El cuarteto madrileño de post-rock instrumental Toundra acaba de recorrerse Europa agotando entradas en varias ciudades. Y es que se han convertido en una de las bandas más importantes del género en el viejo continente, y ya están listos para la segunda parte de su gira.

Así, después de celebrar su décimo aniversario con tours a este y el otro lado del charco, y de haber pisado los escenarios del Resurrection Fest y del Primavera Sound, Toundra, que han conseguido acercar el rock instrumental a un público amplio y variado, inician una nueva etapa con Vortex (no hay significado esotérico; es el nombre de una sala de conciertos de una pequeña localidad alemana), un álbum lleno de sorpresas en el que el rock contundente también deja espacio para los arreglos guitarreros delicados e hipnóticos. Es el primer disco que publican después de que Exquirla (proyecto compartido con el Niño de Elche) alcanzara el número cuatro de las listas de ventas con Para quienes aún viven.

En su nueva visita, Toundra tendrán como banda invitada a los murcianos Le Mur, que han sido seleccionados entre los 64 semifinalistas del Mad Cool. Hablamos con Esteban Girón -guitarrista de la banda madrileña- sobre la noche que nos espera en Garaje Beat y sobre la trayectoria de su grupo y los motores que les siguen impulsando.

Acabáis de recorrer Europa agotando entradas en Londres, Bristol y varias ciudades alemanas. ¿Qué tal lo habéis pasado?

Como enanos. Girar es lo mejor que te puede pasar en la vida. Que a tomar por culo de tu casa haya gente que se emocione con tu música es una sensación única. Estuvimos 27 días y dimos 25 conciertos en diez países. No me quería volver a casa, con esto te lo digo todo.

Al ser una banda instrumental no tenéis problemas con el idioma y, por lo tanto, ¿no hay fronteras?

Efectivamente. Lo que fue nuestra mayor debilidad se ha convertido en nuestra mayor fortaleza.

Vortex es un título que compartís con Aviador Dro. ¿Alguna relación? ¿Qué os interesaba reflejar con ese título?

No tenemos ninguna relación, más allá que fui el chico de los recados de la discográfica que reeditó sus primeras referencias. Vortex es una sala de Siegen, Alemania, donde nos sentimos como en casa gracias a la gente que hay allí. El título, digamos, cristaliza un montón de situaciones y de personas que amamos gracias a compartir momentos que nos ha brindado Toundra.

¿Cómo ha sido la evolución desde el hardcore más crudo hasta el post-rock ambiental?

No lo sé. Seguimos amando el hardcore y seguimos amando el post-rock. La conjunción de todo esto es lo que nos sale.

Me sorprende mucho que podáis mantener el ritmo de composición y gira que tenéis con Toundra, y que, aún así, mantengáis proyectos paralelos tan relevantes como Exquirla. ¿Hay algún tipo de retroalimentación entre estas colaboraciones?

Somos gente inquieta, y siempre hemos pensado que hay que aprovechar el tiempo porque puede que mañana no estemos aquí para contarlo.

¿Por qué es Vortex el primer disco que no tituláis numéricamente? ¿O por qué los títulos anteriores?

Amamos a Led Zeppelin, y los anteriores discos eran una especie de tributo y una broma interna. Como en esta vida no puedes ser más que Led Zeppelin en nada, tuvimos que dejar los numeritos.

Las portadas en el mundo del rock instrumental son importantes. Muchos grupos del género las utilizan como soporte para una información adicional que, al no haber palabra, ellos consideran necesario. ¿Sería vuestro caso? ¿La de Vortex qué representa?

En este ultimo caso fue al revés. El Tuareg que vimos en la portada hecha por Fran de LaCabezaEnLasNubes nos llevó a hablar de las migraciones y de los refugiados en el vídeo de Cobra.

IV (2015) ya fue un éxito de ventas en España, probablemente el disco de rock instrumental más vendido por aquí. ¿Creéis que habéis captado todavía más público con este disco?

Creemos que con este disco es con el que más gente nos ha escuchado, y estamos felices por ello. Gracias.

¿Qué se siente al llenar el Palacio de los Deportes con una música tan alejada del pop como la vuestra?

Fue un estrés, y unos meses en los que perdí mucho pelo [Risas].

La nota de prensa describe a Vortex como un «nuevo comienzo» para Toundra. ¿A qué se refiere?

Habla de que cerramos un ciclo. Compusimos este disco durante el décimo aniversario de la banda y en el año en el que cumplí 30. Una especie de tristeza cubrió todo, y las dudas asaltaron el proyecto vital. Pero el escribir este disco fue lo que hizo que las nubes se disiparan y volviese a salir el sol.

¿Hay algún hilo narrativo en Vortex?

Siempre cuidamos mucho el orden de la música en nuestros discos, pero esta vez no hay hilo narrativo. Eso ya lo hicimos en IV. A ver qué nos sacamos de la manga este verano.

En las entrevistas no os mordéis la lengua, pero ¿cómo se hace eso sólo con música? ¿Es posible lanzar un mensaje haciendo música sin letra?

Si tienes la suerte de tener a alguien que te pregunte tu opinión, sí. Me viene bien para quitarme la parte cobarde y de domesticado que tengo. ¿Cómo no voy a protestar contra aquellos que hacen que desee no tener descendencia, que no quiera ver qué va a ser de este mundo dentro de treinta años? No podemos lanzar un mensaje cerrado, pero intentamos dejar nuestra humilde huella.

¿Cómo medís vuestra satisfacción con un disco?¿Qué es el éxito para Toundra?

Como dicen los albañiles, «la obra lo va pidiendo». El éxito es estar juntos y crear juntos.

¿Cuáles son vuestros objetivos al hacer música?

Matar al bicho que tenemos dentro. Si no tocase ni compusiera, la ansiedad podría conmigo.

Le habéis puesto música en directo al clásico de Robert Wiene El Gabinete del Doctor Caligari. ¿Qué tal os resultó la experiencia?

Fue una maravilla. Fue motivador, inspirador, y aprendimos un montón de cosas nuevas.

¿Cómo os lo planteasteis? ¿Cómo suena una película de terror a ritmo de rock instrumental?

Lo afrontamos como una película que avisa de los peligros del autoritarismo. Como dijimos la noche de El Gabinete del Doctor Calgari, estamos en contra de aquellos actores sociales que revisitan ideologías que nos quieren llevar hacia la intolerancia.

Entre los nombres de las canciones nos encontramos referencias al desierto, y también a la cultura pop. ¿Qué os atrae de ese imaginario árido, sin límites?

En realidad son todo chorradas de local, bromas internas que maquillamos. Hay una gran parte de humor. Si nos conoces en persona, puedes ver que somos bastante idiotas.

¿Qué evolución lógica sigue Vortex dentro de esa carrera que cumple ya una década de vida?

Cumple el disco de canciones. Creemos que este es nuestro disco de canciones. Antes hemos trabajado más en el álbum. Sería nuestro Who's Next, si fuésemos The Who.

¿Cómo afrontáis este tour?

Con más responsabilidad que anteriormente. Tenemos que mirar un montón hacia nuestra carrera, y tenemos que tener peso sobre este disco.

Lleváis ya más de diez años en esto. ¿Se entiende más vuestro rock instrumental u os siguen preguntando cuándo vais a meter una voz?

Sólo se entiende si estamos los cuatro y, de verdad, no quieres escucharnos cantar [Risas].