¿Qué tiene la novela negra para haber llegado hasta el favoritismo de los lectores?

Mucho tesón y mucha voluntad, porque en sus inicios todos la tildaban de literatura de segunda y ella solita ha sido capaz de borrar los tópicos y hacerse un hueco en el mercado, y no pequeño precisamente. Además, como tiene vertientes sociológicas, psicológicas y lúdicas, es capaz de contentar a muchos tipos de lectores.

¿No correremos el riesgo de saturarnos y agotar el género?

Como pasa en todos los géneros, hay novelas buenas, mediocres y malas, la cuestión está en conseguir que predominen las buenas, que serán las que permanezcan en el tiempo. Si respetamos entre todos la calidad, y aquí coloco a autores, editores, libreros y críticos, no hay por qué llegar a la saturación.

¿Usted se sintió desde siempre atraído por este género?

Casi casi, la culpa la tuvo Manuel Vázquez Montalbán, al ofrecerme la serie de Pepe Carvalho, que fue la que me enganchó ya para siempre. A partir de aquellas novelas, me acerqué a Chandler, Hammett y Ros McDonal. Poco a poco, el género se me metió en la sangre, hasta llegar al punto de disfrutar de él también como escritor. En el fondo somos un poco como Alonso Quijano con la novela de caballerías, como te entre el gusanillo del género negro ya no te lo quitas en la vida.

Ahora que han pasado algunas décadas de expansión, ¿se atrevería a valorar la evolución que ha tenido el género en España?

La evolución ha sido extraordinaria, incluso diría que está siendo extraordinaria, porque sigue adelante, primero logramos incorporar a las fuerzas del orden, algo que en los orígenes, en pleno franquismo, era impensable (salvo para el gran García Pavón), luego surgieron los detectives protagonistas de series, se incorporó la mujer, no creo que haya un país con mejores autoras de género negro que España. Y ahora el panorama es tan amplio que podríamos establecer un buen número de subgéneros negros, y muy dignos además.

Elija a un personaje y a un autor del género a quienes les hubiese gustado conocer.

Como autor me habría encantado sentarme a comer y charlar con el gran Vázquez Montalbán, habría sido una jornada de comida, merienda y cena, por tantas y tantas preguntas. Personaje, me quedo con Philip Marlowe, también habría pagado por acompañarlo en su coche en algún que otro caso.

¿Cómo se logra organizar un festival como Cartagena Negra? Ya que es usted uno de los organizadores? Alguien dirá que así es más fácil participar, defiéndase.

Teniendo mucha fe, y estando rodeado de un magnífico equipo que comanda Francisco Marín. En estos cuatro años hemos ido cumpliendo un sueño, que era el de poner a Cartagena en el mapa de las jornadas negras de España, ahí tenemos que darle las gracias al Ayuntamiento. Y luego echándole mucho valor, acudiendo a los amigos escritores del género, y preocupándonos siempre por ofrecerle al lector lo mejor, en títulos y en el trato con los autores. En cuanto a lo de participar, se me propuso formar parte de una mesa redonda sobre el crimen en Cartagena, y no me pude negar, pero trato de limitar mi presencia todo lo posible.

¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

No tengo preferencias, me gustan mucho las armas de oportunidad, aquellos objetos que en su esencia no sirven como arma, pero que en un contexto concreto pueden liquidar a cualquier víctima. Y luego dejo que los personajes sean los que elijan aquellas armas o métodos que les resulten más atractivos. En ese sentido soy muy respetuoso con mis asesinos, también tienen derecho a expresar sus preferencias.

Ahora una complicada: elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Uf, ustedes quieren que me detengan. Con la que ha caído en los últimos años en el tema de la política, las tentaciones serían muy grandes, aunque la realidad, como siempre, nos ha adelantado por la derecha, y si no miren la cantidad de personas relacionadas con casos de corrupción que han desaparecido de formas muy curiosas. Lo que me encabrona últimamente es la gente que comete agresiones sexuales o aquellos que agreden a los niños, ahí sí tengo que morderme mucho la lengua, y el deseo.

¿Cómo podemos valorar el papel de la mujer en la novela negra actual?

A ver, tenemos dos opciones, si me muevo entre la corrección política diré que muy bien, han aumentado las autoras de manera creciente y todo parece un camino de rosas. Pero como me gusta ser incómodo, diré que todavía estamos un poco lejos de conseguir la naturalidad. Los lectores deben dar también un paso al frente, y sobre todo los editores, porque a veces parece que, en caso de duda entre un autor y una autora, se elige primero a él, y eso no lo entiendo.

En Dos cuarenta y nueve hay un asesino que pretende redimir a la sociedad, ¿cree que necesitamos que nos rediman?

Cualquiera sabe, el ser humano cada vez está más desorientado, y eso también significa que florecen muchos 'salvapatrias' que equivocan su labor. Hay un escaparate inmenso hoy en día para esos salvadores trasnochados, y son las redes sociales. En lugar de usarlas para tender puentes, las estamos usando para señalar al que no piensa como nosotros, para acusar y para empuñar la razón de manera equivocada. No creo que tengamos salvación como colectivo, habrá que ir a las individualidades, y ahí sí creo que hay personas magníficas.

¿Es Cartagena una ciudad vestida para el crimen?

Es una ciudad tan válida como cualquier otra para el crimen. Es una ciudad con puerto, con lo que eso tiene de fronterizo y de ambientes propicios para que ocurran crímenes. Lo importante es que la ciudad ha crecido en todos los sentidos, y ha adquirido también entidad como para que, en ella, ocurran cosas buenísimas y delitos de cierto calibre, y no ficticios precisamente.

¿Qué hay de Sergio Gomes, su detective, volveremos a verlo en acción?

Sí, volverá. Ahora se ha instalado en Cartagena, lo que le abre un nuevo panorama de casos y posibilidades. De hecho, actualmente está enfangado en la búsqueda de una adolescente desaparecida, un caso que es posible que le permita conocer a otro detective privado que está adquiriendo cierto renombre en el panorama literario de la región.

Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Que se relaje, disfrute y que, aunque le pueda la tentación, no sea tan excesivamente puntilloso a la hora de destripar tramas. Los lectores de novela negra somos muy puñeteros, porque parece que disfrutamos averiguando cosas de la investigación antes de que nos las cuente el autor. En fin, que disfruten del género, pero empezando por muestras españolas, que las hay y buenísimas, no me gusta que se antepongan obras de otros lares teniendo lo que tenemos en el país.