El precio de los carburantes ha encadenado esta semana su décima alza consecutiva, con un repunte de hasta el 0,24%, y acumula un encarecimiento de hasta el 9,3% desde principios de noviembre.

En concreto, el precio medio del litro de gasolina ha subido un 0,24% respecto a la semana anterior, para situarse en los 1,227 euros, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press.

Por su parte, el precio del gasóleo se ha encarecido un 0,18% esta semana, también en su décima subida consecutiva, para elevarse hasta los 1,108 euros el litro.

Desde la segunda semana de noviembre, el precio del gasóleo acumula una subida del 9,3%, mientras que en el caso de la gasolina es casi un 7,4% más caro.

Además, el precio de ambos carburantes se consolida así en máximos desde marzo, cuando empezó a descender en pleno confinamiento por la crisis sanitaria del Covid-19.

Este incremento en el precio de la gasolina y del gasóleo ha ido de la mano de una recuperación en los precios del petróleo. Así el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves por encima de los 58,6 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a casi 56 dólares, precios por encima de los de hace una semana.

De esta manera, los carburantes consolidan las subidas que ya empezaron a registrar a lo largo del periodo estival, con incrementos desde el pasado mes de mayo, cuando descendieron a mínimos por el desplome registrado durante el confinamiento por el coronavirus.

Hasta un 14,4 más caro

Con esta nueva subida, el litro de gasolina se mantiene en torno a un 14,4% más caro frente a esos mínimos de mayo, mientras que en el caso del gasóleo su precio es un 13% superior.

No obstante, la gasolina sigue estando más barata en España respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,349 euros y 1,403 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,218 euros en la UE y 1,242 euros en la eurozona.

El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.