José Sacristán se subirá mañana a las tablas del Teatro Capitol de Cieza con Señora de rojo sobre fondo gris, la obra confesional de Miguel Delibes en la que volcó la amargura ocasionada por la muerte de su esposa Ángeles. Bajo la dirección de José Sámano, el veterano intérprete madrileño se mete en la piel de Nicolás, alter ego de Delibes, un pintor en plena crisis creativa que acaba de perder a su compañera; papel en el que el actor de Chinchón se ha metido sin problemas -dice-, ya que conoció al matrimonio vallisoletano.

Lleva casi dos años de 'duelo' con Señora de rojo sobre fondo gris . ¿El texto va cogiendo fuelle con el tiempo o debe recomponerse tras cada actuación para volver a representar la pesadumbre de Nicolás?

La obra nació ya con fuelle suficiente como para ir sola. Es una función cuyas proporciones las otorga el espacio escénico. La esencia de la función, su espíritu, es el mismo que propuso Delibes.

¿Cómo consiguió hallar el tono adecuado para Nicolás?

He seguido a rajatabla lo que hizo Miguel [Delibes]. Las pautas están dadas. Conocí al autor y sabía su manera de contar las cosas y sus pudores. Tenía datos más que suficientes para enfrentarme al personaje.

Delibes se resistió a que la obra se representara en un teatro.

Nunca quiso. Señora de rojo sobre fondo gris es una confesión del autor, algo muy personal. No quería que nadie pusiera cara a Nicolás porque ni siquiera él se atrevió a ponerle rostro a su historia. Si José Sámano y yo llevamos la obra a las tablas es porque obtuvimos la autorización de sus hijos.

¿Tiene presente a Delibes sobre el escenario?

Constantemente. Todo el rato. Aunque tengo que respetar el personaje que Miguel creó como alter ego. Nicolás es un pintor, pero su creador siempre está presente.

¿Qué lamenta más el protagonista, haber perdido a su compañera, a Ana, o a una musa?

Ángeles era para Miguel el complemento perfecto para su existencia. En todos y cada uno de los aspectos de su vida. El vacío que dejó esta mujer en la vida del autor fue absoluto. También le afectó en lo profesional.

¿Se puede conocer a Ana a través de Nicolás?

Sin duda alguna. De hecho, le voy a confesar una cosa. Miguel, el hijo mayor del escritor, cuando vio la obra me dijo: «Gracias, porque he vuelto a ver a mi padre». La capacidad que Delibes tenía para crear personajes era prodigiosa.

El título de la obra puede interpretarse de varias maneras. ¿Delibes quiso resaltar en rojo la figura de su mujer sobre la cotidianidad, sobre lo costumbrista?

Él solo quiso hacer referencia a un cuadro, el retrato de Nicolás a su mujer. Este detalle es autobiográfico, ya que un amigo pintor del matrimonio le regaló el retrato a Ángeles.

¿Es un retrato de la mujer de la época?

Sin lugar a dudas. Es la otra cara de la moneda, la de Carmen en Cinco horas con Mario.

La obra reflexiona en torno a la pérdida del amor. ¿Nos gusta recordar que una vez amamos?

El amor es nuestra forma de vivir. Señora de rojo sobre fondo gris no habla de desamor, sino del recuerdo del ser amado. La memoria del individuo es la salvación del amor.

Hace unas semanas recibió la Medalla de Honor del Círculo de Escritores Cinematográficos. ¿Qué ha supuesto para usted?

Es un honor, aunque no soy muy de premios.

¿Espera volver a hacer algún proyecto audiovisual?

He acabado hace poco la tercera temporada de la serie Alta mar, con Netflix. Es un proyecto bonito, pero no tengo más producciones en el horizonte.

¿Le engancha más el teatro?

Me produce más necesidad, sí.

En una entrevista aseguró que tenía intención de llevar Señora de rojo sobre fondo gris a Buenos Aires en 2021. ¿Y después qué?

Después quién sabe. Me encuentro muy bien de salud, y estoy muy cómodo con esta obra de mi amigo Miguel. Además, tengo muchas ganas de ir a Argentina.

¿Echa de menos algo del oficio?

Nada. No soy de aquellos que dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de trabajar con mucha gente joven, cosa que agradezco. Hay mucho talento en España.

¿Le queda algún personaje por interpretar?

[Ríe] Montones, aunque no tengo ninguna espina clavada.

Por fin tenemos nuevo Gobierno. ¿Qué le pide a Sánchez?

Coherencia y responsabilidad. Ya no estamos para más puñeteros vaivenes políticos.