La mejor manera de conocer la Molina de Segura del futuro es comenzar por su pasado, y si puede ser de la mano de alguien que la conoce de norte a sur y de lado a lado, el resultado final es, tal y como define su alcaldesa Esther Clavero, es el de encontrarnos ante 'una ciudad que apasiona'.

Una ciudad donde los árabes transformaron la primera huerta de todo el Segura, por donde pasaron el Cid Campeador o los Reyes Católicos, y que fue conquistada (algunos hablan de reconquista) por Jaime I de Aragón en persona en 1266 y donde el Infante Juan Manuel escribió parte de su libro 'El Conde Lucanor'. Es una ciudad que, sin duda, merece la pena.

Si no han visitado y recorrido su espectacular Museo del Enclave de la Muralla (MUDEM), -todo un detalle que sea gratuita la visita guiada-, dejen de seguir leyendo y vayan, les aseguro que el viaje merece la pena, sobre todo para los más pequeños. Se trata de una aventura audiovisual e interactiva por la historia de la ciudad que te lleva de la mano por su muralla del siglo XIII y su famosa torre nonaguenal.

Molina de Segura no solo rezuma industria e innovación. Aporta el 11% del PIB a la Región y está entre los doscientos cincuenta municipios más ricos del país,. La cultura y la vida viajan por todas sus calles. El teatro, la música o los libros parecen tener vida propia: «Están en su casa», me dice la alcaldesa, orgullosa de una ciudad que cada día participa más y más en su propio futuro.

Empezaremos nuestro recorrido a las puertas del Ayuntamiento de Molina, en el corazón de la ciudad y presidiendo su parque de La Compañía, centro social de la ciudad. Desde aquí nos dirigiremos hasta la oficina de turismo, a apenas unos pocos metros recorriendo la Calle Mayor y junto a la Plaza de la Región murciana, que nos recibe con su imponente muralla con telón de fondo. Aquí les informarán de los diferentes museos y lugares que visitar.

Lo mejor es subir a ver las vistas de la ciudad a su Alcazaba o Casa de la Maita, como se conoce popularmente. 'La Maita' era una popular curandera que, según cuentan, arreglaba los problemas óseos. Desde esta atalaya se puede divisar el corazón de la Región de Murcia, desde Sierra Espuña a la Sierra de la Pila, de Carrascoy a la Sierra de Moratalla. El mirador también nos muestra sus siete chimeneas, y llegaron a coexistir hasta 15, lo que nos recuerda la importancia de la industria en esta tierra. Hoy en día, en este lugar privilegiado hay un restaurante que ofrece no sólo calidad en su servicio, sino unas vistas únicas mientras se degustan algunos de sus platos.

Desde aquí nos acercaremos hasta la Iglesia de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural desde 1983, aunque antes nos detendremos en su Museo del Horno del Concejo unos minutos. Apenas a unos metros aparece esbelta y poderosa, con su planta de cruz latina frente a nosotros, la Iglesia de la Asunción.

Dentro podremos contemplar imágenes del escultor molinense Bernabé Gil, de la escuela salzillesca. Llaman la atención los frescos de Muñoz Barberán así como los de Luis de Garay, e incluso conserva una importante custodia del napolitano Carlos Zayadatti (XVIII) declarada Bien de Interés Cultural.

Y al alcance de unos pasos, nos aproximaremos hasta el MUDEM. Aquí solo les recomiendo una cosa: relájense y disfruten. Luego me cuentan.

Lagunas de Campotéjar

Apenas a diez minutos en coche dirección norte, y prácticamente paralelo a la autovía de Madrid, nos encontramos el humedal de las Lagunas de Campotéjar, cinco lagunas que se han convertido, gracias a la apuesta medioambiental realizada, en un paisaje que invita a ser recorrido mientras se disfruta de la fauna que allí vive. Este lugar no solo ofrece un atractivo Centro de Servicios e Interpretación, sino que la presencia de aves migratorias acuáticas es continua. Incluso se puede ver la Malvasía Cabeciblanca, un ave en peligro de extinción en el mundo.

Antes de llegar a estas lagunas, es muy recomendable acercarse a visitar tanto el Museo Etnográfico Carlos Soriano como la Noria del mismo nombre, Bien de Interés Cultural desde 2008.

Otro de los lugares que merece la pena visitar es el Parque Ecológico Vicente Blanes. Allí, a los pies de la Sierra de la Pila, en la pedanía de El Rellano, se encuentra su Aula de la Naturaleza. Sus 37 hectáreas se convierten, en esta época del año, en un lugar idóneo para pasear en plena naturaleza.

La Molina del Futuro

Pero si Molina merece la pena hoy en día principalmente por su actividad cultural y paisajística, lo mejor de Molina está por llegar en los próximos años. El Ayuntamiento de Molina ya ha puesto en marcha varios proyectos, dos de ellos que cambiarán sin duda la fisionomía de la ciudad: el futuro Huerto Paraíso y su Casa del Barco. Hablamos de un proyecto que, gracias a los diez millones de fondos FEDER recientemente aprobados, sumados a los más de dos y medio que pondrá la ciudad, aglutinará un total de más de doce millones que se invertirán en una ciudad que clamaba esta necesaria inversión desde hace muchos años.

Pero, sin duda, lo que cambiará la estructura social de la ciudad será su apuesta por poner en valor un rincón de cuatro kilómetros (desde La Loma a la Ribera) que, durante demasiado tiempo, ha estado subsistiendo de espaldas a la ciudad. Me refiero al proyecto Río Segura. Si Cartagena cambió su destino cuando decidió mirar al mar, al igual que Barcelona, Molina sin duda dará un giro de 180 grados en su política medioambiental y turística con esta apuesta. Si la actual corporación, con su alcaldesa al frente, es capaz en estos tiempos tan difíciles de comenzar estas obras, habrá dado el pistoletazo de salida al cambio radical de su ciudad. Dentro de poco, no lo duden, se hablará de un antes y un después en Molina de Segura.

La Gastronomía, su gran aliada

Molina de Segura cuenta con un aliado extra, con un as en la manga. Y es que desde hace un tiempo, la gastronomía ha decidido poner toda la carne en el asador, con mil historias que contar y una capacidad de adaptación encomiable. Ya son muchas las personas que tienen como destino esta ciudad cuando deciden comer bien. Del Marimorena al Zerámika, de La Maita al Signatura, y así hasta una carta de lugares difíciles de encontrar en apenas un puñado de minutos de distancia. Por cierto, ir a Molina y no probar sus tortas de conde es casi un delito, un dulce hecho solo a base de productos naturales.

Especial dedicado a Valeria, toda una campeona, y a su padre Santiago, por su inestimable colaboración.

Dónde está Molina de Segura