¿Qué tiene la novela negra para haber llegado hasta el favoritismo de los lectores?

Son muchos los factores que influyen a su favor: uno, es el más lúdico de los géneros, permite al lector 'jugar a ser detective'; dos, describe cómo es una sociedad, desde los bajos fondos a lo más elevado; tres, es una novela que ha conllevado siempre una importante labor de lucha social, de los derechos de los más humildes, y cuatro, es un género vivo que hibrida con la histórica, la novela de amor, el ci-fi y hasta el cine y la TV. Es un género muy agradecido.

¿No correremos el riesgo de saturarnos todos y agotar el género?

Absolutamente sí. Llevo muchos años en esto y asistí a la saturación que sufrió el lector sobre la novela histórica. Los editores, cuando algo funciona, se empeñan en repetirlo y repetirlo, y eso cansa. Afortunadamente, el policíaco se reinventa constantemente. Pero ojo, hay que estar alerta y no cansar a la gente.

¿Usted se sintió desde siempre atraído por este género?

Sí, la culpa es de Doyle. Me declaro holmesiano estricto.

Ahora que han pasado algunas décadas de expansión, ¿se atrevería a valorar la evolución que ha tenido el género en España?

Salvo alguno como Mankell, no me gusta la novela negra sueca. Pero hay que reconocer que aquel boom terminó por ayudar a que el género fuera tenido en cuenta y dejaran de ser 'novelitas de kiosco'. Ahora es un género muy prestigiado gracias al trabajo de muchos de mis compañeros que han escrito grandísimas novelas moviéndose en este género.

Elija a un personaje y a un autor del género a quienes les hubiese gustado conocer.

Wilkie Collins, como autor. ¿Personaje? Holmes, sin duda.

¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Hace muchos años que acudo a Cartagena siempre que me llaman. Tengo muchos amigos allí, y Paco Marín y Antonio Parra me han llamado en muchas ocasiones para hacer multitud de actividades. Que Cartagena Negra haya crecido así es motivo de satisfacción para todos.

¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

Los venenos y las armas de fuego, sin duda. No soy aficionado a la casquería. No me va mucho lo de matar a 'mano'.

Ahora una complicada: elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Me pueden demandar por esta pregunta. Creo que no mataría a nadie, aunque a alguno lo mandaba a alguna isla, seguro.

¿Cómo podemos valorar el papel de la mujer en la novela negra actual?

Hombre, espectacular: ahí están Dolores Redondo, María Oruña, Nieves Abarca, la Fallarás?, nos conocemos hace muchos años y tienen una trayectoria impresionante, mucho trabajo detrás y muy buenas novelas escritas. Esto no es flor de un día. ¿Podría ser mejor? Sí, la importancia que se da a la mujer a nivel profesional es mejorable en nuestro país en casi todos los ámbitos. Pero tenemos muchas y muy buenas.

En Nunca es tarde alterna la época actual con el tardofranquismo, tal y como están las cosas ahora, ¿cuál de las dos era más peligrosa?

No quisiera hablar de política, pero me inquietan ciertos ascensos de ciertos personajes que tienen un aire muy casposo y muy nacionalcatólico para ser tan jóvenes. Nos costó mucho superar esa rémora para que ahora vengan estos 'pijeras' con ese discurso tan rancio. Da miedo.

En sus novelas siempre hay una gran presencia femenina, pero parece que es la primera vez que le da el protagonismo a una mujer, ¿qué tiene Isabel Amat para merecerlo?

No es por Isabel en sí, era porque todas mis novelas estaban ambientadas en otras épocas donde, por desgracia, el papel de la mujer era muy secundario. Al estar ambientada hoy día pude desquitarme y hacerla protagonista.

Sabemos que caemos en el tópico, pero quizá los lectores no nos perdonarían que no le preguntásemos por Víctor Ros.

Acabo de terminar una novela ambientada en la actualidad este verano y hoy, precisamente, he recibido un pedido de libros para documentar la siguiente novela de Víctor en un lugar extraordinario en el XIX: Cuba.

Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Experimenta, lee cosas distintas, disfruta de la heterogeneidad del género y, si puedes, date una vuelta por un congreso. Uno de los motivos del éxito del género es que los autores de negra no somos unos gafapastas: echamos nuestras cervezas, vemos series, contamos chistes y eludimos esa etiqueta de 'intelectual'; cuando se juntan cuatro cuentacuentos de negra, la gente alucina. Cuando los lectores vienen a los congresos y echan un ratico con nosotros los lectores flipan, no sienten cercanos y eso les gusta.