas, pero también a la depreciación del dólar (es la moneda en la que se hacen casi todas las transacciones en el sector) respecto a la moneda única europea y a la reevaluación de toda la cartera con las nuevas circunstancias.

A diferencia de lo que había ocurrido en los años anteriores, Airbus no consideró necesario establecer una nueva provisión por su avión de transporte militar A400M, que se ensambla en Sevilla.

Tampoco estima oportuno por el momento realizar nuevos ajustes de producción y de plantilla, como los que había tenido que anunciar la primavera pasada tras el estallido de la crisis del coronavirus.

En cualquier caso, Airbus advirtió de que "dado el entorno global del negocio", este año no repartirá dividendos, una decisión que justifica para reforzar la resiliencia financiera de la empresa al evitar la salida de efectivo y "respaldar su capacidad para adaptarse conforme evolucione la situación".

En cuanto a las perspectivas, y partiendo de la suposición de que no haya nuevas disrupciones ni en la economía global, ni en el tráfico aéreo, ni en sus operaciones internas, su objetivo para 2021 es entregar el mismo número de aviones comerciales que en 2020 y un resultado neto ajustado de 2.000 millones de euros.

Es decir, por encima de los 1.706 millones de euros del pasado ejercicio, pero muy por debajo de los 6.946 millones obtenidos en 2019.