Fino Oyonarte -que primero fue bajista de Glutamato Ye-Yé y de La Banda del Otro Lado- ha sido, sobre todo, pieza fundamental en la historia de Los Enemigos, además de montar proyectos como Clovis y Los Eterno; cuenta también con una amplia carrera como productor (Los Planetas, Lagartija Nick, Mercromina, Nadadora, Napoleón Solo...). Sueños y tormentas (Buenaventura, 2018) es, después de tantos años y experiencias, su primer disco a título propio, situándose ahora en un plano completamente diferente.

Fino necesitaba mirar dentro de sí mismo, y ha dado un paso al frente definitivo. Sueños y tormentas le aleja del estilo marcado por Los Enemigos, y también de lo mostrado con sus otros proyectos, en una carrera dilatada presidida por la calidad. Puede entenderse como una acumulación y un recopilatorio vital de influencias. Desde el pop más vitalista a las ambientaciones con ecos a Nick Drake, envolventes y oscuras. Oyonarte abre hoy las actuaciones de la primera jornada del Lemon Pop en el Parque Fofó.

¿Cómo se te ocurrió grabar Sueños y tormentas ?

Llevaba algunos años deseando grabar un disco en solitario. Tenía la necesidad de hacer algo propio enteramente a mi gusto. Por circunstancias de la vida, era algo que siempre posponía, hasta que pasó a ser una prioridad, y ahí está.

Nunca antes te habías enfrentado al reto de cantar todas las canciones. ¿Cómo lo has hecho?

Poniéndome a ello. Practicando bastante. Llevé las canciones muy trabajadas al estudio.

Lo firmas con tu nombre, los textos son claramente autobiográficos, y en la portada aparece un retrato tuyo. ¿Querías dejar muy claro que es un disco de Fino Oyonarte? ¿Es tu disco más personal?

Claro, claro, que no haya lugar a confusiones [Risas]. Puede ser. Yo siempre estoy presente en todos los discos que he grabado en estos 30 años, pero aquí estoy más puro, digamos; prácticamente sin adulterar. Conforme iba escribiendo las canciones y haciendo alguna maqueta, me di cuenta efectivamente de que todo era bastante personal, y tenía sentido salir con mi nombre. La fotografía de la portada es de Ricardo Roncero, y refleja mi estado natural en el momento de grabar el álbum. Las referencias a discos clásicos de finales de los sesenta y principios de los setenta, de Leonard Cohen, Dylan, Lou Reed, Nico?, me dio confianza para salir en la portada. ¿Por qué no? Nunca lo había hecho antes.

Sueños y tormentas es un álbum íntimo y visceral que no solo te aleja del estilo marcado por Los Enemigos, sino también de lo mostrado con Clovis o Los Eterno. ¿Qué pretendías?

Necesitaba expresarme, y esta es la forma que he encontrado de hacerlo. Componer, escribir, encontrar mi voz propia huyendo de cualquier forma de inhibición, como decía Allen Ginsberg.

Teniendo en cuenta que cantar nunca ha sido una prioridad en tu carrera, ¿te costó mucho interpretar las canciones en el estudio?

Como dije antes, trabajé mucho las canciones. Un mes antes de entrar a grabar las ensayaba todos los días, y eso me ayudó a tener más seguridad a la hora de cantarlas. Cuando César Verdú me puso un micrófono Telefunken U47 para grabar la voz, me venían imágenes de Billie Holiday y Frank Sinatra en grabaciones míticas con ese micrófono, y me dije: «Sé tu mismo».

Te has rodeado de algunos colaboradores muy especiales. ¿Los llamaste, o pasaban por el estudio?

Les llamé. Y tuve la suerte de que quisieran ayudarme. Por un lado trabajé las bases con Carlos Aquilué (batería de Kiev Cuando Nieva) y Jaime Sevilla (Los Eterno) y algunos órganos y sintes con Nacho Olivares (Lou Anne, Los Eterno) en el local de ensayo. Tuve una sesión en el estudio Río Bravo con Xema Fuertes y Caio Bellveser (habituales colaboradores de Jose Rouse, Alondra Bentley, Maderita), donde tocaron contrabajo, vibráfono, melotron, guitarra eléctrica, y con Pepe Andreu al fiscorno y trompeta. Ellos no habían oído nada. Íbamos pasando canciones y algunos arreglos los tenía claros, pero en algunas canciones se improvisaron arreglos en el momento. Fue una sesión estupenda, divertida y muy productiva. Tenía varias melodías de cuerda, pero no conocía a músicos y tampoco sabía si me lo podía permitir. Mi amigo Daniel Lorca (Nada Surf) me puso en contacto con Phillip Peterson (colaborador de Lorde, St. Vincent, Posies...), que ya había hecho arreglos de cuerda para varios discos de Nada Surf, y ha hecho un trabajo excelente. También participó su hermana violinista Victoria Parker. Y llamé a Ana Galletero para tocar algunas partes de violín, y a mi sobrina de 13 años Silvia Pérez-Madero Oyonarte, en la que ha sido su primera grabación. También Cesar Verdú grabó un sintetizador y alguna percusión. Todo un lujo haber podido contar con todos ellos.

En Cien pasos se escuchan unos latidos al principio de la canción. ¿Qué significa?

Que mi corazón sigue latiendo. Es un loop extraído de una ecografía de mi corazón.

¿Hasta que punto ha resultado terapéutico, redentor, este disco?

No lo sé aún, pero estoy muy contento de haberlo hecho. Es lo que deseaba y necesitaba hacer desde hacía mucho tiempo.

¿De qué referencias te has valido para componer y grabar estas canciones?

Muchos clásicos y algún contemporáneo: Leonard Cohen, Nick Drake, The Beatles, Nico, Kevin Ayers, Dylan, Lou Reed, Elliott Smith... A nivel de letras me he sentido muy atraído por Rafael Berrio, Javier Sánchez, Kiko Veneno; por los relatos de Raymond Carver y la poesía de Cernuda.

Sueños y tormentas se sitúa en un plano completamente diferente. No es un disco de consumo rápido. Salir con un disco tan reposado tiene su riesgo. ¿Es lo que te sale?

Soy consciente de que entraña cierto riesgo, pero es lo que me ha salido en este momento concreto. Mi premisa era hacer buenas canciones y un buen disco. Ser honesto conmigo mismo.

Afortunado es una canción prácticamente autobiográfica. ¿De qué trata?

Podríamos decir que he tardado en hacerla unos cuarenta años, más que nada por su temática. Trata de lo afortunado que puedes llegar a sentirte por lo que has vivido, aunque también te hayas llevado muchas decepciones. Está cargada de imágenes y sensaciones sobre el paso del tiempo, y es también una declaración de intenciones.

Habiendo ejercido de productor en discos tan decisivos como Super8 , de Los Planetas, ¿cuál ha sido la función de César Verdú, responsable en este caso?

César ha sido mi máximo apoyo para grabar el disco. Confié en él para que llevase el peso de la producción y yo poder centrarme en la interpretación. Ha sido fundamental que haya estado a mi lado sacando el mayor partido a mi interpretación, aportando ideas al concepto de sonido y producción del disco. No es nada intrusivo y ha potenciado las canciones de una manera muy sutil.

Cantas a la casualidad de terminar en Madrid. ¿Está la capital muy presente en el disco?

No especialmente, pero sí es verdad que Afortunado abre el disco, y 'la gran ciudad' en este caso es Madrid, aunque para otra persona puede ser otra.

Vas a compartir escenario con Luna. Hace un tiempo publicaste Postales negras (Dean Wareham, líder de Luna y Galaxy 500) en tu editorial, Libros de Ruido. ¿Cómo llevas tus trabajos editoriales?

Estoy muy contento de compartir escenario con Luna en el que será mi primer concierto en trío acompañado por Ana Galletero al violín y Elsa Mateu al violonchelo. Para mí un formato totalmente nuevo. De momento, Libros de Ruido está parado. Quizá algún día se pueda retomar la editorial.

¿Por qué elegiste Sueños y tormentas como título del disco? ¿Qué parte hay de sueños y qué parte hay de tormentas? ¿Con qué sigues soñando?

Es una forma poética de expresar mi día a día. Aparece en una de las canciones: «Van cargadas las nubes de sueños y de tormentas». Pues eso, es un símbolo y también es real. Los sueños siempre han sido un motor en mi vida, tener ilusión por hacerlos realidad, pero el conseguir esos sueños te puede acarrear muchas tormentas. La cara y cruz de la moneda. Sigo soñando con seguir en este camino disfrutando de la música.