El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado este jueves un paquete de medidas extraordinarias para tratar de paliar los efectos del coronavirus en la economía europea. La autoridad monetaria ha aprobado un programa excepcional de compra de activos por valor de 120.000 millones de euros hasta el final del año, que se sumarán a los 20.000 millones de euros de adquisiciones actuales de deuda pública y privada. Además, lanzará unas inyecciones de liquidez extraordinarias hasta junio para aportar a los bancos todo los recursos que pidan a un interés del -0,5% (devolverán menos de lo que reciban) y suavizará las condiciones de las subastas de liquidez ya previstas para el periodo comprendido entre junio de este año y junio del 2021.

El área de supervisión bancaria de la institución, asimismo, ha decidido que las entidades financieras podrá hacer uso de los colchones de capital y liquidiez que les obliga a reservar la normativa, entre otras medidas destinadas a que mejoren la financiación de la economía. Los tipos de referencia permanecerán en los niveles actuales, en el 0% que llevan desde marzo del 2016, mientras que la facilidad de depósito (el interés que se impone al dinero que los bancos depositan en la institución) seguirá en el -0,5% en que se situaron en septiembre.

La crisis sanitaria ha desbaratado los planes de la autoridad monetaria del euro. Tras aprobar un nuevo plan de estímulo económico en septiembre en una de las últimas decisiones tomadas bajo la batuta de Mario Draghi y tras una inusitada controversia interna, los analistas esperaban que el organismo no adoptara grandes medidas adicionales este año. De hecho, Lagarde lanzó el pasado enero la primera revisión de la estrategia de política monetaria del BCE en 16 años, que preveía concluir en noviembre o diciembre, y se esperaban pocas novedades hasta entonces.

Como en el 2008

Las medidas del BCE llegan un día después de que trascendiese que su presidenta, Christine Lagarde, advirtió a los líderes europeos en la videoconferencia que mantuvieron el martes de que la pandemia de coronavirus amenaza con provocar una crisis semejante a la de la Gran Recesión del 2008 en ausencia de una respuesta urgente y coordinada. "(Salvo que se adopten medidas decididas) veremos un escenario que nos recordará a muchos de nosotros al de la Gran Crisis Financiera del 2008", alertó la francesa, según reveló a la agencia 'Bloomberg' una fuente conocedora del encuentro. Si las autoridades no actúan de forma valiente, mantuvo, se corre el riesgo de que se produzca un "colapso de parte" de las economías europeas, pero si la respuesta es adecuada el 'shock' probablemente sea temporal.

El objetivo de Lagarde era urgir a los Gobiernos a dejar las dudas atrás. De hecho, alabó las iniciativas adoptadas en algunas áreas, pero advirtió de que eran necesarias más. Desde mucho antes del estallido de la crisis sanitaria, el BCE viene alertando a los países y a Bruselas de que el margen de la política monetaria para estimular una economía europea que renquea desde mediados del 2018 es cada vez más escaso y que era el momento de activar iniciativas de estímulo fiscal. El coronavirus ha elevado la necesidad de estas acciones de gasto presupuestario.

El mercado contaba con que la autoridad monetaria del euro tomara medidas este jueves, tras la escalada de contagios en Europa y después de que la mayoría de los bancos centrales, incluidos la Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra, haya adoptado estímulos de forma urgente y sin esperar a sus encuentros programados. El problema es que, tras las iniciativas excepcionales que tomó el pasado septiembre, la institución europea tiene menos margen de actuación que la mayoría de sus homólogas. Lagarde, de hecho, advirtió a los líderes europeos el martes de que las iniciativas que tomase el BCE solo serán efectivas si los Gobiernos actúan también para garantizar que los bancos sigan prestando a las empresas en las zonas afectadas.