La comedia teatral francesa suele dar muchas alegrías a las carteleras de medio mundo. Como, por ejemplo, Toc toc, una obra que ha sido vista por más de 100 millones de personas en todo el mundo. Sólo en España, acumuló nueve temporadas en Madrid y, desde el año pasado, está de gira con un tour que ocupa este fin de semana las tablas del Auditorio El Batel de Cartagena.

La historia gira en torno a seis personajes que se encuentran en la sala de espera de la consulta de un afamado psiquiatra que jamás recibe al mismo paciente dos veces (el doctor Cooper). Todos ellos son poseedores de un trastorno compulsivo diferente -no en vano, las siglas TOC atienden a Trastorno Obsesivo Compulsivo-, lo que aporta a la comedia un toque de «disparate total», pero que a la vez coloca a los personajes sobre el tablero con una misma finalidad: intentar solucionar sus problemas. Pero el psiquiatra, cuyo vuelo desde Londres se ha retrasado, nunca acudirá a la terapia y serán ellos los que tengan que llegar a sus propias conclusiones.

Para entretenerse, aguardan charlando e intercambiando experiencias, acabando por organizar una suerte de terapia de grupo. Aritmomanía, nosofobia, verificación obsesiva y palilalia son algunos de los trastornos que padecen estos pacientes, un surtido variado de TOC que el autor francés Laurent Baffiet hace interactuar en clave cómica en esa especie de «paréntesis» que es la sala de espera, convertida en un catálogo de manías.

Esteve Ferrer, el director de esta adaptación, prescribe al público los efectos beneficiosos de la risoterapia y mueve a los actores en una obra nos permite ver un mismo problema afrontado desde perspectivas muy diferentes, lo cual no deja de asemejarse en muchas ocasiones a la realidad.