De media, un bebé llora entre dos y tres horas al día. Con su llanto expresa hambre, sueño, que necesitan eructar... Descifrar el mensaje supone un auténtico reto para los padres, sobre todo para los primerizos.

A punto de ser madre de su primer hijo en 2016, a Ana Laguna Pradas le entró la duda de cómo iba a entender al recién nacido. La incertidumbre hizo saltar la chispa y la empujó a buscar una solución más allá de pedir consejo a familiares o amigos. Su profesión prendió la mecha. Como científica de datos, conocía los avances en el análisis de la comunicación de animales, como los cantos de ballenas o pájaros, con inteligencia artificial (IA) y deep learning. Solo había que unir los puntos: "Si se hace con otros seres vivos, ¿por qué no con nuestros bebés?", se preguntó.

Se puso manos a la obra, partiendo de investigaciones sobre el análisis del llanto infantil que establecen diferencias acústicas para el hambre o sueño. Es decir, un bebé no llora igual en cuanto a timbre, inflexiones o volumen, si quiere comer o dormir. Analizando la señal de audio podían detectarse estas diferencias, y ahí entra en juego el súper poder de Laguna, que hace realmente novedoso su planteamiento: el uso de "herramientas muy potentes de inteligencia artificial que nos ayudan a llegar mucho más lejos en la interpretación".

Su baja de maternidad incluyó cambios de pañales, noches en vela y el desarrollo de un primer algoritmo con el que identificar las emociones y necesidades de su recién nacido.

Detonar el emprendimiento

El proyecto, surgido como "un hobby", fue directo al cajón. La serendipia lo activa dos años después, cuando su socio en Zoundream y CEO de la empresa, Roberto Iannone, lo descubre de forma fortuita y encaja con sus planes. Este italiano afincado en Suiza acababa de ser padre y se hallaba en un proceso de búsqueda similar al que ella había vivido. "Conocernos fue el detonante número uno: él apoyaba las partes de negocio que a mí me hacían falta y yo las partes tecnológicas que él necesitaba, tanto la técnica como del dato", explica.

Tras cerciorarse de que salían las cuentas, ambos deciden dejar sus respectivos trabajos en grandes empresas -ella, Data Scientist en BBVA y él, Customer Operations Lead en Syngenta- y emprender en algo innovador, con "impacto social" y "potencial económico". En 2019, con la inversión de la firma de venture capital Loyal VC, Zoundream se establece definitivamente como empresa.

El software que esta startup ha desarrollado detecta los patrones acústicos del llanto, que contrasta con su base de datos para asignar un resultado correcto de entre las posibilidades preestablecidas, delimitadas en cinco: hambre, sueño, gases, dolor e incomodidad. "Nos centramos en emociones básicas, que van de los cero a los seis meses, porque es cuando de verdad es un llanto inocente en el que se intentan comunicar", detalla Laguna. Esta clasificación procede de la "cantidad tremenda" de datos de llantos recolectados en los últimos años y está validada científicamente por su equipo de asesores médicos, compuesto por una neuropsicóloga y una pediatra.

El proyecto se encuentra todavía en fase de perfeccionamiento, aunque ya han conseguido que el envoltorio ideado para el software, una especie de altavoz azul que envían a las familias voluntarias, sea pionero en el mundo: es el primer dispositivo para traducir el llanto de bebés basado en deep learning y reconocimiento de audio. El aparato "está encendido y se activa cuando escucha el llanto de un bebé, lo registra y lo envía", detalla la cofundadora. Una pantalla da el feedback a los padres sobre cuál de las cinco necesidades está expresando.

A la venta en 2021 o 2022

El objetivo es continuar con el testeo para afinar al máximo la precisión del algoritmo y la experiencia de usuario, respaldados por la ronda de financiación de 550.000 euros que acaban de cerrar, y comercializar su tecnología a finales de 2021 o a comienzos de 2022. Porque no venderán el actual dispositivo, sino su software integrado en hardware de terceros: "Desde un reloj hasta una cuna o cualquier dispositivo de niños que tengamos en casa", explica. ¿El precio? Podría oscilar entre 120 y 200 euros, según las funcionalidades y el tipo de producto.

En paralelo, Zoundream ha abierto nuevas vías de investigación centradas en la aplicación de su traductor en el ámbito clínico. En concreto, en la detección precoz de desarrollos atípicos, para ver si se pueden descubrir ciertas patologías o trastornos, como el autismo. Los fundadores confían en alcanzar en los próximos años una fuente de información relevante sobre la salud de los recién nacidos. Y los primeros análisis abren una ventana de posibilidades, ya que según indica Laguna, "constatan que estos llantos también son diferentes acústicamente".