Pocas ciudades como Murcia se pueden permitir el lujo de tener un clima primaveral durante gran parte del año. Si bien es cierto que en época estival el astro rey se disfraza a veces de enemigo, durante casi trescientos días al año se convierte en su mejor aliado.

Una ciudad sin apenas una cuesta y con un clima así es el maridaje perfecto para convertirse en un ejemplo de ciudad verde, aunque lamentablemente los datos a veces se empeñan en ponernos frente a un espejo. Sin duda hay camino aún por recorrer, pero merecerá la pena.

La proliferación de carriles bici y la apuesta de Murcia Río deberían ser argumentos suficientes para seguir apostando por una nueva forma de entender la ciudad. Solo falta que el transporte público se convierta en una de las señas de identidad de ella.

Descubriendo la 'otra' Murcia

Pero Murcia es mucho más que su fantástica Catedral y su maravilloso entorno, desde Platería a la Plaza del Romea, desde Trapería a la Plaza de las Flores, desde su Glorieta hasta su ‘Tontódromo’, como se conoce popularmente al paseo de Alfonso X. Hoy vamos a intentar descubrir la ‘otra’ Murcia.

Empezaremos nuestra ruta por uno de los lugares ‘sagrados’ para los murcianos y murcianas, su Santuario de la Fuensanta, quizás el balcón más bonito de toda la vega murciana. Por cierto, tomarse una típica marinera y una cerveza en su popular bar ‘Quitapesares’, con la ciudad a tus pies, al aire libre en un día soleado de noviembre, enero o marzo, es un lujo al alcance de muy pocas ciudades de España.

Si queremos pasear entre bosques de pinos y miradores, no es necesario seguir buscando. Subir hasta su famosa Cresta del Gallo y asomarse a los diferentes balcones que hay sobre la ciudad se convierte en algo más que un paseo en medio de la naturaleza. Desde el ‘Relojero’, una hora y media andando desde el aparcamiento, los días claros se ve el mar. Otra alternativa son sus Pozas de la Rambla del Puerto de la Cadena, bajo la falda del Castillo del Puerto.

Desde aquí nos dirigiremos hasta el Castillo de Monteagudo. Lástima que su restauración y puesta en valor lleve décadas de retraso. Quizás si en vez de invertir en obras faraónicas hubiéramos destinado una pequeña parte de esas fortunas despilfarradas en recuperar nuestro extenso y olvidado patrimonio histórico... Aunque, como dice el refrán, ‘Nunca es tarde si la dicha es buena’, quizás ahora podríamos estar hablando de competir con otras grandes ciudades. Antes de ir, infórmese en la Oficina de Turismo.

El paseo en bici más agradable del Mediterráneo

Otra alternativa más que saludable es, sin duda, hacer una pequeña ruta en bicicleta por el que quizás sea, como un día lo bauticé, «el paseo en bici más agradable del Mediterráneo». Arranca desde uno de los símbolos de la ciudad, ‘El Malecón’, y por toda la orilla del río Segura se llega hasta La Contraparada en menos de una hora en bicicleta. Una lástima que el Centro de Visitantes que allí encontramos no tenga establecido un horario y esté casi siempre cerrado.

La vuelta la haremos pasando por una de las Norias emblemáticas de la Región de Murcia, la Rueda de la Ñora. Por cierto, unos quinientos metros antes de llegar a ella, a nuestra izquierda, dejaremos la Fábrica de la Pólvora, un lugar que está llamado a convertirse en uno de los mayores recursos turísticos de la ciudad de Murcia. Podría llegar a ser, por ejemplo, el mayor Jardín Botánico del mediterráneo. En cambio yace allí, dejado de la mano de Dios, deambulando entre el olvido y el deterioro. Ojalá algún día las administraciones se pongan de acuerdo y pongan en valor un auténtico diamante en bruto.

Tras dejar la Rueda de la Ñora, retornaremos a Murcia por la orilla de la acequia La Aljufia, un paseo de apenas diez minutos que parece sacado de un cuento de dibujos animados. A la izquierda, la figura esbelta y majestuosa de Los Jerónimos. A la derecha, el recién recuperado Molino de la Pólvora (1413). Aquí párese un momento y simplemente disfrute. A apenas diez minutos, y de nuevo por la orilla del río, llegaremos a la ciudad. La entrada a Murcia por esta zona es quizás la entrada más bonita.

La ciudad de Murcia

Visitar el Museo Salzillo no solo es obligatorio, sino que, cuando uno se encuentra frente a estas imágenes, entiende el por qué de su fama y prestigio. De aquí nos dirigiremos a la Catedral de Murcia, y la mejor forma de llegar a ella es sin duda por la Glorieta, sede del Ayuntamiento. Cuando sus fuentes y flores revientan los rayos del sol en primavera, otoño o invierno, se convierte en una imagen de postal.

A las espaldas del Ayuntamiento, espera llena de vida y de magia la Plaza Belluga. A quienes la conocemos de toda la vida no deja de sorprendernos cada día. Aquí se encuentra la Oficina de Turismo, entren y ellos mejor que yo les informarán de lo que hay por fuera, pero sobre todo por dentro de la Catedral, incluida la leyenda de la cadena que rodea la Capilla de los Vélez.

Antes de empezar a tapear, es obligatorio acercarse al Casino de Murcia. No se preocupen, no estamos hablando de otra casa de apuestas, sino de uno de los edificios más emblemáticos del arco mediterráneo. Su interior es tan majestuoso como deslumbrante, quienes lo han visto, nunca lo olvidarán.

Ya estamos tocando el final de este recorrido, y qué mejor que dedicarlo a la gastronomía. Este año Murcia se había convertido en Capital Gastronómica. Por culpa de la situación sanitaria no hemos podido disfrutar de ella, pero en el año 2021 volverá a ostentar esta condición, y, sin duda, se lo tiene merecido. Su popular tapeo es quizás de los mejores de todo el levante español.

La Plaza de las Flores simboliza mejor que ningún otro lugar el auge de la gastronomía en la ciudad. Si vienen a Murcia en primavera, otoño e invierno, comprobarán que «uno puede respirar su luz». Y si me apuran, saborearla.

Dónde está Murcia