Donde otros ven un muro urbano que obstaculiza el paso, ellos ven una nueva forma de saltar para esquivarlo. Esa es la filosofía del parkour, un deporte que cada vez está ganando más adeptos en España, gracias a la existencia de grupos que se dedican a promoverlo por todo el país. Es el caso de Gup, Galizian Urban Project, un equipo de profesionales del parkour, reconocido a nivel internacional, que se encuentra actualmente de gira por los puntos del país donde existe un mayor número de aficionados a esta práctica.

Gup hizo ayer su parada en Murcia, donde más de cien jóvenes se dieron cita en la Glorieta de España para disfrutar de un día dedicado al parkour. «No sabíamos qué nos íbamos a encontrar, no esperábamos tanta gente, nos hemos sorprendido un montón. Murcia está en el top tres de ciudades en las que hemos visto más gente en lo que llevamos de gira», explica Pedro León, más conocido como Phosky, quien forma parte del equipo de Gup, junto a Steel, Shobu, Logan, Rubis, Simón, Montrove, OSC y Juls.

Ni siquiera la lluvia impidió que estos aventureros participaran en una actividad que, de forma gratuita, tenía como principal propósito el disfrute del deporte que aman. «Compartir experiencias con la gente y dar a conocer el parkour es lo que buscamos con este tour», declara Phosky.

Para qué bajar las escaleras cuando puedes volar por encima de ellas, con el único uso de tu cuerpo, el impulso de tu fuerza y, sobre todo, con la confianza de que sí puedes lograrlo. El parkour. El arte del desplazamiento.

Pero, ¿existe el peligro? Tanto como en cualquier otro deporte. «El factor de riesgo depende de cuánto estés arriesgando respecto a lo que sabes», explica Óscar Sánchez, alias OSC, otro de los miembros de Gup, quien afirma que «cuando tienes a alguien que te va guiando, el riesgo disminuye. Eso es lo que hacemos nosotros, enseñamos». La clave está en un entrenamiento que mejorará de manera gradual. «Los que se lesionan es porque creen que en un mes de práctica pueden hacer saltos que otros realizan tras un año de entrenamiento», comenta Andrés, un murciano de 14 años aficionado a este deporte.

Los padres de Gabriel, un chico de 18 años, también se unieron al espectáculo para disfrutar del deporte que su hijo adora. «A veces nos da miedo, pero vemos que él disfruta. Una vez le dieron 15 puntos, y ni se quejó. Esto le motiva, le gusta superarse a sí mismo. Todos los niños quieren ponerse nuevos retos y verse capaces de superarlos», explica su padre.

Creer en ti mismo y en tus capacidades. Eso es todo lo que pide el parkour para poder practicarlo. No es para una edad concreta: «Yo he dado clases a chicos de cinco años y he visto a otros de 60 hacerlo», confiesa Phosky. Cualquiera con las ganas y la creencia de que puede lograrlo podría comenzar a practicarlo.

Tampoco es un deporte solo para hombres, si bien hay una clara mayoría aún, lo cierto es que cada vez más mujeres se animan. «Podemos hacer lo mismo que ellos, quizá necesitamos más tiempo entrenando, porque ellos tienen bastante confianza y menos miedo y nosotras tenemos que trabajar eso, pero claro que podemos conseguirlo», explican Silvia y Sonia, de 18 y 21 años respectivamente, dos chicas que llevan un mes realizando parkour y ya les encanta: «Tiene mucho que ver con tu carácter, si eres una persona confiada y con una personalidad fuerte, te va a salir enseguida», explica Silvia.

El apoyo colectivo, fundamental

Los que practican este deporte -'traceurs' si son hombres y 'traceuses'si son mujeres- son personas con una filosofía muy concreta, basada en la superación de las dificultades físicas y mentales y en el respeto hacia aquellos que te rodean y hacia las insfraestructuras urbanas que componen el escenario de sus saltos y piruetas. «Llevamos siempre cuidado con las personas que hay cerca, y con las estructuras. Todo el que adora este deporte cuida estas cosas», sostiene Silvia.

En la práctica del parkour, si bien puede realizarse de manera individual, la preferencia es la de crear colectivos que se animen mutuamente y se den fuerzas a la hora de afrontar un nuevo reto. Su práctica, por tanto, conlleva el apoyo colectivo. En un principio, podría pensarse que la idea de 'competir' unos con otros en este deporte sería algo que contradiría sus valores; sin embargo, sí existen algunos aspectos que están ayudando a crear competiciones de parkour: «Tienes el speed, en el que tienes un recorrido de obstáculos y debes hacerlo lo más rápido posible. Luego está el style, el de estilo, uno que depende más de tus posibilidades, los mortales que haces y cómo los encadenas... También está el skills challenge, que se fija en cosas muy concretas, como un salto específico, y el que lo haga mejor, gana», explica Phosky.

Las posiblidades son infinitas cuando el deporte se basa en la creatividad propia, cuando cada persona lleva a cabo la práctica de nuevas formas, cuando todo depende de la habilidad y naturaleza de cada individuo. El arte del desplazamiento, la superación de obstáculos y el triunfo de retos cada vez mayores. Ponerse metas, y saltarlas. Eso es el parkour.