Los seres humanos nos movemos por diferentes motivaciones. Unos lo hacen por pura supervivencia, otros -demasiados, quizá- por egoísmo, y hay quien, incluso, lo hace por altruismo. En el caso de Alberto Nieto (Cartagena, 1957), el motor que impulsa su vida es la pasión, y solo hay que escucharle hablar de música para darse cuenta. Director del Festival Internacional Jazz San Javier y secretario de Administración Local del Ayuntamiento de la localidad marmenorense, cuando se le pregunta por bandas o artistas que hayan pasado por el Auditorio Parque Almansa dejando un bonito recuerdo en su memoria, es prácticamente imposible seguirle: «George Benson, Herbie Hancock, Willy DeVille, Eric Burdon, Bill Wyman, los miembros de Chicago, Chris Isaak... Podemos decir que, en general, los músicos que han pasado por el festival no solo nos han dejado grandes actuaciones, sino que han tenido un trato muy agradable con todo el equipo», señala Nieto, de 61 años, que evidencia, con una naturalidad asombrosa, un conocimiento, no solo del jazz, sino del blues y el rock, casi prodigioso.

No en vano, si de algo hace alarde es de no haberse perdido «ningún concierto en toda la historia del festival». Cada julio, cada noche de música en San Javier, Nieto ha acudido puntual -ya estuviera sobre el escenario una gran estrella o un desconocido- a su butaca en el Parque Almansa; y no como director, no cumpliendo con un deber asociado al cargo que ocupa, sino como un aficionado más. «Este año, por ejemplo, no creo que hubiera nadie entre público con más ilusión que yo en el concierto de los Mavericks. ¡Estaba como un niño con zapatos nuevos! Llevaba cinco años intentando traerlos a San Javier... O cuando trajimos a Paul Anka...», recuerda sobre el que fue uno de los conciertos estrella de la edición de 2007. «Igual había alguien con la misma ilusión que yo, pero más es difícil», apostilla entre risas.

Sin embargo, confiesa que no todo han sido alegrías en estos 20 años del Jazz San Javier, que el pasado 28 de julio cerró su vigésimo primera edición con toda una leyenda como Chick Corea sobre el escenario. «No siempre se corresponde el nivel de la música que han dado con el nivel humano. En ocasiones hemos visto un concierto maravilloso y luego, como persona o personas, nos han decepcionado. Han sido excepciones, ya te digo, generalmente son buenos músicos y gente muy agradable, pero hemos tenido algunos casos de divismo, como Van Morrison o John Fogerty, el líder de los Creedence, que había sido mi ídolo de joven y ni siquiera quiso recibirnos; e hizo un concierto maravilloso», señala Nieto, a quien no se le caen los anillos por hablar con honestidad sobre artistas o grupos ni sobre el estado actual de la industria y, especialmente, de la comunidad jazzística.

«Lo del relevo generacional lo veo con una gran preocupación, y es que el jazz es una música de la que las nuevas generaciones están muy desprendidas. Los jóvenes de ahora tienen la desgracia de haberse encontrado con la práctica desaparición de una industria discográfica, que, al fin y al cabo, era la que ´creaba´ a las grandes estrellas, la que las promocionaba..., la que hacía magia. Hoy en día solo hay grandes estrellas de pop, como Justin Bieber, pero de los géneros minoritarios apenas se vende?», lamenta Nieto, que reconoce una disminución del público joven en los festivales de jazz. «Quizá la única solución sea abrirnos más a otros tipos de músicas, pero llegará un momento en el que, si esta dinámica no tiene freno, se tenga que desnaturalizar el festival, y yo no quisiera estar entonces para verlo», afirma.

En cualquier caso, Nieto, que está dispuesto a seguir «algunos años más» como director del festival - «aunque voy a cumplir 62 años, en dos tres me jubilo y hay que ir pensando en el relevo»-, asegura que el Jazz San Javier todavía tiene cuerda para rato; tanta como para competir, con un presupuesto mucho más ajustado, con los dos gigantes nacionales: el Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz y el Heineken Jazzaldia de San Sebastián. «Cada vez se nos resisten menos artistas, y si lo hacen es más por una cuestión de precio», confiesa Nieto, para quien ese es, precisamente, el gran éxito del festival: «Ha llegado un momento en el que son los propios músicos los que hablan entre ellos de San Javier.

Mira, este año un batería catalán me decía que para él tocar aquí era una ilusión tremenda por cómo le habían hablado de nosotros otros compañeros. Y es que hemos conseguido que San Javier sea ya un punto importante a nivel internacional dentro de la comunidad jazzística, y eso se ha logrado con pasión».

«Como decía Anatole France, para elevarse son necesarias las alas del entusiasmo; si solo se razona, no se volará jamás -continúa Nieto-. Yo creo que, efectivamente, la pasión es la clave de cualquier cosa que se haga en este mundo que sobresalga por encima de la media, y creo que en el Festival de Jazz de San Javier todo el equipo hemos trabajado siempre con ese entusiasmo, y en mi caso -que es por quien puedo hablar-, con la pasión de un enamorado de la música que va cada noche al Parque Almansa a disfrutar de los conciertos». Por eso, podemos asegurar que, mientras el cartagenero -un melómano de pro que guarda «miles de discos» entre su casa y la de sus padres- siga al frente, llegarán muchas más ediciones, que el festival cumplirá más años y que nuevas leyendas de la música volverán a pisar San Javier.

Seguramente, en el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno central sean conscientes de ello y, por eso, le han reconocido como Fiesta de Interés Turístico Nacional.