Es el penúltimo de siete hermanos y mellizo de Raquel (en la foto) que tenía síndrome de Down y, desgraciadamente, falleció con 26 años. Casado con Estela, a quien conoce desde los 17 años, son padres de tres hijos: Raquel, de 15 años; Lara, de 12; y Javier, de 5. Desde mayo de 2017 ocupa el cargo de consejero de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente. Con Javier Celdrán hablamos en su despacho de su trayectoria política, de su familia y de los mejores veranos de su vida.

Háblanos de tu trayectoria

Aunque en mi DNI pone que nací en Ceutí, en realidad, nací en Molina porque mi padre, que trabajaba en la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, estaba destinado allí. En Molina estudié hasta los 17 años y luego me fui a Valencia, seis años de carrera. Al teminar me tomé un año sabático en la Asociación de Deportistas contra la Droga. Hice mis pinitos en Ingeniería y ya pasé al Centro Tecnológico del Mueble en Yecla, donde fui director. Tuve una oportunidad en el Ceeim y esa fue una etapa apasionante donde, partiendo de cero, ayudaba a emprendedores a nacer. Después pasé al INFO, hasta que me llamó Pedro Antonio Sánchez para ser jefe del gabinete de la consejería de Educación. Fueron años complicados en los que aprendí muchísimo, como el sentido de las palabras lealtad, dedicación y compromiso. Posteriormente fui consejero de Turismo, Cultura y Medio Ambiente, en un momento complicado por la crispación, momentos en los que ves la parte más fea de la política y se hace demagogia para conseguir rendimiento político. Y hoy, como consejero de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente, esta última etapa política me está permitiendo desarrollar mi vocación de servicio, intentado trabajar con humildad y compromiso. Eso me lo inculcaron mis padres desde pequeño.

¿Qué planes tienes para este verano?

¿Qué verano? ¡Si ya casi se ha pasado! (risas). La verdad que en julio hemos trabajado mucho. Ahora cogeré unos días y los fines de semana iré al campamento base de La Manga, donde están mis hijos con los abuelos. Mi familia y mi casa es el templo donde cojo la energía positiva. Después iremos diez días a Irlanda, donde va la pequeña a estudiar inglés. Iremos en coche y pasaremos por Santander, de donde es mi suegra.

¿En qué otros sitios has veraneado?

Solo en Punta Prima y ahora en La Manga. Sí que nos gusta mucho viajar, hemos estado en La Toscana, en Italia, en la Provenza francesa, Irlanda, y hemos cruzado el charco a Estados Unidos, Washington, México y Cuba.

¿Recuerdas alguna canción del verano?

¡Ha habido tantas! Desde las cutres que se olvidan, hasta Escuela de calor, de Radio Futura; A quién le importa, de Alaska o el Corazón partío, de Alejandro Sanz. Esas sí que han perdurado. Cuando vamos a Santander cada verano, mis hijos eligen dos canciones para escuchar en el coche, una en inglés y otra en castellano.

¿Ibas a cines de verano?

Al de Punta Prima, pero no solo iba, sino que lo limpiábamos toda la pandilla para sacarnos un dinerillo. Cuando acababa la película, pasábamos una esponja con jabón por las sillas y la escoba para barrer las pipas. Con lo que nos daban, y lo que nos encontrábamos al limpiar, sacábamos para nuestras fiestas. Íbamos mucho al cine porque entrábamos gratis. Me acuerdo de Regreso al futuro, de Terminator y de las sillas metálicas que te dejaban el culo planchado.

¿Eres más de chiringuito o de sombrilla?

Soy más de cocerme al sol. Me encanta pasar horas tomando el sol. Soy muy poco de chiringuito, prefiero el aperitivo que me prepara mi suegra.

¿Cuál es tu aperitivo favorito?

Hueva, mojama de San Javier, de San Pedro o de Cartagena, y almendras que fríe mi suegro, le salen espectaculares; pero el rey es la marinera con Estrella de Levante. Los quintos y los tercios en mi casa vuelan, el del vidrio es el contenedor que llenamos todos los días.

¿A qué edad aprendiste a montar en bicicleta?

Tendría 4 ó 5 años, era muy pequeño. Tener hermanos mayores te abre camino y te enseñan mucho. Mis veranos eran dando vueltas en bici, viendo El coche fantástico y jugando a las chapas.

¿Haces deporte?

Sigo montando en bici en verano y en invierno hago algo de gimnasio con mi mujer y mis hijos.

¿Qué te gusta leer en verano?

En verano leo poco y mi mujer me prohíbe llevarme libros de trabajo. Ahora tengo para empezar Tiempo de tormentas, de Boris Izaguirre, que me lo firmó y me contó anécdotas de cuando lo escribía. También tengo pendiente El francotirador, de Pérez Reverte.

¿Has practicado nudismo?

No. No tendría inconveniente, pero es algo que no ha estado en la cultura familiar ni me llama especialmente la atención. Eso sí, todos hemos hecho locuras de jóvenes con los amigos y algún baño sin bañador nos hemos pegado después de una fiesta.

¿Cuáles son tus paisajes favoritos de nuestra Región?

El número uno, los atardeceres del Mar Menor. No los valoramos lo suficiente. Esa hora de caída del sol es una experiencia casi religiosa. Tenemos sitios increíbles de interior y de costa. Al llevar Medio Ambiente estoy conociendo sitios sorprendentes: Calblanque, las Salinas de San Pedro, Carrascoy, parajes de Jumilla y Yecla, Las Fuentes del Marqués en Caravaca...

¿Qué proyectos tienes para el próximo curso?

Se presenta un fin de legislatura muy intenso y, lógicamente, mi objetivo es poner en marcha todos los proyectos que hemos diseñado y ver algunos frutos. Personalmente, a la vuelta del verano, con hijos ya adolescentes, me propongo dedicarle más calidad de tiempo a la familia, es la mejor manera de sentirte bien contigo mismo. A lo mejor es que ya me estoy haciendo mayor y siento que tengo que dedicarles más tiempo a la familia y a los amigos.