Son todas las que están, pero no están todas las que son. Así resume Asunción Morte, profesora del departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Murcia, el 'Atlas de Hongos de la Región de Murcia', recientemente publicado por la Consejería de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente. Obra póstuma del catedrático de Biología y experto micólogo, Mario Honrubia, recoge en sus páginas 600 especies de setas y hongos, sus características, dónde encontrarlas y su estado 'de salud'.

La publicación, que puede descargarse en www.murcianatural.carm.es/web/guest/monografias de forma gratuita, también incluye una primera lista roja con 16 especies amenazadas, así como una serie de consejos o estrategias para su conservación.

«Somos conscientes de que faltan algunas especies, porque, por ejemplo, este año, que ha sido lluvioso en otoño, hemos podido comprobar que han salido setas que no están recogidas en el libro y que las hemos visto por primera vez», explica Asunción Morte, quien se define, junto con sus otras dos compañeras y colaboradoras en terminar el Atlas, Mar Zamora y Almudena Gutiérrez, como «discípulas» de Honrubia. Todas ellas son profesoras del departamento de Biología Vegetal del área de Botánica.

En el Atlas se actualiza toda la información recopilada durante años por este reconocido experto micológico a lo largo de su trayectoria y se explica, de una manera práctica y didáctica y con abundante material gráfico de gran calidad, la evolución, características y particularidades de estos diferentes tipos de hongos y setas.

Una flora que en nuestra Región, que si bien por su climatología no es propicia a grandes producciones de setas, resulta un enclave perfecto de especies singulares para la conservación; y un territorio especial para el desarrollo de hongos con un alto potencial económico, como son las trufas del desierto. Además, se recogen algunas de las principales amenazas para la población fúngica y una serie de propuestas para contribuir a su preservación. Entre las especies amenazadas figuran la Polvera gigante (Calvantia gigantea), la Volvariella pusilla o el Schizostoma laceratum.

A lo largo de seiscientas páginas, y tras situar al lector en el medio físico de la Comunidad murciana, el Atlas introduce en el mundo de los hongos y en un aclaratorio cuadro explica sus beneficios y sus perjuicios; luego sus características generales y, por último, su clasificación genérica.

El documento dedica también un espacio a la conservación de las especies (donde incluye la mencionada 'lista roja'); y las amenazas a las que se enfrentan, como la contaminación atmosférica y el cambio climático, el cambio en los usos del suelo, o la mala gestión de las masas forestales, entre otras.

Hace referencia igualmente a los aprovechamientos económicos que se le podría sacar al cultivo de especies micológicas en tierras que, sin embargo, tienen un escaso o nulo aprovechamiento agrícola. «Hay un gran porcentaje de tierras en la Región de Murcia que ofrecen una buena oportunidad para la plantación de cultivos micológicos. Muchos de los terrenos que presentan una baja rentabilidad para la obtención de productos agrícolas son aptos para el cultivo de algunas especies fúngicas, como por ejemplo las turmas y en zonas más concretas, trufas del desierto», indican sus autores.

Son éstas especies que además de su interés ecológico y socioeconómico, tienen un elevado valor gastronómico, por lo que los los autores del Atlas se extienden en el desarrollo de este capítulo.

Finalmente, recoge el catálogo de las especies que incluye, a modo de inventario micológico de la Región de Murcia, MicoMur, 575 taxones (grupo de organismos emparentados), además de la actualización taxonómica, con su correspondiente ficha.

CREAR UNA CULTURA MICOLÓGICA

La directora general de Medio Natural, Consuelo Rosauro, ha dicho de esta obra que «representa un importante avance en el conocimiento de estos organismos, además de suponer una aproximación precisa a los hongos y setas que los visitantes de los espacios naturales pueden encontrar en sus paseos y caminatas por nuestros montes y bosques y crear así una cultura micológica en la Región».

Rosauro ha recordado que un mayor conocimiento de los hongos y setas ayudará a su vez a una mejor conservación de unas especies «que aportan enormes beneficios para el medio ambiente, ayudando a la descomposición de la materia orgánica o sirviendo como fuente de alimento para otros animales; y para los seres humanos, ya sea como alimento o por servir tanto para elaborar productos antibióticos y otras medicinas como pan, vino o quesos».

«Todo ello hace que los hongos, setas o trufas -ha añadido- tengan también un elevado potencial como herramientas de desarrollo sostenible».

ALIADO DEL TURISMO RURAL

Las investigadoras y expertas en micología, han destacado de Honrubia que fue un «excepcional investigador y divulgador» de la micología, y que estaba convencido de que el recurso fúngico podía convertirse en un potencial aliado para el turismo rural y para el desarrollo de algunas comarcas como la del Noroeste.

Han recordado que eso le llevó a participar en diversos programas y proyectos a nivel interprovincial como Micodes 'Micología, Conservación y Desarrollo'; y a nivel internacional, como director del proyecto europeo Micosylva 'Gestión silvícola de los montes productores de hongos silvestres comestibles de interés socioeconómico como fuente de desarrollo rural'.