CaixaBank ha terminado 2018 ganando un 17,8% más que el año anterior. La entidad ha conseguido un beneficio de 1.985 millones de euros gracias a la reducción de dotaciones, la mayor aportación del portugués BPI y al crecimiento de los ingresos del negocio bancario.

Jordi Gual, presidente de CaixaBank, ha restado importancia al castigo de los mercados a la entidad y ha asegurado que los inversores, para los que la compañía no ha cumplido las expectativas, reconocerán a largo plazo su esttrategia.

"Los acontecimientos a muy corto plazo del mercado de valores deben ponerse en su contexto relativo", ha apuntado Gual en una rueda de prensa ofrecida en Valencia, ciudad a la que la entidad traslado su sede tras el 1-O. El presidente de CaixaBank ha calificado de "brillante" la ejecución del plan estratégico de los últimos cuatro años, en los que el banco ha logrado mejorar su rentabilidad o reforzar su liderazgo comercial.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha comentado que la entidad ha hecho "un ejercicio de responsabilidad" al reconocer que la situación económica "todavía es complicada", y ha considerado que posiblemente esta manera de comunicar, "muy abierta y muy honesta", tenga "algo que ver con la reacción del mercado".

Los directivos, pues, sostienen que 2018 ha sido un "buen año" para CaixaBank, un ejercicio en el que la entidad ha vendido su negocio inmobiliario a Lone Star, ha alcanzado una participación del 100 % en BPI y ha acordado desprenderse del 9,36 % que mantenía en Repsol.

En un contexto de bajos tipos, el banco ha conseguido aumentar sus ingresos 'core', es decir, los vinculados al negocio bancario, que han sumado 8.217 millones, un 4,2 % más, y ha mejorado su rentabilidad hasta el 9,3 %.

También ha reducido la morosidad, que se sitúa en el 4,7 %, y ha aumentado el crédito bruto a la clientela, los recursos de clientes y los recursos en balance. No obstante, los activos bajo gestión se sitúan en 93.951 millones, un 2,7 % menos que a cierre de 2017, debido principalmente a la caída de valor del mercado.

Con vistas a 2019, el principal reto de CaixaBank pasa por alcanzar un acuerdo con los sindicatos para reducir su plantilla en 2.157 personas y cerrar cerca de 800 oficinas urbanas.

El consejero delegado ha asegurado que la dirección "se dejará la piel" para intentar cerrar un acuerdo con la representación sindical, a la que ha reclamado el mismo esfuerzo por el bien del grupo.

"Vamos a hacer todo lo posible y lo imposible para llegar a un acuerdo con los sindicatos y esperamos que ellos también lo hagan, porque es por el bien de la compañía y de sus 36.000 empleados", ha declarado Gortázar, que ha evitado concretar el coste que tendrá el ERE alegando que aún "es prematuro avanzar cifras".

A este respecto, Jordi Gual ha recordado que el grupo ha llegado a acuerdos en el pasado en otros procesos de reestructuración de plantilla y ha confiado en que también será así en esta ocasión: "Nuestra trayectoria nos avala", ha subrayado.

Gonzalo Gortázar, por otro lado, ha explicado que en CaixaBank están centrados en su crecimiento orgánico y que no tienen prevista ninguna operación de adquisiciones en los próximos años.

"Queremos hacer crecer BPI y no tenemos en nuestro plan ninguna operación corporativa", ha incidido.

De hecho, Jordi Gual ha indicado que Caixabank quiere "replicar" su modelo de empresa y de negocio al banco BPI de Portugal tras haber adquirido el cien por cien del capital de esta entidad.

CaixaBank también ha anunciado hoy que abonará un 13 % más de dividendo a sus accionistas con cargo a los resultados de 2018, dado que ha elevado el importe del dividendo complementario.

Además, ha avanzado que a partir del actual ejercicio, el de 2019, distribuirá el dividendo en un único pago, en lugar de los dos abonados hasta ahora.