Tras un mes de septiembre en el que nos hemos reconciliado con el cole y el despertador, a muchas familias nos queda una asignatura pendiente: las actividades extraescolares. Si bien es una manera de llenar el tiempo libre de los peques de la casa, también es una manera de dar posibilidades a aspectos deportivos y culturales fuera del horario escolar.

Son muchos los niños que en el mismo centro escolar reciben este tipo de actividades. Los ratos libres entre las horas lectivas de la mañana y de la tarde se aprovechan para desarrollar destrezas como las lingüísticas con el aprendizaje de un idioma extranjero. Clases de informática, kárate, danza, patinaje, manualidades o música suelen ser también parte de una oferta que ayuda a los niños a agruparse con sus compañeros más afines durante uno o dos días a la semana.

Las piscinas municipales también se llenan en este inicio de octubre. La oferta por parte de ayuntamientos y centros deportivos hacen que podamos optar a una amplia variedad de actividades que se adaptan tanto a los horarios de los niños como de las familias. Es importante recordar la importancia de aprender a nadar en infantil, pero es que, además, la natación es uno de los deportes más completos.

Tras las clases, los peques también suelen dedicar un tiempo a los juegos. Tenemos la gran suerte de contar en todas las piscinas municipales con personal altamente cualificado y con una conexión especial con la infancia, preocupados en todo momento de que se sientan seguros y pierdan el miedo al agua.

Otro deporte que recomiendo en la infancia y a lo largo de toda la vida es la danza, como lenguaje personal de expresión corporal y emocional. La danza vive en cada uno de nosotros, como parte intrínseca, y es en un aula con profesorado especializado cuando los niños sacan toda la magia que hay en su interior. Ayuda a desarrollarse físicamente, a controlar el cuerpo y el manejo del control postural, a trabajar el equilibrio y la elasticidad, y, sobre todo, a coordinar mente y cuerpo a través del movimiento.

Las actividades extraescolares son un regalo para nuestros hijos; un medio para que desarrollen sus talentos innatos, para que descubran ese potencial que hay en cada niño, y, por qué no decirlo, una forma de que entiendan que hay que ser responsables e inteligentes a la hora de gestionar nuestro tiempo libre.

Las horas en el parque son buenas, necesarias, pero además del estudio y del juego, podemos dedicar un par de días a la semana a desarrollar algo más. De manera natural irán adquiriendo hábitos relacionados con el horario, la disciplina personal y la superación, y el reto de adaptarse a grupos de niños que no son los de diario en el colegio. Además, algunas de estas actividades puede que les permitan relacionarse con chicos y chicas de otras zonas de la ciudad o de su pueblo, de otros colegios, y convertirse así en nexo comunicativo entre niños y familias.

Amor Corbalán dirige una de las academias que, como tantas otras, inicia en la danza a cientos de niños. Muchos de estos centros dan sus clases y, a final de año, realizan un festival, bien en auditorios o en escenarios de la relevancia del Teatro Romea. Los niños disfrutan con estos proyectos en los que su esfuerzo se muestra a final de curso con todo el cariño con el que nos enseñan a diario sus logros.

Bien en idiomas, en baloncesto, en patinaje, en gimnasia rítmica, en música?, las actividades extraescolares pueden ser un elemento clave en el tiempo que pasamos con nuestros hijos, tanto cuando les llevamos a las mismas como cuando les recogemos al finalizarlas. Aprovechemos esos momentos para hablar con ellos, que nos cuenten todo cuánto les inquieta.

El deporte ha de ser un elemento de prolongación de nuestras habilidades y destrezas personales, un medio en el que poder compaginar aspectos familiares y de ocio de un modo equilibrado. Pero debemos ser cuidadosos con no saturar a los niños de actividades: si un niño se siente agobiado o incómodo con una actividad, no debemos obligarle a que la realice si le supone angustia. No siempre es el momento para empezar una actividad, han de ser ellos los primeros que disfruten con estos cursos, clases o equipo. Al igual que no podemos pretender que nuestros hijos hagan aquello que nosotros en nuestro momento no hicimos o no logramos; el pasado es pasado y lo que importa ahora es el presente y el futuro que vamos tejiendo día a día.