Los viajes al pasado son posibles en muchos puntos de nuestra provincia, pero sin duda Lorca posee la máquina del tiempo más calibrada: la Fortaleza del Sol. Este castillo ofrece la oportunidad a sus visitantes de ponerse en la piel de los muchos reyes cristianos y nazaríes que contemplaron hace siglos desde sus dominios toda la belleza del Valle del Guadalentín.

Las torres, aljibes, muros y demás restos arqueológicos pertenecientes a la Edad Media esperan entre las murallas del Castillo de Lorca, donde gracias a la recreación de distintas escenas de la historia en vivo, podrás conocer cara a cara al alquimista del lugar, e incluso convertirte en pupilo del hererro por un jornal de maravedíes de plata.

Cruce de culturas

El Castillo de Lorca supone uno de los espacios históricos aún conservados en nuestra región con mayor variedad y riqueza cultural, donde conviven restos de civilizaciones como la cristiana, la musulmana y la judía.

El carácter inexpugnable de esta fortaleza fue adquirido bajo dominio islámico, propiciado por lo escarpado del cerro donde se encuentra, lo que les permitía proteger de ataques el barrio de Alcalá de la medina musulmana y sus reservas de víveres y ganado, separados en su interior por el muro del Espaldón. Las primeras noticias que se conocen de este castillo datan del Siglo IX, catalogado por fuentes musulmanas como una de los lugares más importantes de la Cora de Tudmir.

Algunos de los vestigios más representativos del asentamiento cristiano tras la conquista de Lorca por parte de Alfonso X son la Torre del Espolón y la Alfonsina, erigida esta última en el punto más alto del cerro del castillo, como muestra del triunfo crsitiano sobre el reino nazarí.

Además, las últimas excavaciones arqueológicas han sacado a la luz los restos de la Judería de Lorca, accesibles en la exposición 'Luces de Sefarad', descubriéndose doce viviendas del antiguo barrio judío y una sinagoga del Siglo XIV, la única hallada hasta ahora en la Región de Murcia.