El único problema que tengo para escribir de Moratalla, este rincón del noroeste murciano, es que solo dispongo de apenas un par de páginas para hablar de él. Pocos enclaves del Mediterráneo disponen de tantos recursos en un radio de unos pocos kilómetros.

Desde su impresionante paraje de Bolvonegro hasta uno de los balcones naturales más impresionantes de la Región, donde Casa de Cristo duerme cada noche de la mano de su Centro de Interpretación de Arte Rupestre. Desde el maravilloso paraje de la Puerta hasta sus Cuevas de Zaén. Y es que si algo destaca en Moratalla es que es cien por cien natural.

«Desde el primer día que pisé Madrid, siempre soñé con volver a mi pueblo», me dice orgulloso, y con las palabras entrecortadas recordando aquellos años que su vida laboral le llevó hasta la capital de España, Jesús Amo, alcalde de la ciudad de Moratalla.

Paraje La Puerta: el paisaje perfecto

No hace falta subir a Navarra o Aragón para encontrar un rincón tan frondoso y lleno de vida. La Región de Murcia tiene varios secretos escondidos, y este es uno de ellos.

Subir río arriba, pasear por sus senderos o simplemente sentarse en el restaurante del camping La Puerta a comerse un arroz en plena naturaleza mientras el sonido del río te rodea y abraza es un auténtico placer.

Borvonegro: apto para todos los públicos

Esta vez nuestra ruta no comenzará en el centro de la ciudad, sino en el paraje de Borvonegro (conocida como Bolvonegro), que en estas fechas se presenta con sus mejores galas para recibirles. Personalmente, recomiendo iniciar la ruta en el cruce de la carretera Moratalla - Calasparra, dirección Socovos.

Un kilómetro y medio después, y tras pasar el puente del Río Alhárabe (a la derecha se encuentra Cortijo Rosauro) aparcaremos a nuestra izquierda. A partir de aquí, disfruten.

En apenas hora y media habremos realizado el trayecto de ida y vuelta, y aunque ahora está perfectamente señalizado, si van peques es imprescindible en el tramo final llevar mucho cuidado, pues un descuido puede mandar al traste un día perfecto.

Casa de Cristo: Un lugar de dibujos animados

El segundo punto de encuentro que les recomiendo está en la carretera que se dirige al Campo de San Juan. Su famoso Santuario Casa de Cristo, que hoy comparte espacio con el Centro de Interpretación de Arte Rupestre y el restaurante La Pastora, donde se ofrece también alojamiento. Su balcón natural no le dejará indiferente, y sin duda, es un lugar perfecto para disfrutar de un día de senderismo.

Si deciden comer aquí, les recomiendo que reserven primero. Juani y su hermana Margarita, junto a sus hijos José, Laura y Vanesa, están dándole a este restaurante ese toque humano que pocos lugares tienen. No se olviden de dejar un pequeño hueco en sus estómagos para sus buñuelos caseros.

Cuevas de Zaén y Bajil: Un paseo por el pasado

El tercer tesoro escondido nos lleva hasta las tierras altas de Moratalla. A las Cuevas de Zaén se puede llegar desde El Sabinar, cogiendo en el mismo pueblo una carretera que sale a la izquierda en dirección a Benizar.

Una vez en Zaén de Arriba, un kilómetro después aproximadamente, a la izquierda, aparece un camino asfaltado hasta Bajil. Aquí comienza la subida. Lo mejor sin duda es informarse en la Oficina de Turismo.Somogil: Un oasis en el Mediterráneo

A apenas cinco minutos en coche, por pista de tierra, se encuentra Somogil, uno de los rincones preferidos de los moratalleros y moratalleras.

Sus famosas pozas ofrecen algo más que agua transparente y cálida, es un rincón lleno de magia que sin duda merece la pena conocer. En primavera y otoño es un lujo al alcance de muy pocos darse un pequeño baño en medio de la desnuda naturaleza.

Moratalla: Una ciudad de embrujo, encierros y tambores

Y, por fin, llegamos a la ciudad. Cuando uno pisa Moratalla siente el temblor de sus tambores; la tensión que se vive en sus encierros; y, sobre todo, sabe que está pisando una ciudad llena de historias y trabajo, de sudor y lágrimas, de sonrisas y regresos, de esperanza y futuro.

Tambores en Moratalla

Tambores en Moratalla

Iniciaremos nuestra paseo por la ciudad en la oficina de turismo, bajo la falda del propio Ayuntamiento, para dirigirnos Calle Mayor hacia arriba, donde en apenas doscientos metros nos encontraremos con su mítica Plaza de la Farola, corazón de sus encierros y tamboradas y epicentro de la ciudad. A partir de aquí, nos dirigiremos en busca de su Castillo y la Iglesia de la Asunción, por callejuelas llenas de mil historias y cien leyendas, y es que quizás nos encontramos en uno de los cascos antiguos más importantes de la Región.

En apenas diez minutos nos situaremos en una atalaya privilegiada. «No sé si existen los ángeles, pero si los hay, seguro que alguno de vez en cuando viene a asomarse a este balcón», relata el alcalde. Ver amanecer o atardecer en primavera desde este mirador es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida.

Encima de nosotros se encuentra su Castillo-Fortaleza. La Orden de Santiago lo reconstruyó, destacando la Torre del Homenaje del siglo XV, de estilo gótico militar levantino y con 22 metros de altura.

Dónde está Moratalla