Los Deltonos volvieron a la carga el año pasado con su decimotercer trabajo, un álbum homónimo grabado en los estudios Guitar Town (que gestiona el propio líder del grupo, Hendrik Röver), y editado por Guitar Town Records, el sello de la banda, donde Hendrik y sus compañeros desatan todas sus influencias rockeras y, cómo no, sureñas. «Partimos del concepto #GrasaSaludable. Cruda, rasposa, grasienta», apunta el vocalista de los cántabros, quienes, junto con Los Marañones -que les acompañarán esta noche en la Sala REM de Murcia- y Los Enemigos, constituyeron la Santísima Trinidad del rock de los noventa.

Estás en racha, Hendrik. En apenas dos meses publicaste Sixpack vol. 2 con Los Deltonos y Fetén/Fatal junto a Los Míticos GT’s. ¿Hay más novedades?

La cosa va por arreones. Ahora mismo hemos empezado a trabajar en el siguiente disco de Los Deltonos, que estará para principios del año que viene, pero paralelamente ando con más cosas que saldrán incluso antes. A veces se acumulan las comandas...

Editar dos discos simultáneamente en los tiempos que corren, ¿no es una apuesta arriesgada?

No si van a un público en principio bastante distinto. Tampoco son dos supercampañas que se cancelan. No hay problema. Además, ambos proyectos están en escalones bastante distintos de atención y popularidad.

¿Cuáles son las diferencias entre Los Deltonos y Los Míticos Gt’s?

Son dos conceptos bastante alejados. Del abanico de las músicas de raíces norteamericanas, Los Deltonos se ocupan del centro, del rock, con el apellido que quieras (country rock, blues, etc.), y Los Míticos somos los de los extremos: honky tonk, bluegrass, cantautorismo... Cuarteto apisonadora versus trío pizpireto [Risas].

En tu caso, ¿guardas las canciones en cajones diferentes, uno para Los Deltonos y otro para proyectos personales como Hendrik Röver y Los míticos GT’s?

Todas están juntas, pero cada una elige su destino... Yo ahí me meto lo mínimo.

¿Sigues con el concepto de «el rock también es posible en castellano»?

Por supuesto. Es posible, deseable e incluso diría que bastante necesario. Hay otros estilos que lo entendieron hace tiempo, y les va más que bien.

El nuevo disco recuerda al sonido de los primeros discos de Los Deltonos. ¿Habéis intentado volver, de alguna manera, a los orígenes?

No deja de sorprenderme esa afirmación. Para mí es como comparar una chuletilla de cordero con un chuletón de Tudanca, pero si vosotros lo decís, me parece bien, y si os mola..., ¡más!

¿Dirías que hay una idea que subyace a todas las letras del álbum?

Diría que no, que pueden ser todas de progenitores distintos. Pero, eh, si hay alguien ahí afuera que vea relación, que me lo diga.

Cada canción tiene el aspecto de un relato breve. En lo musical, el disco está influido por el sonido americano, pero a la hora de escribir los textos, ¿también te fijas en la narrativa norteamericana?

En lo que me fijo por fuerza es en que no tengo más que doce o dieciséis frasecillas para contar toda la historia. Hay que sintetizar a tope, y aún así tratar de que se entienda. No hay nada más frustrante que el que luego te digan: «Pues yo no entendí nada, no sabría de qué va la canción...». A veces se trata de eso...

¿Personalmente te ves en un momento especialmente creativo?¿Crees que Los Deltonos están en su momento más dulce?

Creo que, al compaginar grupos y estilos, he aprendido a optimizar mis recursos y a aprovechar cabos sueltos, pero, quien sabe, lo mismo es la edad.

Hace tiempo que no se os ve en el cartel de un gran festival. ¿Siempre tocan los mismos?

Bueno, este año hemos hecho el Sonorama, que es de los más grandes. Supongo que cambió de imprenta y los demás siguen con la anterior. Nosotros vamos a intentar apabullar allá donde nos inviten, como siempre.

Parece que no vas a seguir sacando discos en vinilo...

¿He dicho eso? Algún calentón quizás. Hubo un par de años que las esperas eran desesperantes, pero la cosa se ha normalizado. Habremos vinilum.

He oído durante muchos años que sois el mejor grupo de rock and roll de este país, y estoy de acuerdo, pero no llegáis a explotar nunca a nivel mediático. ¿Cómo se motiva uno para seguir haciendo discos? ¿Qué destacas y de qué te arrepientes de estos 30 años?

La clave está en pensar siempre que lo mejor está por hacer; eso es suficiente motivación. Aparte, los Bañones, Joseles, etc., tenemos la misión de demostrar que es un oficio que da para una vida, no solamente para unas vacaciones de un verano de juventud. No me arrepiento de nada en absoluto; además, mi pragmatismo me impediría tan siquiera planteármelo...

¿Qué repertorio estás haciendo en esta gira?

Parte del último disco y, el resto, una variada selección de clásicos y menos clásicos de ayer, hoy y siempre. Desde que también soy cantautor, he aprendido que no es necesario tener una lista definida. Vale un boceto y luego hay que intercambiar opiniones con el público.

Con Los Marañones, ¿qué os une?

Somos una especie de hermanos paralelos desde siempre. Empezamos a la vez, nos conocemos desde hace 30 años y si pinchas un compás en el centro del país, estamos exactamente a la misma distancia. Y no soy de teorías de la conspiración...

¿Los Deltonos siguen riendo mejor?

Siempre. Es la ilusión, como dije antes, de saber que lo mejor está por venir.