Laureano Sánchez Gallego fue un prestigioso catedrático de Derecho de la Universidad de Murcia, que llegó a ocupar el cargo de Rector Comisario del centro en un tiempo tan convulso como el de la primera mitad de la Guerra Civil española. Un período en el que una parte considerable de las instalaciones de la Universidad fueron dedicadas a hospital de sangre de las Brigadas Internacionales.

Salmantino, hijo de una familia de jornaleros agrícolas, y agricultor como ellos en su niñez y juventud, estudió en un seminario animado por el cura de su pueblo, que supo ver las enormes cualidades que atesoraba.

Tras sacar el número uno en las oposiciones a maestro de escuela a comienzos del siglo XX, cursó el bachiller con 32 años, teniendo a partir de entonces una carrera meteórica: licenciado, Doctor y Catedrático de Derecho en siete años (1917), y posteriormente un 'cursus honorum' en la Universidad de Murcia, donde ocupó los cargos de Decano, Secretario de la facultad de Derecho, Vicerrector entre 1917 y 1932, y Rector entre octubre de 1936 y noviembre de 1937, sustituyendo al hasta entonces mandatario del centro José Loustau.

A pesar de que la Universidad de Murcia estuvo cerrada a los cursos académicos habituales a causa de la contienda, se las ingenió para ofrecer a los murcianos diversas actividades de extensión universitaria, crear el Bachillerato Abreviado de Obreros y auspiciar las Milicias de la Cultura, con las que se pretendía luchar contra la alta tasa de analfabetismo formando a los combatientes antes de marchar al frente.

Tras la llegada de las tropas franquistas se exilió en México, donde aún hoy su tumba en Tijuana se llena de flores el Día del Maestro. En 1939, camino a su exilio, había dejado escrito, en clara muestra de su amor por la enseñanza: «Si naciera setenta veces, otras tantas sería profesor».

Los datos proceden de un estudio del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Murcia Pedro María Egea Bruno.

Foto: Archivo Brigadas Internacionales.