Estas fechas tienen algo en común: el sabor dulce que lo impregna todo, un abanico de recetas típicas que se cocinan en los fogones de cada casa o panadería, con la alegría propia de lo festivo. Hay una receta que siempre les llama la atención a los más pequeños y que repiten: ¿Hacemos galletas de jengibre?

Qué mejor para estos días en los que no sabemos cómo llenar las largas horas de vacaciones escolares que ponerlos manos a la masa, con una sencilla receta que les encanta y de paso los entretiene. Tenemos infinidad de recetas por Internet, sólo falta atinar con la que nos dé el resultado esperado. Desde hace años cocinamos en casa estas galletas, que son realmente deliciosas.

Necesitamos delantales para niños -si no los tenemos, ajustamos los de adultos a su tamaño- y hacemos acopio de los ingredientes. Más vale que andemos sobrados de cantidades, por ejemplo con los huevos y la harina, a media receta seguro que quieren hacer un bizcocho de naranja o mezclar cosas para ver texturas.

Apuntad la lista y la cantidad necesaria: 430 gramos de harina, 200 gramos de mantequilla, 100 gramos de azúcar moreno, 90 gramos de miel, una cucharadita de jengibre en polvo, dos cucharaditas de canela en polvo y un huevo. Cuencos para ir colocando los ingredientes, papel de horno y un rodillo. Esta cantidad nos permitirá hacer aproximadamente unas 30 galletas, según el molde.

Un utensilio que es conveniente tener es el tamizador de harina, a los niños les encanta este paso, y además se sienten unos expertos en el momento en que empiezan a controlar su uso. La harina ha de ser tamizada junto con el jengibre y la canela, y la dejamos en un cuenco grande. La mantequilla puede ponerse en el horno microondas unos 20 segundos para que se derrita y la incorporaremos al azúcar moreno en otro cuenco. Aquí les decimos a los niños que mezclen y vayan batiendo.

También se puede pasar esta mezcla a una batidora y que la tengan un par de minutos, hasta que vean que el azúcar moreno se ha quedado totalmente triturado con la mantequilla. Si tenemos un robot de cocina en casa, es coser y cantar y va mucho más rápido, si no, seguimos con la batidora, incorporando el huevo y después la miel. Estos pasos, aunque los demos al final con las batidoras o robot de cocina, es ideal para que los niños mezclen con ganas y remuevan y, si tenemos varios niños, que colaboren entre todos.

El último paso es añadir la harina que habíamos mezclado con el jengibre y la canela, que quede todo bien homogéneo. Esa masa con cuerpo y con consistencia que se logra y con ese color característico que le otorga el azúcar de caña y el jengibre junto a la canela, se meterá al frigorífico durante una hora. En la bandeja del horno pondremos papel de horno, y encima disponemos la masa; colocamos encima otra hoja de papel de horno, y con ayuda del rodillo estiramos la masa hasta lograr un grosor aproximado de 5 mm, o según las queramos.

El tiempo de espera en la nevera es el momento idóneo para que los niños nos ayuden a recoger la cocina y los utensilios que hemos ido usando. Les pedimos que vayan dejando las cosas en el fregador o en el lavavajillas, que guarden los ingredientes en los correspondientes cajones o armarios. Y así vamos consiguiendo que sean ellos realmente los artífices de todo el proceso de elaboración, responsabilizándose de algo tan importante como el orden y la limpieza.

Antes de sacar la masa del frigo, y con la mesa de la cocina bien despejada, tendremos los moldes con los que vayamos a dar forma a las galletas. A los peques les encanta los relacionados con motivos navideños: con forma de abeto, de corazón, de estrella, de palito de caramelo y, cómo no, de muñeco. Si por lo que sea no las tenemos o no nos ha dado tiempo a comprarlas, los tapones de leche o de botellas grandes de agua son fáciles de conseguir y nos servirían para hacer galletas con forma redondeada.

Con cuidado, empezamos a elaborar las formas , tras ir colocándolas en una bandeja de horno y sobre una base de papel de horno, las tendremos alrededor de 18 minutos a unos 180 grados, e iremos observando por si nuestro horno es muy potente y se hacen antes. Es importante colocarlas, al finalizar el proceso de horneado, en una rejilla para que terminen de endurecerse.

El proceso final que les encanta a los peques es decorar las galletas, una vez que se han enfriado. Esto se consigue con unas masas preparadas de colores que van en unos pequeños tubos de plástico, dando el toque más creativo a las galletas y a este proceso de creación culinaria. Aprovecha estos días para cocinar y convertirte en un pequeño chef en casa.