El pasado 25 de agosto nos abandonó con 80 años Lindsay Kemp, un coreógrafo, mimo, actor, bailarín, pintor y escenógrafo británico que creó un teatro en el que mostrar a la comunidad gay sin tabúes y llenó las tablas de expresividad corporal. Con la obra de teatro Flowers (1968) llegó su éxito a nivel internacional, y en 1977 la recibió España como un aire liberador.

A esta obra le siguieron otras grandes representaciones teatrales como: Salome (1976), Mr. Punch's Pantomime (1975), A Midsummer Night's Dream (1979) y decenas de obras más que no hicieron más que ensalzar la gran figura artística de Kemp. Su singularidad artística la llevó a colaborar con el ya fallecido cantante David Bowie, quien le pidió ayuda para dirigir el musical Ziggy Stardust.

De Lindsay Kemp hablamos con Fernando Castillo, un artista residente en Murcia que tiene en su casa una inédita colección de cuadros de esta figura del teatro. Fernando Castillo nació en Hellín, pero se trasladó a Madrid donde estudió Bellas Artes.

Más tarde, se desplazó a Murcia para pintar al entonces presidente de la Academia de Medicina, algo que se fue extendiendo a los notarios de Albacete, Granada, los alcaldes de Alicante y muchas otras personalidades.

«Hubo un momento en el que decidí que no quería seguir haciéndolo porque eso lo puede hacer cualquiera». Fernando se lanzó a «crear un estilo propio, reconocible, que no existiera en ninguna otra parte». Tras tomar la decisión de dejar la pintura de retrato, pasó tres años buscando una nueva forma de hacer pintura, hasta que le vino la idea cuando fue a ver a Lindsay actuando en una obra en Murcia.

«Esta era una idea totalmente nueva y en cuánto se la comenté a Kemp le gustó desde el primer momento», agrega Castillo.La exposición se titula Lindsay/Elisabeth: danza osmótica a través del espejo y en ella se ven una serie de personajes girando alrededor de Lindsay, que interpreta a la reina de la función, con una serie de espejos. La exposición consta de seis cuadros grandes(dos metros de largo por un metro de ancho) e irán intercalados por otros seis espejos de la misma medida.

«Imagínate que entre cuadro y cuadro hay espejos intercalados, tú te metes en el interior de este concepto y estás viendo tu imagen reflejada con el resto de los personajes. De manera que tú formas parte de la obra», explica el autor y añade que «durante este tiempo la música está sonando constantemente, por tanto, el espectador está siendo imbuido tanto por la música como por la imagen». La idea es que «el espectador se meta en la tramoya y sea un actor más».

Tal fue la relación entre Kemp y Fernando Castillo que el pintor no ha vuelto a pintar a ningún otro artista, porque como él mismo dice «Kemp fue una persona que me impresionó muchísimo».

El nacimiento de un tributo

El nacimiento de un tributoDiez años es lo que le ha costado realizar esta serie de obras a Fernando Castillo, algo que «no ha sido nada fácil», como el mismo Fernando confiesa. «Lindsay me decía: '¡Qué narices tienes! que todos los trajes de la obra son de Sandy Powell, que tiene tres premios Oscar y siete nominaciones y te permites el lujazo de no copiarlos'. Pero es que yo soy incapaz de copiar», reconoce Fernando.

«Yo he cambiado los modelos, los he simplificado dándoles mi estilo. Ninguno de las cuadros se corresponde a una fotografía real», dice Fernando. Pero no todo lo que aparece en la obra es irreal, el pintor afirma que adecúa «las expresiones a lo que quiero decir», pero aclara, «siempre he respetado la figura de Kemp».

«Con esta obra quería conseguir un estilo que me identificara pero, por otro, quería meter el espíritu de Kemp dentro de mi concepto de pintura. Todo está al servicio de la grandeza de Lindsay», asegura el pintor.

Tras diez años de arduos esfuerzos, Fernando Castillo espera el momento de dar a conocer esta exposición al mundo. «La idea era exponerlas un tiempo aquí, hacer un buen catálogo y entonces hacer una exposición itinerante», dice el artista y confiesa que quiere que estas obras lleven «el subtítulo de Murcia».

Por lo demás, el autor de la exposición dice que no piensa vender las obras de momento, pero que si lo tuviera que hacer, las vendería juntas. Aún así, para él lo más importante es «tener un catálogo importante y con la base de Murcia ir llevando la exposición por diferentes ciudades».