Hay que morir matando!». Este es el grito de guerra de los hermanos José Antonio y Juan Carlos Méndez Heredia cada vez que, como cual 'Ave Fénix', han tenido que resurgir de sus cenizas en forma de inundaciones... y ya van cuatro con las de esta semana. Cuando los visitamos para hacer esta crónica, veinte toneladas de arena en sacos terreros se desplegaban ante su fachada para reducir los efectos del temporal Gloria, que finalmente llegó en forma de inundación el día siguiente, por fortuna sin graves daños. En la última DANA de septiembre de 2019 los daños sí fueron terribles y hasta una de las sillas de su terraza fue rescatada a kilómetros, en la playa de Los Urrutias, como lo atestigua una leyenda grabada en su respaldo.

Y es que sin duda este es el sino de La Tropical que abrió sus puertas al inicio de la Guerra Civil, en 1936, como una carpintería y barbería que se convirtió en taberna a partir de incorporar un refrescante botijo, seguramente con unas gotas de anís en su agua, y había quien se cortaba el pelo o se afeitaba varias veces el mismo día para poder degustarla de nuevo. El astuto empresario, a partir del botijo, introdujo vinos, tapas, y después un grifo de cerveza para convertir la carpintería-barbería también en taberna.

La tradición hostelera le viene a los hermanos Méndez de su padre Carlos, quien tuvo antes el Bar Carlos en Cieza y fue al trasladarse a Los Alcázares en 1981 cuando, con la ayuda de la cocina de su mujer, María Rosa Heredia, se hizo cargo de La Tropical (que hoy mantiene el rótulo original, con la misma tipografía original de la carpintería primigenia). Y así, hasta hoy, cuando La Tropical se ha convertido en un punto de referencia de la mejor gastronomía del Mar Menor a partir de una gran cocina tradicional de temporada (cambian su carta cada tres meses) a la que no le asusta emplear tintes vanguardistas en sus elaboraciones de la mano de su jefe de cocina Fran Cegarra.

Cuando accedemos a La Tropical nos recibe una pared repleta de fotografías con visitantes ilustres y su gran barra de más de 12 metros donde encontramos todo un arsenal de apetitosos pescados, mariscos y mil sugerentes tapas. Hoy han desaparecido las mesas de mármol donde antaño se jugaba al dominó y hoy están dedicadas a disfrutar de la mejor gastronomía de la zona. Cuentan también con una gran terraza cubierta y un magnífico salón, con elegante decoración pudiendo acoger, entre las tres zonas, a unos 140 comensales.

La oferta gastronómica de La Tropical es espectacular, comenzando por sus aperitivos entre los que encontramos su tartar de salmón, el ceviche de lubina salvaje y helado de cilantro, tatakis de atún o ternera o su particular marinera caliente con atún rojo sopleteado, en lugar de anchoa. También es particular su matrimonio murciano sobre aguacate. Embutidos ibéricos, salazones y tablas de quesos completan su oferta. No debemos dejar de probar su pata de pulpo tostada con emulsión de cítricos, las almejas finas gallegas, gambas al ajillo, pulpo a la cartagenera, calamar a la andaluza o su sabrosa versión del calamar en su tinta o a la plancha.

En el apartado de picoteo tradicional nos ofrecen sus platos más tradicionales, desde tortilla trufada, envoltini crujiente de gamba, croquetas de gamba roja, alcachofas con foie y crujiente de jamón, verduras de temporada salteadas al wok, huevos rotos con jamón, tempura de bacalao en ajo negro, hasta pincho de pollo kimuchi.

Además de tomate con bonito y encurtidos, cuentan con cuatro tipos de ensaladas, ocho tipos de tostas y montaditos, un interesante apartado de platos italianos desde lasaña a tagliatelle hasta llegar a sus platos estrella, lubina, rodaballo, bacalao, carnes maduradas de vaca rubia gallega y black angus americano, paletilla de cordero, chuletas o secreto de cerdo ibérico. A la hora del postre no podemos dejar de probar su aplaudida torrija de Baileys con pipas de calabaza. Cuentan con una bodega con más de 180 referencias de excelentes vinos.