Se hicieron de rogar, pero La Casa Azul por fin publicaron hace unos meses su álbum La gran esfera, que desde entonces permanece en las listas de lo más vendido. Para celebrarlo, acaban de estrenar el videoclip de Ivy Mike. De todas formas, Guille Milkyway siempre ha estado presente de una manera u otra durante todo este tiempo: produciendo a Fangoria, remezclando a Camilo Sesto, sonando en Sálvame Diario (la actual sintonía la firma él)€, por no hablar de sus apariciones en OT 2017, que dieron nuevos bríos a su clásico La revolución sexual, de la que sacaba una versión 2019.

Guille Milkyway ha pasado por una serie de vicisitudes personales y artísticas que, entre otras cosas, le hicieron desechar un álbum que inicialmente estaba previsto para 2014 y alejarse del estudio momentáneamente por culpa de un desprendimiento de retina, además de batallar contra una crisis sentimental. De todo ello hablamos con él ante una nueva visita a Murcia, depués de poner a todo el mundo a bailar en el Warm Up. Y es que La Casa Azul encabeza el cartel de la tercera edición del Welcome Summer Mar Menor, por el que también pasarán Ayoho, Kuve y Editors Dj set, entre otros.

Guille, ¿te has quedado descansando, o te asaltan las dudas aún?

No, no, lo que me ha supuesto al final lanzarlo es quitármelo de encima, y por fin poder enfrentarme al trabajo del día a día del estudio de manera libre, que es una sensación que me ha faltado en los últimos tiempos por varias circunstancias. Ha sido como aquellos videojuegos antiguos de aventuras: de golpe, ¡plas!, pantalla desbloqueada. De repente todo ha empezado a fluir de manera normal, como debe ser.

¿Te viste presionado? ¿No te vino a la cabeza ir publicando un epé, algún formato no tan grande?

Es que La gran esfera estaba concebido como un disco. No siempre me ha sucedido; ahora estoy en una dinámica mucho más de canciones, de sacar singles, pero este álbum sí que tenía un relato, de principio a fin, que había que ilustrar. Entonces, esa idea, al quedar parado por una serie de circunstancias de diversa índole -pero no demasiado artísticas-, me generó una carga enorme cuando pude retomarlo. La historia de la música en general prueba que no debe haber demasiada distancia entre la creación de la obra y su publicación, porque todo lo que sea dilatar ese espacio de tiempo no suele beneficiar a la obra.

Ha sido casi un Pet sounds...

¡No! Si es que ese es el miedo que tenía€ Al retomarlo, entre que no tenía demasiado tiempo y que, de golpe, lo que había grabado anteriormente ya no representaba en el momento en el que estaba€ Pero, claro, como nadie tiene por qué saber nada, desde fuera lo que parece es que estás creando una especie de 'obra', y no es para nada eso, es un disco normal. Pero eso te genera también una presión adicional€

¿Cuáles eran las principales dudas que te planteabas a la hora de sacar este disco teniendo como tenías todo grabado?

Eran varias a la vez. Primero, yo lo que quería era relatar la decadencia de una relación de larga duración; relatarla de una manera muy costumbrista, como si se la estuvieras explicando a un amigo, y en forma de canciones. Ese era el espíritu del disco, y explicar esa soledad existencial que de repente te invade cuando estás a mitad de la vida. El relato siguió siendo ese, lo que pasa es que, de pronto, me empiezan a pasar cosas que... Dentro de esta relación, de salud incluso -tuve un desprendimiento de retina que me paró un año y medio o dos-, etc.

Luego, al retomarlo, las dudas que tú planteabas pasan a ser ya no solo del relato, y de cómo este de golpe ha variado, sino a nivel artístico.

Claro, porque evidentemente una cosa que he grabado en 2013, cuando la retomo en 2017, digo: «No. Eso era de 2013, no tiene sentido publicar ahora eso». Y me pongo a grabar otro disco distinto y desecho el que había, pero luego surge otra duda en 2018: «Ostras, sí que es cierto que era de 2013, pero había cosas interesantes, y qué lástima que se queden en la basura». Entonces tomo otra decisión que ya no es tanto grabar un nuevo disco, que es lo que ya estaba en marcha, como intentar retomar aquel disco y regrabarlo añadiendo elementos de producción en los que estaba interesado hace un par de años. Y entonces se me junta todo, y empieza a haber un caos en mi cabeza que ya no sé qué tengo que hacer, si una cosa o la otra, o un resumen, o€ Y al final un día me levanté y dije: «Bueno, pues lo que tiene que ser, ya que ha pasado todo este tiempo, es como una especie de narración real de este paso del tiempo».

Al final parece que haya quedado como un disco transicional...

Que haya cosas que sean muy representativas de ese disco de 2014, pero que también tenga cosas del mes pasado -no solo a nivel de letras y de contenido, sino incluso a nivel formal, de estética sonora- ilustra la evolución del grupo en estos siete u ocho años. También creo que no tenía mucho sentido aparecer de golpe en 2018 con un disco solo de 2018, después de tanto tiempo; era un poco absurdo. Y ahora que ya hace meses que ha salido, sí que lo veo; me siento muy cómodo, y creo que ha quedado un disco coherente, compacto y que sí que es un poco de transición en ese sentido.

El último single (y video) publicado es Ivy Mike, que fue como llamaron a la primera bomba de hidrógeno. ¿Qué es lo que te fascina del hongo nuclear?

Siempre he tenido cierta fascinación por este elemento. He querido hacer una metáfora. No sé si te pasa a ti, pero cuando veo imágenes de una explosión nuclear, que es lo más destructivo que ha creado el ser humano, me pregunto cómo pueden ser tan bellas estéticamente. A mí me genera una espacie de fascinación visual total, y entras en contradicción. Y eso es algo parecido a lo que pasa con el amor. Todos sabemos lo destructivo que puede llegar a ser el amor, y no nos deja de resultar fascinante y bonito a primera vista ese primer golpe de efecto. Sé que es una metáfora simple y a lo mejor un poco superficial, pero la canción trataba de sumergirse en eso de cómo, siendo conscientes de que esto nos va a llevar a la destrucción, persistimos, porque nos resulta tan atrayente que no podemos evitar caer ahí.

Has pasado por una crisis sentimental, y eso se ve reflejado en gran parte del disco. ¿Crees que te has expuesto demasiado?

Es algo que, por primera vez en mi vida, sí me planteé. Porque yo lo único que he sabido hacer con mis canciones es explicar mi vida; y a veces he intentado contar otro tipo de historias, pero no€ Me he dado cuenta de que es así como las canciones resultan verdaderas, trascienden. Y, claro, en el momento en que yo sigo haciendo eso, pero no soy el único implicado€ Cuando tienes hijos pequeños, por ejemplo, hay una época en la que se despiertan cada noche, y estás muy cansado, discutes mucho con tu pareja€ Y probablemente discutes esencialmente por el cansancio, pero cosas que no tenían ninguna importancia, de golpe, se hacen montañas. Yo quería narrar eso tal cual, tal y como se lo explico a mi amigo David en el bar: «Jo, ¿te puedes creer que cada vez que mi hijo se despierta, en vez de coordinarnos, discutimos? Cada noche a las cuatro de la mañana, por gilipolleces€». Y ahí dudé: «¿Voy a poner eso o simplemente sirve con un: 'Bueno, y cada vez que teníamos un problema discutíamos'».

Esa ha sido un poco la potencia del discurso de La Casa Azul

Sí, narrar las cosas en primera persona, de forma muy cotidiana, muy costumbrista. Pero, claro, he implicado a mi hija, y mi hija no ha decidido estar en este disco..., y además está en una aparición asociada a algo que de alguna manera no es muy positivo, y eso a lo mejor le puede acarrear cierta culpabilidad cuando no la tiene. La culpa en todo caso es nuestra por ser incapaces de resolver las cosas como se tienen que resolver. Así que tuve unos meses de duda general: «¿Realmente te tienes que exponer de esta manera?», y llegué a la conclusión de que esto es algo que no le interesa a nadie€ En el fondo, cuando uno explica la situación en primera persona no es para que la gente se interese por tu vida, sino para que se sientan identificados. A nadie le va importar si mi hija se llama de una manera o de otra o si yo hago referencia a ella o no, pero va a llegar muy claro el mensaje de que estoy hablando de una situación que trasbalsa ['perturbar', en catalán] a mucha gente. Y yo creo que eso lo puedo hacer precisamente por lo que es La Casa Azul, un grupo que siempre está entre dos aguas: no es un grupo famoso, yo no soy una persona que tenga ningún problema mediático, y eso es una ventaja, porque entonces puedes hacer ese tipo de cosas. Tengo mis dudas sobre si, yo que sé, Dua Lipa podría hablar a este nivel de las cosas.

Te escucho y me recuerdas -alguna vez lo hemos hablado- a algún personaje woodyalleniano.

Sí, creo mucho en esa naturalidad. De hecho, una de las cosas que me gustan de Woody Allen precisamente es esa: exponer continuamente las incoherencias, las dudas, las contradicciones, sin necesidad de maquillarlas. Cuando estás hablando de política con alguien, todo el mundo intenta ser ultracoherente en su discurso, pero no somos así en realidad; tenemos contradicciones continuamente, y somos conscientes de ello, y las intentamos esconder o maquillar para ser más fuertes o más convincentes. La realidad de todo el mundo€, o, bueno, la mía al menos, es que vivo en una contradicción permanente con mil cosas, y me ayuda mucho poder hablar de ello con naturalidad.

¿Y te sientes más seguro, ahora que estás bien arropado por un grupo? ¿Lo estás disfrutando?

Radicalmente. He pasado de sentir que las giras y tocar en directo era un precio que tenía que pagar para poder seguir grabando discos a que sea todo lo contrario, a ser de golpe una fuente de evolución creativa total, de desencallar una parte de mí que estaba como cogida, y evidentemente tienen toda la culpa -en sentido positivo- los músicos que llevo en directo y todo el equipo.

Has dicho que por primera vez estáis sonando como soñabais. ¿Consideras que la música de La Casa Azul funciona especialmente bien en festivales? Parece que aspiráis a sitios todavía mayores...

No es que sea una aspiración. Evidentemente los grupos tienen su momento. A veces creces más y te acercas a más público, otras veces menos, pero lo que en estos dos años he visto muy claro es que el mismo mimo y cariño que yo tengo en el estudio a la hora de grabar, componer y producir, lo tengo que volcar en el directo; eso tiene que ser así. En este sentido, más que sonar como había soñado -no sé si es exactamente así-, ahora no tengo ningún problema con decir a cualquier persona de mi entorno que nos venga a ver, porque sé que estamos haciendo algo que se acerca bastante a lo que queremos hacer.

En el Warm Up lanzaste una soflama, y dijiste que la única revolución posible es la del amor.

Es algo que ya sé que suena a tópico, a esta ñoñería de toda la vida€

A Woodstock€

Sí, un poco, pero es que, a medida que me hago mayor y maduro, cada vez lo veo más claro. Es como la canción aquella de Serrat, Fiesta. En el amor nos entendemos mucho mejor. En un momento de amor uno es capaz de llegar a más puntos de acuerdo en todo€ No sé, ya sé que queda muy ñoño y no lo sé verbalizar muy bien, pero creo en esta cosa bondadosa, en las decisiones que nacen de ahí. Es algo que he intentado aplicar en mi vida, en mi entorno: intentar estar rodeado de gente que comparta esa visión de la vida, porque entonces todo es mucho más fácil. No sé si te ha pasado alguna vez. Es como cuando coges el coche y, de pronto, la gente se transforma y todo te molesta, y uno grita y el otro tira, y la bocina, y frenas, y dices cosas, y luego sales del coche y dices: «¿Pero qué ha pasado aquí?». Y tengo la sensación de que la vida es según como te la tomes, y tienes que escoger entre estar en el coche o estar fuera. Y yo, claramente, he decidido estar fuera.

¿Se avecina nuevo disco más optimista?

Bueno, eso no lo sé, porque siempre que he dicho algo, luego de golpe... No sabes nunca lo que va a pasar mañana. Irá siendo tal y como sea. Ahora sí estoy un poco más de subida, y sobre todo más productivo. De hecho, creo que ahora, por primera vez, la cosa va a ir más rápida.