El Festival de Teatro de Molina se negó a plegarse ante el virus y ha sabido salir airoso, porque, después de tres semanas de funciones y charlas online, ya se puede decir que la edición número 51 de esta ya tradicional cita con las artes escénicas en la Región ha sido todo un éxito, agotando entradas en prácticamente todos sus espectáculos y congregando a un buen puñado de espectadores adicionales gracias a su nuevo servicio de streaming. No obstante, todavía queda una última oportunidad de disfrutar con seis piezas del más alto nivel con las que despedir al festival hasta 2021, cuando (esperemos) el patio de butacas pueda volver a llenarse sin limitaciones.

Hoy es el turno de Nueveuno, una compañía madrileña que llega a Molina para llevar al límite a los espectadores con peligrosos juegos malabares. Y es que los cinco hombres que se subirán al escenario durante la función de Suspensión no se limitarán a lanzar pelotas al aire, sino también a jugar con sus sombras (con la iluminación) y con cuchillos. Eso será a partir de las siete y media de la tarde, mientras que a las nueve La Aye Cía y Teatro Atómico (Murcia) presentarán en el Villa la obra La sabiduría de los pájaros, un espectáculo visual que habla sobre la vejez, la soledad y los recuerdos de una juventud pasada desde un prisma positivo y esperanzador.

El Auditorio Municipal Tomás Fernández Gil volverá a levantar el telón mañana a las siete y media de la tarde para recibir, también procedentes de la capital española, a la Industrial Teatrera, que presentará Náufragos, un espectáculo en clave de clown de una pareja perdida entre lo cotidiano y que vive a la deriva, un homenaje «a todos los viajeros que alguna vez se sintieron náufragos». Y, para finalizar la jornada, una nueva compañía murciana: Teatro Los Claveles. Los títeres de Paca García y Aniceto Roca harán las delicias del público con Calila y Dimna.

Será el domingo cuando el festival eche definitivamente el telón, y lo hará con dos piezas realmente interesantes. La primera es Ovvio, un espectáculo a cargo de los catalanes Kolektiv Lapso Cirk en el que el objeto (casi 'de estudio') es el equilibrio. Según la definen ellos mismos, Ovvio es «un encuentro entre dos personalidades opuestas, que llevan dentro la misma necesidad de riesgo, la abrumadora urgencia de descubrir hasta dónde pueden llegar antes de que la física y la casualidad las derroten». La representación será en el Fernández Gil a las siete y media de la tarde.

Y el colofón final al Festival de Teatro de Molina de Segura 2020 es Viejo amigo Cicerón, del dramaturgo Ernesto Caballero y bajo la dirección de Mario Gas, quien comanda un elenco encabezado por José María Pou; o, lo que es lo mismo, un tridente de altura en la escena española. Pero, lejos de ceñirse a los clásicos, esta versión pretende «rescatar del pasado respuestas a los males presentes». Así, el Cicerón en el que ha trabajado Pou aborda asuntos tan candentes como el conflicto catalán sin más pretensión que la de suscitar el debate cívico a partir de las enseñanzas del político y jurista romano, aún válidas en nuestro tiempo. ¿Están las leyes por encima de cualquier poder?, ¿y si la ley es injusta?, ¿deben ser modificadas democráticamente?, ¿está justificada la rebelión en pro de los derechos y la felicidad? Son algunas de las preguntas que se hará el domingo sobre las tablas del Villa (21.00 horas) el protagonista de esta historia.