Álvaro Salvador (Granada, 1950) acaba de publicar Un cielo sin salida, editado en Sevilla por la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia de poesía. Es el decimotercer libro de la brillante trayectoria de uno de los poetas más valorados de la célebre «la otra sentimentalidad», que revolucionó la poesía española, junto a Luis García Montero y Javier Egea, a comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado.

Cuarenta años después de la publicación de su primer libro, Las cortezas del fruto, Álvaro Salvador, bien entrado en la madurez, mantiene vigentes algunas de las notas que definieron su poesía a lo largo de los años y se acentuaron en los últimos poemarios. La rebeldía, siempre activa, de sus ‘canciones del outsider’, se recupera en la sección inaugural del nuevo libro para mostrar que el poeta sigue firme en sus convicciones, en su visión del mundo y en su entereza espiritual e intelectual.

De las cuatro secciones de que se compone Un cielo sin salida, la primera recoge nuevas canciones del perenne rebelde, del outsider que no renuncia a sus convicciones, y que muestra las que son ya cualidades características de su poesía: vigor y potencia, sensualidad, ironía e incluso sarcasmo, ira, erotismo, nítida visión política, crítica acerada de la sociedad y de las falsas connivencias y una visión muy clara de la realidad desde la óptica de una ética impecable.

Aunque todo está presidido por un vitalismo subliminar nunca renunciado, la presencia de la edad, la última madurez e incluso la muerte, definen bien su actitud desafiante ante el mundo y sus desmanes. Todo el libro respira inevitablemente la pasión por la vida en la edad serena y por más que el poeta se esfuerza en iniciar algún himno laudatorio no halla sino censurables actitudes que muestran hasta qué punto la poesía mantiene su función de valedora de la integridad moral.

Poemas comprometidos con la vida y con el mundo en el presente nutren la segunda sección del libro, Canto del agua, que recorre espacios entre atardeceres luminosos y veneraciones artísticas (Ingres, Rubén Darío, Sófocles…), entre los gozos del recuerdo y las sombras del presente, hasta culminar en un poema antológico Marca España, que integra a Álvaro Salvador, frente al mar en una luminosa jornada de hermosas y atractivas bañistas, en la larga tradición de los preocupados por España, al hallar entre tanta sensualidad a los enemigos de siempre, entre hedores de esclusa y putrefacción, mientras el mar ha muerto sobre la arena, símbolo de nuestro país, «soleado y amargo».

«Dentro de ti, amor mío, por tu carne, / ¡qué silencio de trenes boca arriba! / ¡cuánto brazo de momia florecido! / ¡qué cielo sin salida. amor, qué cielo!», dejó escrito García Lorca en su Nocturno del hueco de Poeta en Nueva York, y sus palabras dieron título al libro de Álvaro Salvador y también a la tercera sección del libro y a uno de sus poemas más significativos, en el que el autor se enfrenta a su poesía y al sentido de su palabra poética al mostrarnos al poeta intentando entender el mundo que otros proclaman superficialmente: es el poeta que sufre, que ama, que espera, que «sonríe para su espejo / y dibuja en el aire / un cielo sin salida».

El diálogo entre la vida y la muerte, la tensión entre el presente y el destino incierto alcanza en poemas de esta sección cotas de sobrecogedor dramatismo. Así, Oración de Judas Iscariote, y más aún el autobiográfico Aniversario, conducen al lector al abismo, en la frontera de lo imprevisible y la incertidumbre del destino.

La cuarta sección del libro está constituida por un solo y extenso poema antológico y espléndido que se manifiesta como conclusión del poemario: El día que mataron a Sharon Tate. El poeta regresa a un año mítico, 1969 ?diecinueve años tenía entonces nuestro autor? y recupera de su memoria acontecimientos que forjaron una historia personal pero que también representaron una revolución colectiva, de manera que universo y poeta confluyen en un complejo análisis de afinidades electivas: «Nunca pudo saberlo / pero algo le dijo en medio del desastre, / en medio de la dicha juvenil e inconsciente / que ese año quedaba señalado en su vida, / el año en que nacía su futuro perfecto».

Este nuevo libro de Álvaro Salvador muestra la vigencia y la calidad de un poeta comprometido, dueño de un lenguaje poético muy personal con el que logra convencer a su lector de la estatura intelectual y ética que siempre ha definido su poesía, tan cercana al presente, tan censuradora de las negativas realidades de nuestro devenir cotidiano.