Los Secretos saben de canciones eternas. Sus fórmulas no pasan de moda porque están basadas en amor, crudeza y ternura. El año pasado soplaron 40 en los escenarios, y entonces contaban que ese 'pero a tu lado' era un claro ejemplo de cómo ha sido el éxito de Los Secretos: «Gracias al boca a boca».

Ahora, justo cuando toda España homenajea a Enrique Urquijo veinte años después de su muerte, la banda se acerca a Cartagena con Mi paraíso -primer disco con material inédito desde En este mundo raro (2011)-, un álbum sin sobresaltos, de concepción clásica, predominio casi absoluto de los tiempos medios y sonido limpio, que hermana la excelencia instrumental de los cinco con las manos sedosas del productor Nigel Walker.

Se trata, además, de un trabajo que ahonda en el lenguaje que caracteriza desde siempre a Los Secretos, a medio camino de la tradición folk-rock norteamericana de los sesenta y la new-wave británica de finales de los setenta. En ese vasto espacio creativo se han movido sin cortapisas, manteniendo firme el timón cuando arreciaban tormentas de modas y tendencias.