Han pasado nueve décadas de la muerte de Mariano y aún nadie sabe con certeza dónde está la estatua que, en su memoria, levantaron sus compañeros en Sierra Espuña. Mariano vio llega a la Parca demasiado pronto: contaba sólo con 14 años de edad. Fue de golpe. «Un accidente de fútbol ocurrido entre juego de niños», explicaban los diarios de la época.

Ocurrió en Águilas. Mariano era scout. En concreto, guía de patrulla de un grupo que se llamaba 'El lobo'. Los exploradores, impactados por la pérdida, empezaron a juntar dinero para materializar una iniciativa que pronto se les vino a la cabeza: la de erigir un monumento a la memoria del adolescente. ¿Dónde? En plena sierra. Dónde mejor. Entre los árboles, en el lugar en el que empezaba el camino que llevaba al campamento de Águilas.

Dos años y unos días después del fallecimiento del menor, la idea de sus compañeros se convertía en realidad. Había escultura. Era más bien un busto. Lo hizo Nicolás Martínez Ramón, y representaba al adolescente con gesto regio y vestido de explorador, cubierto por la bandera. la pusieron en un bosque de pinos de Sierra Espuña. El día de la inauguración, le llevaron flores.

Lo firma Juan del Pueblo en el periódico La Tarde de Lorca, ejemplar del 26 de julio de 1930: 1930: «Allá, en las agrestes y pintorescas alturas de Sierra Espuña, en un ambiente no contaminado con los gérmenes de las miserias humanas, en la elevada cumbre que al cielo mira, más cerca de Dios que de los hombres, los exploradores de España han elevado una estatua al compañero inolvidable, estatua que en dura piedra modeló el artista, a impulsos de los más tiernos v delicados sentimientos de una generación que, honrándole, entra por el camino de la vida».

La estatua se convirtió en un símbolo de Rubeos, que es como se llama el paraje en Sierra Espuña donde la pusieron. El lugar no se escogió al azar: allá por 1917, fue el emplazamiento que eligieron los exploradores para establecer el primero de tantos campamentos de verano.

El monumento ahí quedó, para honrar la memoria de Mariano. No molestaba a nadie, todo lo contrario. Hasta que estalló la Guerra Civil. Y, a continuación, la dictadura de Franco.

En 1940, doce años después de la muerte del joven, Franco prohibió el movimiento Scout. No contento con eso, también decretó la incautación de sus bienes. La estatua en memoria de Mariano se encontraba en la lista de bienes a requisar. Pero los compañeros del adolescente no estaban dispuestos a permitirlo, así que actuaron con nocturnidad.

Tal y como recuerda el scout Paco Fuentes en Descubriendo Murcia, «cinco de ellos subieron una noche a Sierra Espuña, desmontaron la estatua del pedestal y, envolviéndola en mantas y sacos, la enterraron en las inmediaciones de Fuente Rubeos.

Los cinco juraron que jamás dirían a nadie dónde estaba enterrada la escultura. Ya están todos muertos y parece que cumplieron el juramento, pues el paradero del denominado 'Durmiente' de Sierra Espuña, al cumplirse 90 años de la muerte de Mariano, es aún un misterio.