Quejío, la ópera prima de La Cuadra de Sevilla y primera prueba del talento artístico de Salvador Távora, vuelve a los escenarios casi medio siglo después de su estreno en Madrid en 1972. Unos años después se representó en el Festival de San Javier como un espectáculo independiente, rompedor y revolucionario, y ahora, aprovechando su reposición por la compañía, lo vuelve a acoger como una obra clave del teatro español contemporáneo.

Salvador Távora ha creado un lenguaje propio con La Cuadra de Sevilla desde aquel Quejío que tiene su origen en el paso de Távora por el grupo Teatro Ensayo Lebrijano. En el local sevillano de La Cuadra, que dio nombre al grupo, nació este montaje en el que Salvador Távora utiliza el flamenco a través del cante y el baile como únicas formas de expresión para denunciar la situación del campo andaluz.

La obra, que tuvo que pasar la censura de los últimos años del franquismo, resultó rompedora tanto por la forma, con ausencia total de palabra y eliminación de cualquier elemento superfluo hasta llegar a la emoción como esencia del montaje, como por el fondo, al prescindir de la Andalucía de postal y mostrar una cara menos conocida, la de la situación de los trabajadores de la tierra a través del grito del flamenco.

El sonido y el movimiento trágico del flamenco constituyen el modo más auténtico de expresión que encontró Salvador Távora para llevar a escena esa otra Andalucía haciendo uso de los cantes de los braceros agrícolas como el martinete, el taranto, la bulería, la arboreá, la seguiriya y la petenera.

El montaje, con escenografía y vestuario de Távora, cuenta con los cantaores Manuel Vera 'Quincalla', Florencio Rolán y Manuel Márquez de Villamanrique, el guitarrista Jaime Burgos, Juan Martín y Mónica de Juan al baile y el flautista Juan Romero, que durante años ha sido el bailaor de La Cuadra, componen el elenco de este montaje que fue muy bien acogido tanto dentro como fuera de España.