Carlos Sadness sigue presentando Diferentes tipos de luz, un álbum compuesto a través de la luz -según cuenta él mismo-; un homenaje a la energía que hace visible todo lo que nos rodea. Se trata del tercero de una carrera triunfal (también con varios epés) que le ha llevado hasta México -ahora Sadness es un fenómeno musical al otro lado del Atlántico- y que este sábado le trae hasta la Sala REM de Murcia.

Pero el catalán no solo presentará el que es, ahora ahora, su último disco, sino también su más reciente single. "Isla Morenita habla de un lugar imaginario al que alguien nos sabe llevar, estemos donde estemos. Allí da igual el mal tiempo, como dice la canción, o las noticias grises; es un espacio para respirar, por eso el aire es nuestro», explica Carlos Sadness, que intenta recrear en sus conciertos el escenario que plantea esta canción. Y es que este lanzamiento coincide con el primer aniversario de Diferentes tipos de luz, envuelto en sonidos tropicales, olores a papaya, música e ilustraciones oníricas, que fue número dos en ventas de España (después de Operación Triunfo) y número tres en México, y con el que ha agotado entradas en las salas de las ciudades más importantes de España, además de ser galardonado con el Grammy Latino al Mejor Diseño de Empaque 2018.

El caso es que el cantante e ilustrador barcelonés sigue recurriendo a la metáfora del espacio para mostrar su universo interior -ya sea con ritmos superbailables, con nuevos flirteos con el hip-hop de sus orígenes o con su ukelele Lupita-, y la capital del Segura será el próximo sitio en el que expanda su proyecto. Sadness, en su momento más fructífero y jugoso, nos lo cuenta.

Ha empezado el año superando la barrera del millón de oyentes mensuales en Spotify. ¿Cómo se siente? ¿Se sigue preguntándose eso de: 'Habrá alguien escuchándome en este mismo momento'?

No sé si me lo pregunto, pero me cuesta creer que sí. Según los números de 'Spoti', más de seis millones de canciones mías se oyen al mes: toca a dos y media por segundo. ¿No parece un error? ¿Una estadística con trampa? Pues parece ser que no, que es verdad. Es abrumador y emocionante.

Ha escrito en redes sobre el disco: «Da igual desde dónde, puedes convertir lo opaco en luminoso». ¿La luz lo es todo en su nuevo álbum?

No sé si todo, pero lo alcanza todo, y cuando no lo alcanza, hay oscuridad, como en algunas canciones menos populares, pero vitales en el disco, como Silencio antiguo. La luz estaba muy presente en la composición del disco, entraba por las ventanillas de los aviones, entre las cortinas de los hoteles, con su personalidad diferente en cada ciudad nueva para mí. Descubrir ciudades es lo más emocionante que me ha dado la música, y lo viví sobre todo en la composición de este disco.

Isla Morenita es su nuevo vídeo, que llega días antes de su concierto en el WiZink Center de Madrid el próximo 23 de febrero. ¿De qué habla?Isla Morenita

La terminé sentado en un autobús que iba de Manhattan a Brooklyn. Esos días había estado viendo en persona un cuadro que me encanta de Rousseau, y se mezclaron muchas cosas en mi imaginación: su estilo naif y a la vez salvaje, el frío polar que hacía en Nueva York y las ganas de sentir un abrazo que me llevase a un lugar cálido e imaginario, como las pinturas del francés.

Cuénteme qué pasa el 23 de febrero.

Celebro un momento bonito de mi carrera musical en el Wizink Center. Esta noche hemos agotado las entradas, y yo vivía con miedo de no superar las 3.000 que había que superar para poder pagar unos costes que me habían pasado. No confundas esto con el interés económico del concierto, porque al final nos vamos a gastar mucho más. Lo que quiero decir es que pensaba que iba a ser una locura, que no iban a venir a verme más de las 2.000 personas que me vieron hace un año en La Riviera ni de broma, y mira, al final son muchísimas más. Qué guay.

¿Su visión de la realidad no es tan de color de rosa como se pueda pensar a priori?

Podría pensarse eso si solo se han escuchado las canciones que he pintado con esos colores, pero de todas formas, siempre pongo una doble lectura, una duda, una tensión. En todas mis canciones hay una tensión en ese sentido, a veces melancólica, a veces inconformista, a veces irónica. Yo quería ser pintor; no sé usar solo un color.

¿De dónde salen sus impulsos creativos?

Es algo muy instintivo que va conmigo desde niño, un latido que no cesa. Siempre viene una frase que abre la puerta a un laberinto, y nunca sé qué hay dentro, pero necesito entrar.

¿Me explica esa dicotomía entre músico y comunicador?

No soy un tipo de etiquetas. La palabra músico me da respeto, porque a pesar de que compongo y toco, no siento que sea mi especialidad ser músico. Creo que mi música tiene el valor en distintos lugares, no solo en lo musical.

¿La imagen ocupa un lugar importante en su propuesta musical?

Supongo que un lugar ocupa. Pero no se trata de un envoltorio, no se trata de vestir algo que no tiene interior, se trata de acompañar, de ir de la mano. De que la imagen sume en ese universo que generan las canciones. Por eso me gusta estar pendiente de los videoclips y del arte de los discos. Yo quería ser pintor, siempre lo digo, así que me sale solo.

En alguna publicación en sus redes sociales, hace referencia a la fama como una consecuencia de algo que transciende. ¿Qué cree que es ese «algo» que tiene como consecuencia su fama?

¿Yo? Tampoco soy súper famoso. El caso es que nunca he hecho algo artístico con el fin de hacerme famoso. Me gusta pensar que es la consecuencia, claro. Me gusta cuando una canción es más famosa que yo y me dicen «el de Qué electricidad» o «el de La papaya». Creo que la gente que me sigue lo hace porque ha disfrutado de mi universo personal dibujado en el arte, porque se siente bien en ese lugar. Es una especie de Isla Morenita donde quedarse a veces.

Empezó en el rap. ¿En qué momento se da cuenta de que su música tiene que dar un giro y por qué?

Lo cierto es que no empecé en el rap; empecé con una banda de rock, pero también me dio por hacer rap, y eso me hizo conocido. Pero no era feliz en ese mundillo, echaba de menos componer canciones con melodías, y retomé la idea del rock. Decidí hacerlo cuando me sentí limitado por las barreras estilísticas del rap, que hoy son menos, pero en aquel momento las sentía demasiado.

Todos sus vídeos mantienen una misma línea estética, tanto que se podrían reconocer incluso sin escuchar la canción€ ¿Se trata de crear un sello personal?

Supongo, pero no es algo tan intencionado, creo que sale solo, como al hacer canciones.

¿Le han ofrecido componer para los candidatos de OT? ¿Cuál ha sido su respuesta?

Me lo han ofrecido bastantes veces últimamente, y siempre decía que algo haría, pero todavía no me he puesto. Quise hacer algo para Aitana en la primera edición, pero no lo terminé, y luego tampoco terminé un tema para Eurovisión que era curioso. No tengo mucho tiempo, y cuando lo tengo, trabajo en mis canciones, que es algo que me hace muy feliz. Si un día tengo más tiempo, compondré para otros artistas, porque es algo que me apetece.

¿Qué le parece la canción que va a representar a España en Eurovisión?

Me gusta. Además, cuando la escuché pensé «parece de La Pegatina», y luego vi que la había hecho Adri, que es amigo, le admiro y quiero mucho, y me puse muy contento. Además es que Adri es un tío que hace canciones de verdad, no son cuatro personas que se han juntado para decir: «Ahora se lleva esto; hay que decir esto, y meter estos sonidos». No. El tío ha hecho una canción como él las sabe hacer, y ha gustado, porque la naturalidad no se puede fingir.