El sector agrícola ha elevado el tono por la crisis que atraviesa y ha mostrado músculo esta semana con manifestaciones multitudinarias, una movilización que prevé mantener durante las próximas semanas con nuevas protestas por todo el país.

El movimiento está encabezado por las principales organizaciones agrarias (Asaja, COAG y UPA), que este viernes lo han calificado de "éxito rotundo" tras concentrar a cerca de 35.000 personas en 14 puntos de cinco comunidades autónomas durante los últimos días.

Los convocantes de la protesta -bajo el lema 'Agricultores al límite'- han considerado que este "clamor" no puede "ser ignorado" y han avanzado que la próxima semana habrá manifestaciones en las provincias de Santander, Toledo y Madrid; a la siguiente será el turno de Córdoba, Málaga y Granada.

Las manifestaciones se vieron salpicadas por los incidentes violentos de Don Benito (Extremadura) el miércoles, enfrentamientos que se saldaron con 19 heridos leves, en su mayoría policías, y que han sido condenados por las propias organizaciones agrarias.

Detrás de la indignación que recorre el campo se encuentra la falta de rentabilidad de muchas explotaciones, víctimas de una "tormenta perfecta" que entremezcla los bajos precios, la aprobación de aranceles en Estados Unidos que afectan a productos agroalimentarios españoles y el incremento de los costes de producción, entre otros factores.

La principal queja pasa por los precios, ya que los agricultores denuncian cobrar un valor ínfimo en comparación con el que el consumidor paga en el supermercado, reflejo de los "desequilibrios" de la cadena agroalimentaria.

Ocurre con las patatas, que se pagan hasta ocho veces más caras de lo que recibe el agricultor (de 15 céntimos a 1,2 euros el kilo); las naranjas, que multiplican por siete su valor (de 23 céntimos a 1,55 euros); o el pollo, que triplica su precio (de 82 céntimos a 2,82 euros).

Crisis agravada por la subida del SMI

La subida de los costes en el campo se ve agravada, según las organizaciones agrarias, por el reciente incremento en 50 euros al mes del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), argumento que no comparten los sindicatos ni tampoco el Gobierno, y que ha sido motivo de rifirrafe entre partidos políticos esta semana.

Los representantes de los agricultores recuerdan que en España la mayor parte de la actividad se desarrolla en explotaciones profesionales donde, incluso en el caso de las más pequeñas, "se necesita mano de obra", aunque sea de forma puntual y estacional a lo largo de las campañas.

Desde el Ejecutivo, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se ha mostrado conciliador al calificar de "legítima" la protesta y ha abogado por mejorar la Ley de la Cadena -dirigida precisamente a evitar los desequilibrios entre agricultores, industria y supermercados-, a la vez que defiende una mejor organización del sector para ganar peso en las negociaciones.

El calendario de manifestaciones ha pasado este viernes por Ávila, donde cerca de 300 agricultores y ganaderos se han concentrado contra la "grave crisis" que atraviesan.

Con 'El campo en pie de guerra' como lema, los participantes han hecho sonar silbatos y cencerros y sus portavoces han criticado la actitud de los políticos por presumir de defender el sector en campaña electoral y después no trabajar por él.