Iratxo es un duende de la mitología vasca y el apodo de Juan Manuel Cifuentes, un músico sevillano afincado en Lavapiés, líder de la banda creada en 2007 que lleva su alias como nombre. Pa' bestias no hay senderos es su séptimo disco; un álbum en el que el carismático artista, rodeado de una banda completamente renovada, presenta su mejor trabajo hasta el momento: macerado, reposado y madurado a conciencia, refleja a la perfección los puntales que han sostenido su carrera (rock, reggae, ska, rumba...), todo ello aliñado con letras rabiosas, suaves, desnudas y unos estribillos potentes, al servicio de guitarras agitadas y vientos al aire, plenos de pegadizas melodías. El disco salió a la venta el 7 de septiembre y la gira de presentación arranca esta noche en Murcia, ciudad con la que el artista tiene un vínculo muy especial.

Pa' bestias no hay senderos. ¿Qué quiere expresar el título?

Que la naturaleza de cada uno finalmente aflora, y que no somos más que animales, quizá, con la capacidad de pensar demasiado.

Tengo entendido que ahora vives en una granja, ¿buscando la paz lejos del mundanal ruido?

Me he apartado, alejado un poco de tanto hormigón, y creo que una granja siempre vivía en mí; ahora solo ya tengo el espacio. También creo que la paz no existe, es una excusa de los perezosos.

Este disco sale bajo el sello Dromedario Records. ¿Por fin tienes discográfica? ¿Cómo fue el fichaje?

Me encanta que me hagas esa pregunta. Nunca he querido una discográfica. Ahora trabajo con unas personas que son amigos y que, casualmente, tienen una; para mí no es discográfica, es familia de la que se elije. Después de varias charlas, decidimos hacer este disco juntos; muy natural todo, y con mucha calma.

¿La autogestión era para ti la forma de continuar en una industria cada vez más cerrada?

Siempre he sido autoproducido y autogestionado, porque no creo en la industria; existe como tal y juega a su ritmo, con sus tiempos, con sus elecciones. Todo está muy manoseado para crear un producto que funcione, y en muchísimas ocasiones se pierde lo vivo, lo real. Siempre he tenido ofertas, algunas buenas, y siempre decidí que mi camino era el que llevaba, fuera donde fuera. Y aquí estamos, siete discos después, en la ´guerra´.

Llama la atención la variedad que hay en el disco. La mayoría de las canciones son muy distintas entre sí; es muy espontáneo, nada lineal, en ocasiones algo anárquico. ¿El resultado es premeditado o eso no se tiene en cuenta?

Siempre digo que mi manera de componer es vomitar letras y después decorarlas con la música que más me nazca ponerle; no hay frontera más que mi capacidad de poder hacer un estilo u otro. El nexo común supongo que es mi voz y, precisamente, esa variedad a la hora de no tener un estilo concreto y abusar del rock, el ska, el reggae, la rumba, el blues€ Sin barreras.

¿De qué hablan tus letras en esta ocasión? ¿Dónde has puesto el acento?

Nunca me gustó escribir sobre algo concreto. Esta vez creo que hay más rabia y reivindicación, para mí y para la época en la que vivimos. Hay amor, hay lucha, hay libertad, hay desamor, inconformismo...

Hablando de escribir€ ¿Cuáles son las influencias literarias de Iratxo?

No leo desde hace años. Soy más de audiovisuales y música, no cojo hace tiempo libros; dedico mi tiempo a otras cosas, no echo de menos leer, nunca me enganchó demasiado. Prefiero escuchar versos en la música, y ahí sí, ahí están Chaouen, Kutxi, Sebas de la Vela, Robe...

¿Ha cambiado en algo tu manera de componer en este disco?

He seguido con mi costumbre de sentarme y hacerlo; no pensarlo, dejar la mano irse en el papel y en la guitarra. Creo que si lo hiciera premeditadamente no me saldría nada porque no sabría por dónde empezar ni por dónde acabar. Tengo la suerte de que se empieza y se acaba cuando llega y se va; no hay nada más después ni antes.

¿Las colaboraciones han salido también de manera natural?

Sí, como todas las que he hecho yo y las que han hecho conmigo; si no, no tendría sentido y no se harían. Son compañeros de profesión, nos cruzamos en la carretera, en los escenarios, compartimos lo mismo; es fácil tropezar y dejar caer la voz en alguna canción. Yo tengo la suerte de tener buenos compañeros de trabajo.

Se observa mucha rabia en Los gritos del hambre. ¿Cómo llegan hasta ti esos gritos?

Cuando hablo de hambre, no solo lo hago del estomago, de lo esencial para vivir; hablo también de las necesidades que tenemos los humanos como personas y como animales, y esas las tenemos muy descuidadas. Tenemos raciocinio, empatía, y creo que casi nunca las usamos, somos unos borregos llevados de un redil a otro, manipulados con mentiras o verdades disfrazadas. Creo que no estamos haciendo las cosas que nos toca hacer bien. No cuidamos nada ni a nadie.

En Garaje Beat Club, donde inicias gira, grabaste un DVD en directo para el recuerdo. ¿Hay planes para su edición?

De momento se queda en el cajón; no sé aún qué haré ni cuando. Quería tener un recuerdo de la Murcia que siempre tanto me ha apoyado, y ya lo tengo; el tiempo me dirá que hacer con ello. No hay prisa, y sí cariño por esa noche.

¿Hay un vínculo afectivo muy especial con esta sala?

Isaac es uno de los mejores profesionales de este país; da igual que sea en su sala o rigiendo un escenario, es una persona en la que confío plenamente para todo; forma parte de esa familia elegida. Son muchos años ya y muchos ´fregaos´ pisados, así que donde esté él, allí iré yo sin dudarlo.