El trayecto que va desde la casa hasta el colegio nos da muchas pistas de lo que ocurre en ese mundo de niñas y niños en el que se mueve la etapa escolar. Es curioso como, sin quererlo, en estos momentos encontremos infinidad de conversaciones que salen al encuentro sin buscarlas, en las que los padres y las madres conversan con sus hijos sobre cómo les ha ido un examen, qué trabajo tienen que hacer o las temidas notas.

El abanico de resultados ante un mismo examen o una asignatura es tan dispar y diverso como situaciones y niños nos encontremos, pero se mueve entre unos baremos en los que los pequeños pueden llegar a agobiarse si no encauzan bien la situación. Los padres somos además el resorte que unas veces les ayuda y otras les desaniman en esa difícil tarea que es, a veces, enfrentarse a los exámenes y etapas nuevas en el aprendizaje. Así que esta semana vamos a hacer una ruta que, si bien debería ser diaria -o al menos regular y continuada-, es clave en el avance de tus hijos en sus estudios.

La idea es atender a su agenda escolar, una herramienta idónea para que empiecen a organizar su día a día. En ella nos vamos a encontrar con niños a los que se les olvida siempre anotar las tareas, los hay que la dejan en la cajonera o los que nunca la encuentran, así como los que la llevan realmente impoluta y perfecta. Pero para los más despistados, no hay nada como 'obligarles' a llevar sus tareas en orden con un simple sello. Una carita sonriente, o un dibujo que podamos ponerles en la agenda cada vez que la traigan a casa, hace maravillas; los niños aprenden más a través de las gratificaciones que a través de los castigos. Al final, reconducimos la conducta del olvido a través de un pequeño gesto -reconocerles que han hecho su trabajo- que les anima a continuar.

Puede ser que los padres llevemos una vida familiar que no de tregua a ver qué hacen los niños, pero sentarnos con ellos a ver los deberes y dedicarles el tiempo necesario a ver cómo van y si necesitan de nuestra ayuda es más importante que cualquier otra cosa. Y es que, para evitarnos sorpresas y que nuestros hijos acumulen inseguridades, es conveniente ver cómo trabajan, que tengan una zona de estudio en la que, acompañados primero de los adultos, terminen por ser de manera autónoma ellos mismos los que solos acaben poniéndose con los deberes. Y con los niños a los que más les cuesta terminar la tarea, debemos sentarnos a su lado para acompañarles en este proceso hasta que despeguen por sí mismos.

Como consejo para los mayores, conviene asegurarse de que tienen a mano los útiles necesarios para esta gran tarea que es el aprendizaje y refuerzo en casa: la goma, el lápiz, el bolígrafo, el fixo, las grapas, los colores... Que tengan siempre en casa y en su zona de estudio sus herramientas de trabajo, porque puede llegar a ser desesperante la búsqueda de ese lápiz que no aparece, del sacapuntas que está roto o de cualquier cosa que distraiga a los niños de su cometido inicial.

No valen excusas como: «Bastante tenemos los padres con trabajar para encima estar haciendo los deberes con los niños». No. Los padres somos los que hemos de velar en ese proceso en el que, con la inestimable ayuda de los profesores, se termina de pulir a un niño en el colegio.

Hay otro aspecto muy importante en estos tiempos en los que las familias terminan cada una o cada fin de semana con un niño como si fuera a veces una maleta, de casa en casa. Hay que anteponer ante todas las cosas habidas y por haber la estabilidad emocional y afectiva de los niños como si fuera lo más importante que pudiésemos regalarle a un niño. Si bien es importante el canal de comunicación entre la familia y la escuela, en los casos en los que los niños están de manera alterna con su padre o con su madre, hay que procurar que les afecte lo menos posible y, sobre todo, que estén dentro de un ambiente armonizado y sin discusiones de por medio.

La cuestión es que, además de todos los condicionantes en los que los niños se mueven, los padres y madres, y familia en general, podemos ayudar a los niños en este proceso de aprendizaje escolar de un modo efectivo, como un entrenamiento diario en el que vamos asentando normas diarias para su mejor desarrollo. Tener un espacio para sus tareas en la casales va a ayudar a despegar en algo tan importante como es su educación. Y si no tienen tus niños una zona preparada para tal efecto, el fin de semana es el momento idóneo para empezar a hacerlo y no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy.