Nacido en El Rollo y bautizado en la iglesia del Carmen cuenta con una dilatada carrera política y empresarial que concluyó tras su paso como presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena y su jubilación en 2014. Casado con Maite de Velasco, con quien mantiene una historia de amor de más de 60 años, son padres de cuatro hijos: Maite, Adrián, Toya y Arancha. Gran amante de la navegación, hace unos días ha sido nombrado socio de honor del Club de Regatas de La Ribera. Con Adrián Ángel Viudes hablamos en su casa de La Alberca sobre su trayectoria, sus aficiones y sobre los mejores veranos de su vida.

Menuda trayectoria profesional has tenido... haznos un resumen.

Estudié Economía en la antigua universidad de San Bernardo, la única que había en España en esa época, con profesores de la talla de Fraga Iribarne, Fuentes Quintana o José Castañeda. De vuelta a Murcia me hice cargo de la empresa familiar para después crear la mía propia, junto a mi primo Justo Viudes, la delegación para Murcia de tractores y camiones Ebro / Massey Ferguson. Hasta que fundamos con capital familiar, y de otros médicos, el Sanatorio Virgen de la Vega del que fui consejero delegado.

Y luego llegó la etapa política ¿no?

Sí, fue en 1976, como presidente en Murcia del Partido Demócrata y Liberal de Joaquín Garrigues Walker. Me propuso ir como diputado nacional pero no me apeteció la aventura madrileña. Un año después fui Delegado del Gobierno en la Confederación Hidrográfica. En 1979 me llamó el ministro para que fuese candidato a alcalde de Murcia por UCD, no fui alcalde pero sí líder de la oposición durante cuatro años. Tras una temporada en Pamplona para sacar adelante una empresa en Estella, me llamó Ramón Luis Valcárcel para ser miembro del comité ejecutivo del PP, cuando ganó las elecciones del 95. Después el ministro Arias Salgado me ofreció el puesto de presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena.

Esa ha sido tu mejor etapa ¿no?

Aquello era totalmente desconocido para Murcia. Después de hablar con mi amigo Víctor Guillamón vimos la posibilidad de darle un empujón importante al puerto de Cartagena. No tenía departamento comercial. Me costó encajar en Cartagena pero lo conseguí. Lo primero que hice fue empaparme de la historia del puerto y daba charlas en Tele Cartagena de su pasado, presente y futuro. El puerto mantenía más de 130 pleitos laborales hasta que pactamos con el comité y se redujeron a cuatro. Creamos el departamento comercial y lo primero que pensamos fue en traer cruceros. Hablamos con Lord Sterling, propietario de P&O, una de las mayores empresas de cruceros y dueño del Club de Golf de La Manga. Le caímos en gracia y el primer crucero que hizo escala en Cartagena fue el Oriana. De ahí pasamos a 140 cruceros, con casi 2.000 cruceristas y el puerto aumentó de 9.000 a 40.000 toneladas de movimiento hasta convertirse en el cuarto más rentable de los 27 puertos de interés general españoles después de Barcelona, Valencia y Algeciras.

¿Cuál recuerdas como el mejor verano de tu vida?

Sin lugar a dudas el de 1957, cuando conocí a mi mujer. Eso fue romanticismo puro y un flechazo mutuo, no nos separamos en todo el verano. Después ella se tenía que volver a Valencia y fue justo el año de la gran riada, me acuerdo que me fui corriendo a Valencia a verla y nos hicimos novios formales.

¿Cómo eran esos veranos?

El verano de entonces era madrugar para navegar en vela, baño a mediodía y después de comer nos reuníamos para jugar al croquet. A las seis nos vestíamos de punta en blanco y nos íbamos al casinillo o al club de oficiales a hablar con las chicas. Los veranos duraban desde el día de San Pedro hasta el 2 de octubre.

¿Recuerdas alguna canción del verano?

El Only you de Los Platters. Mi primo Alfonso Albacete la ponía todos los días... la odiaba (risas). También odié la de Los Pajaritos de María Jesús y su acordeón, era mortal de necesidad. A mí no me saques de la música clásica. Me gusta toda dependiendo de mi estado de ánimo; el momento Lacrimosa del Requiem de Mozart es espectacular. Si estoy eufórico me pongo Wagner y si estoy romántico, el Nocturno 20 de Chopin.

¿Ibas a cines de verano?

Todos los dias, al cine de Mariano en La Ribera. Nos llevábamos nuestros propios asientos de la marca ´¡Oh!´ que fabricaba mi padre. Mariano sólo tenía un proyector y teníamos que esperar a que cambiase los rollos y muchas veces se equivocaba en el orden.

¿Prefieres playa o chiringuito?

No he pisado una playa desde que desaparecieron los balnearios. Aborrezco la playa y sólo me baño en alguna cala, desde el barco.

¿Cuál es tu aperitivo favorito?

Antes era el Dry Martini; el segundo te ponía contento pero el tercero ya te tumbaba. Luego fueron las cervezas de barrilete, luego los quintos y ahora un Dyc de 8 o 12 años con hielo y un poco de soda... cortito, para poder tomarme dos.

¿Te has bañado desnudo?

Muchísimas veces, en el mar y en la piscina por las noches. Es un placer sólo reservado a Adán.

¿Cuáles son tus paisajes favoritos de la Región?

Cartagena, la bocana del puerto con San Julián a babor y el castillo de Galeras a estribor. Los amaneceres del Mar Menor y el paisaje del Campo de San Juan nevado. Y por supuesto Santo Ángel y la sierra, ese es el que más me gusta.

¿Lees en verano?

Cuanto más gordo sea el libro, mejor. Acabo de leer Canción de Sangre y Oro, de tiempos de Pedro III de Aragón y voy a engancharme a Joël Dicker, que me seduce.

¿Qué planes tienes?

Iremos unos días al norte, pero ya no hago planes más allá de cuidarme y tener buena calidad de vida. Carpe diem, atrapa el momento. Mi gran hobbie es la cocina. Tengo los tres secretos necesarios para hacer un buen caldero.