Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) celebraron hoy la decisión de China de terminar con el tipo de cambio fijo del yuan con respecto al dólar y permitir la fluctuación de su moneda.

"Recibimos positivamente la decisión de China de aumentar la flexibilidad de su tipo de cambio", dijo en un comunicado el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, poco después del anuncio, que hizo el Banco de China en una declaración en su página de internet, en chino e inglés.

"La aplicación enérgica (de la medida) haría una contribución positiva a un crecimiento mundial robusto y equilibrado", añadió.

En la misma línea se manifestó el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, quien calificó la decisión como "un acontecimiento muy positivo".

"Un renmimbi (yuan) más fuerte está en línea con las conclusiones del Proceso de Evaluación Mutua del G-20, que será presentado en Toronto la próxima semana" durante la cumbre de dicho grupo, dijo el jefe del Fondo, en referencia a la próxima cumbre presidencial del Grupo.

Strauss-Kahn afirmó que la apreciación de la moneda china "contribuirá a elevar los ingresos de los hogares chinos y a dar los incentivos necesarios para reorientar la inversión hacia industrias que se dirigen al consumidor chino".

Tanto Estados Unidos como el FMI han presionado a Pekín para que permita la apreciación del yuan, que mantiene desde julio de 2008 la misma paridad con respecto al dólar.

En su declaración, el Banco de China informó de que en vista de la recuperación de la economía mundial y del propio país asiático, elevará la "flexibilidad" de la tasa de cambio, aunque descartó "una apreciación a gran escala".

La moneda china se ha apreciado un 9 por ciento en los últimos dos años frente a una canasta de divisas, aunque casi la mitad del cambio se debe a la reciente bajada del euro.

El tema de la tasa de cambio de China se anticipaba como uno de los más espinosos de la cumbre del G-20, ya que Estados Unidos y otros países se quejan de que Pekín mantiene su moneda artificialmente baja para abaratar sus exportaciones.

El Congreso de Estados Unidos ha sido particularmente crítico y un grupo de legisladores actualmente impulsa un proyecto de ley para imponer sanciones a China por su política cambiaria.

El departamento del Tesoro debe determinar si Pekín manipula o no el valor de su moneda, en un informe que tenía que haber entregado al Congreso en abril, pero que Geithner ha aplazado hasta después de la cumbre del G-20.

Eso no impidió que en una audiencia celebrada la semana pasada ante el Congreso, el secretario del Tesoro dijera que las medidas de China para evitar la apreciación de su moneda generan distorsiones en todo el planeta e impiden el reajuste de la economía mundial.

El FMI, por su parte, afirma que la subida del valor de la divisa china es necesaria para un crecimiento mundial más equilibrado, de forma que el país asiático no vuelva a acumular grandes superávit comerciales y Estados Unidos grandes déficit, una situación que alimentó la crisis financiera.