Más de tres décadas de actividad, sin contemplaciones, y Sex Museum se mantienen intactos, impertérritos ante el paso del tiempo. Los malasañeros se han convertido en un patrón a seguir dentro del underground estatal a base de ir contracorriente y seguir siendo fieles a sí mismos, a su distorsión garagera y psicodélica con un hard-rock de riffs poderosos; y, de hecho, Musseexum, el álbum número 14 de su carrera, es una síntesis de esta fórmula magistral.

En esta ocasión, Fernando Pardo ha cedido protagonismo compositivo a Marta Ruiz, lo que se manifiesta en canciones más experimentales que, sin embargo, encajan a la perfección en el universo Sex Museum, que no paran: también son parte de formaciones como Los Coronas, y de su cruce con Arizona Baby, Corizonas. Por separado, cada uno tiene sus propios proyectos, siempre relacionados con la música, eso sí. No obstante, hoy, en Murcia, en la Sala REM, serán Sex Museum, encabezando la fiesta de presentación del Sonorama Ribera. El propio Pardo, alma máter del grupo, genio creativo y una enciclopedia del rock andante, comenta la jugada.

Han pasado cinco años desde el último disco (Big city lies

No, estábamos metidos en otros proyectos, y en el fondo se nos han pasado muy rápidos.

Aunque giráis con regularidad, hacía ya un tiempo que no sabíamos demasiado de Sex Museum. ¿Qué habéis estado haciendo?

Tocar y tocar y tocar. Es lo que hacemos constantemente, a veces más cerca y otras más lejos. Si no se ha sabido mucho de nosotros es porque hemos estado tocando un poco más lejos.

¿Cuánto tiempo os ha llevado componer un disco como Musseexum

Muy poco. Pasaron cuatro meses desde que empezamos a ensayar y componer las canciones hasta que terminamos la grabación. Fuimos bastante rápidos, pero sin demasiadas prisas ni estrés. Solemos trabajar así; estamos acostumbrados a hacer las cosas rápido para tener más tiempo para las cosas que de verdad molan de la vida.

Parece que has cedido el protagonismo compositivo en favor de Marta Ruiz. ¿En qué se ha notado? ¿Hay otra sensibilidad? ¿Hacia dónde se escora?

Sí, hay otra sensibilidad y bastante más talento a la hora de componer cuando Marta toma las riendas. Se nota claramente en el disco y en la repercusión que está teniendo. Cuando compone Marta todo va más suave, hay más colaboración y todo va más rápido; cuando compongo yo, hay mucha más tensión, menos colaboración, y todo se atasca con más facilidad.

¿Cuál fue el origen de este nuevo disco?

Marta y Miguel, el cantante, llevaban dándole vueltas bastante tiempo y nos presionaron al resto para aparcar un poco nuestros otros proyectos y ponernos a trabajar a su altura.

Habéis grabado el álbum en estudio todos juntos, como si fuese un directo. ¿Qué buscabais?

Grabarlo lo antes posible para que nos saliera más barato. Estamos acostumbrados a hacerlo en plan 'aquí te pillo, aquí te mato', así que no hay demasiados problemas en hacerlo a toda hostia. Nos esforzamos en no darle muchas vueltas a nada. El método es llegar al estudio, tocar cada canción un par de veces y grabar todos los temas que podamos cada día para que cada uno pueda estar lo antes posible en su casa o en el bar con sus colegas.

El álbum se abre con una instrumental, Dopamina

Sí, totalmente de acuerdo. Pero es instrumental, no sé qué pensará el cantante de esto...

Habéis grabado Walking on my grave,

Una gran banda, una gran canción y una letra en la que yo, personalmente, me veo reflejado. La banda sonora de la Malasaña de final de los ochenta. Además, Dead Moon son un ejemplo del orgullo del perdedor que nunca mira a atrás, determinado a hacer las cosas a su manera por encima de todo, sin necesidad de mezclarse con nada ni con nadie que no sea de su rollo. Para mí son más padres que mis padres.

¿El disco tiene una línea argumental con las letras de los temas?

No. Cada uno hace sus canciones sin tener demasiado en cuenta las del otro; no hay ni una línea argumental ni musical más allá de lo que nos sale de manera natural y sin darle demasiadas vueltas.

¿Qué nos podemos encontrar en Musseexum

Pues no sé qué decirte. Desde dentro, no demasiadas; no sé si desde fuera dará la impresión de ser realmente diferente... Yo no he notado grandes cambios, la verdad. Quizá hay un poco más de electrónica que en los últimos trabajos, un poco más cercano a nuestros discos de principio de los 2000.

¿Os han pillado el rollo del disco con la portada?

Sí. Solo trabajamos con gente que nos pille el rollo, no nos gusta perder el tiempo dando explicaciones a gente que no nos entiende. Esta vida es muy corta como para perderla haciendo caso a iluminados que te vienen con que esto o lo otro "es lo que se lleva ahora". Ya vivimos los ochenta y aprendimos hasta qué punto llega la estupidez en el mundo de la música.

Sólo hay un tema en español en el disco: Microdosis

Siempre somos bastante explícitos, pero con las letras en inglés no se nota tanto. Ahora que mis padres han muerto, ya podemos hacer letras explícitas en castellano sin que luego me den por saco en las cenas navideñas con que si digo esto o digo lo otro.

Por una vez, un sello no madrileño de por medio: El Segell del Primavera. ¿Se abren nuevas puertas a nivel nacional e internacional? ¿Qué expectativas tenéis a partir de ahora?

Expectativas pocas, las de siempre: seguir tocando y tocando. No somos una banda de grandes ambiciones; bueno, ni de pequeñas, somos una banda sin ambiciones. El fin único es tocar; nos da igual hacerlo en Londres que en Almorojuelo. Luego, cada uno por su lado, imagino que tendrá sus sueños y sus expectativas vitales.

¿Estamos viviendo la dictadura del single

Bien. Es como volver a los viejos tiempos. La música está al servicio del público, y si estos deciden que no quieren tragarse un disco entero, pues perfecto. Habrá que ir a por el single de nuevo. Personalmente, no me parece mal. De cualquier manera, nosotros vivimos en otra realidad en la que single o LP dan lo mismo. Música es música más allá del formato.

¿Tenéis claro el idioma para vuestras canciones o hay luchas internas?

Hay luchas internas para todo. Es la marca de la casa.

A lo que parece que seguís siendo fieles es a la distorsión garagera y psicodélica, con un hard-rock de riffs poderosos. ¿También es marca de la casa?

Sí. Cuando queremos probar con otros sonidos y otros estilos, montamos otro grupo. Sex Museum es así, distorsionado y rocoso, incluso tosco, y no hay nada más tosco que un riff de Link Wray o Tony Iommi, mis maestros.

¿Es Musseexum

Opción B: momento oportuno.

Algunas canciones parecen diseñadas específicamente para el directo. ¿Componéis teniendo eso en cuenta?

Esta vez sí, aunque en otras épocas no era así. Hace tiempo que el centro de la vida de Sex Museum es el directo, y componemos nuestros discos directamente para que funcionen sobre un escenario. Es un acuerdo no aceptado por todos, pero que los que no estamos de acuerdo tampoco discutimos demasiado.

Parece que había vuelto la música a TV. ¿Qué opinas de programas como Cachitos

No pienso que Cachitos sea un programa musical. Lo veo más bien como un programa de antropología social sobre el pasado reciente de España, con enfoque humorístico y la música como hilo conductor. Me gustan más los programas de Ariel Roth o Maika Makovski. Aunque si quieres música a la carta, de acuerdo con los gustos o las apetencias de cada momento, ahí tienes YouTube. Ya no espero que la televisión me traiga la música que me gusta o apetece oír.

¿Cómo lleváis lo del pluriempleo? ¿Los hermanos pequeños, Coronas, eclipsaron en algún momento al mayor?

El pluriempleo bien. Son muchos años, y además de tenerlo muy asumido, lo disfrutamos. Bueno, al menos yo. Llevaría mucho peor tener un solo trabajo; me gusta ir cambiando de grupos para no aguantar siempre a los mismos músicos.

¿La generación Romilar-D es de un material irrepetible?

Sí, reflejo de una época que no creo que se repita. Una aventura postadolescente que en su momento nos tomamos muy en serio y disfrutamos a saco.

Parecía que el pop, en todas sus variantes, había barrido al rock en este país. Pero han surgido Morgan, Los Zigarros... ¿Vuelve a ser un buen momento para el rock?

Creo que más bien son una excepción. La realidad musical y social no tiene nada de rock desde hace décadas. El rock se ha convertido en un tópico feo y rancio con el que no me identifico. El rock siempre fue de inadaptados, de tarados y retrasados, de gente que no encajaba y a los que les gustaba dar por culo y automedicarse. Los Stooges, Los Ramones o Black Sabbath son el ejemplo perfecto: carne de psiquiátrico o reformatorio. Cuando esa gente desaparece, lo que queda es el envoltorio y una actitud impostada y postiza, rockeros de fin de semana y estrellas del pop que canallean su imagen y su discurso para un público que no se entera de nada. Resumiendo: hay poco rock, pero tampoco veo que se le eche mucho de menos... Con lo agilipollada que está la peña, abrir la puerta de nuevo al rock crudo y real es como invitar a casa de nuevo al viejo colega que se folló a tu novia y la dejó embarazada, que estrelló tu coche y desapareció con todos los ahorros que tenías guardados para dar la entrada del adosado en las afueras. Casi mejor dejar las cosas como están y disfrutar de la farsa como si no pasara nada.

¿Qué es lo que supuestamente define a una banda de rock?

Terapia en la carretera; familia disfuncional en la que cada uno trata de imponer los traumas y los roles que ocupaba en la vida familiar con sus padres; exceso de emotividad, falta de profesionalidad, o exceso de profesionalidad y falta de emotividad. Hablo de banda; con un artista todo es diferente: se puede quitar de en medio a todo el que da por culo mucho más fácilmente.

¿Tenía razón Miguel Ríos con aquello de que esto del rock es una carrera de fondo, un suma y sigue continuo? ¿Cuál ha sido el secreto de Sex Museum para sobrevivir todo este tiempo?

Nuestro secreto es fácil: tozudez, miopía extrema, estupidez de pueblerino, no querer aceptar los consejos de nadie e imposibilidad de aprender de nuestros errores. Todo esto, sumado a cierta falta de talento natural -que compenso con una alegre y distraída forma de discurrir por la vida-, nos ha llevado a sobrevivir el doble o el triple que otros mucho más talentosos y que, sin duda, se lo merecían mucho más que nosotros. Somos el ejemplo vivo de que no hace falta hacer las cosas demasiado bien para que funcionen.