El casco antiguo de Aledo brilló con más fuerza aún si cabe ayer gracias a una nueva edición de su noche en vela, que congregó a miles de personas provenientes de diversos puntos tanto de la Región como de fuera. La cara medieval del municipio, ya muy presente de por sí en su día a día gracias a la conservación histórica de sus calles, se resalta más que nunca en jornadas como esta gracias a la oferta cultural, que un año más incluyó poesía, danza y narración, al más puro estilo juglaresco.

Leyendas y pedidas

El verdadero encanto de esta noche es sin duda pasear por las calles de Aledo bajo otra luz. Desde que se pone el pie en el municipio hasta que llegamos al castillo se vive una experiencia mágica que sólo se puede disfrutar una vez al año, pues ver la Plaza de la Diputación, Plaza Fuente o Plaza Ollerías iluminadas por el leve titileo de las más de 15.000 velas repartidas por la zona es algo que se impregna en cualquiera. Llegar a la Torre del homenaje, donde la leyenda cuenta la historia del amor imposible entre la damisela y el soldado es sobrecogedor, y tal vez inspirado por esta historia fue por lo que Ángel, un vecino de Lorca, decidió pedir la mano de su novia Rita ante las miradas de otros visitantes. Ella dijo que sí.