La Región de Murcia se caracteriza por albergar innumerables yacimientos de otra época que nos ayudan a conocer en profundidad a las civilizaciones que se han ido asentando en nuestro territorio, pero en ocasiones nos topamos con descubrimientos de los que aún no se han podido conseguir datos suficientes como para dotarlos de una increible importancia histórica, y que solo destacan por su valor temporal, como es el claro ejemplo de las Balsas Romanas de los Diegos, en la pedanía de los Narejos, Los Alcázares.

Descubiertas por casualidad en 1990, estas balsas han estado ocultas bajo el suelo durante 2.000 años, y aunque la función que cumplían no está en absoluto confirmada, se cree que pudieron formar parte de un complejo hidráulico asociado a un enclave romano o a una explotación industrial.

Fue el hallazgo de fragmentos de cerámica de barniz negro lo que permitió datar el yacimiento hacia el siglo I d. C., lo que significa una vida de alrededor de dos milenios cuya gran parte se ha pasado bajo tierra, esperando ser descubierto aunque solo sea para ocupar un sitio en la historia del municipio ribereño.

Construcción autóctona

Una de las pocas certezas que rodean a estas balsas romanas es el carácter autóctono de los materiales con los que fue fueron construidas. Sus muros fabricados con argamasa de cal y cantos rodados fueron recogidos en las inmediaciones del yacimiento. En esta mezcla de cal con arena de playa se han descubierto restos de moluscos marinos propios del Mar Menor, como son el berberecho, el múrex o el arca de Noé, llamado así por su similitud estética con la embarcación bíblica.