La experiencia en espeleobuceo, la preparación y la enorme técnica que tienen los investigadores del grupo Cueva del Agua, integrantes del Centro de Estudios de la Naturaleza y el Mar, fueron determinantes para que, en un momento dado, el equipo de salvamento de los niños atrapados en la cueva de Tailandia les llamara para que estuvieran en fase de prealerta por si necesitaban la ayuda de buceadores especializados en la materia. En junio, los 12 niños y el entrenador de fútbol que les acompañaba se vieron sorprendidos por una subida del nivel del agua en la cueva Tham Luang, al norte de Tailandia, en la frontera con Birmania y Laos. La complejidad del rescate hizo estudiar la posibilidad, si la operación para sacarlos de la gruta se alargaba hasta cuatro meses como se planteó al principio, pedir ayuda a equipos de espeleobuceo europeos profesionales que pudieran aportar su experiencia. «El grupo Cueva del Agua estuvimos en fase de prealerta, solicitados por la Armada española, junto a otros grupos de buceadores de exploración en España para ir a Tailandia en caso de que el rescate se hubiera prolongado en el tiempo», explica Andrés Ros, componente de este equipo junto a los espeleobuceadores José Luis Llamusí y Juan Sánchez. El investigador apunta que el personal necesario para este tipo de rescates eran buceadores de exploración, expertos que supieran cómo moverse en cuevas corriendo el mínimo riesgo posible.

Las condiciones para bucear en la cueva de Tailandia no eran normales, señala Ros, y de hecho «así pasó, un accidente tremendo que le costó la vida una persona que no era buceador de cuevas». A partir de ahí necesitaban un equipo experimentado y, tras unos primeros contactos con el equipo de coordinación del rescate, «estábamos preparados para salir ya». «Hubo un flujo de comunicaciones bastante importante porque parecía que la cosa podía prolongarse en el tiempo».

La participación del equipo de espeleobuceadores murciano estaba ya escrita. Tanto es así que ya tenían claro cuántas inmersiones en la cueva iban a realizar» «Ya estaba todo el plan montado, previsto y estipulado. Íbamos a hacer entre 8 y 10 inmersiones logísticas de avituallamiento a los chicos de allí y al resto del equipo. Ese era nuestro plan de trabajo y estaba coordinado por el equipo de rescate» explica Andrés Ros. Este equipo que finalmente consiguió rescatar a los niños ya tenía información previa de los grupos de buceadores especializados en países como Francia y España. «Parte del grupo de Cueva del Agua se formaría en dos equipos de buceadores con un equipo de apoyo en superficie para hacer 8 o 10 inmersiones, pero afortunadamente ha salido todo bien y no hizo falta».

Allí, especifica el investigador, era fundamental las crecidas de agua, porque «si hubiera seguido creciendo la opción mas drástica es la que han hecho, jugársela y sacarlos bajo el agua. El equipo de Tailandia ha sabido asesorarse por los especialistas y ese salvamento lo han podido hacer perfectamente».