El sonido de las hélices de los torpedos rompe el silencio en las entrañas de la Región. La respiración lenta de los buceadores transmite sensación de calma mientras la cámara graba un estrecho pasadizo por el que tienen que pasar. Al final de este, se abre ante sus ojos una galería enorme con gruesas y finas columnas. Solo una luz atada a una pared desgarra la oscuridad de este espacio lleno de agua. En Cartagena, en la localidad de Isla Plana, se ubica la Cueva del Agua, un circuito de galerías y pasadizos inundados de agua del que, a día de hoy, no se conoce su final.

«Acabaremos nosotros antes que ella. Cada vez es más comprometido realizar inmersiones en la cueva pues llegamos a alcanzar las cinco horas bajo el agua y cada buceador emplea siete botellas de oxígeno en cada viaje de ida y vuelta. Pocos buceos de cueva en España se hacen como aquí». Quien habla es el investigador y espeleobuceador Andrés Ros, quien junto a José Luis Llamusí y Juan Sánchez han explorado 4,5 kilómetros de la cueva más peligrosa de la Región dentro del proyecto 'Cueva del Agua-Cartagena', una investigación que comenzó hace ahora 20 años.

La Cueva del Agua es uno de los mejores ejemplos de cuevas hipogénicas que existen en la Región de Murcia, un territorio que puede presumir de acoger casi en exclusiva este tipo de cavidades a nivel mundial, cuya formación se debe a que las aguas surgen del fondo de la tierra, su origen es hidrotermal por lo que las aguas subterráneas proceden del acuífero termal de la zona. Estas aguas que llegan del fondo del acuífero fluyen a través de fracturas, que pueden llegar a tener una longitud de 800 metros como en el caso de la Cueva del Agua. Las cavidades se van inundando desde abajo y quedan anegadas por completo, por lo que los procesos de erosión acaban siendo distintos.

Esta particular cueva llena de agua se encuentra dentro del conjunto de cavidades del Cabezo de Hornos-Isla Plana. En ella los exploradores y buceadores del grupo 'Cueva del Agua' tratan de explorar la cueva a fondo siguiendo dos líneas de investigación. Una es la de intentar averiguar más sobre el origen hidrotermal de la gruta y observar el desarrollo de las fracturas que conectan el acuífero con las cavidades. Otra línea es investigar por qué bajan los niveles de los acuíferos del litoral de la Región. Como consecuencia, explica Ros, «el mar Mediterráneo se está internando en las montañas. Es lo último que estamos analizando con una serie de aparatos que miden la salinidad, los gases y, en general, el estado de las aguas». Respecto a este proceso natural en el que las aguas mediterráneas se infiltran en los acuíferos, el investigador apunta que entra dentro de la normalidad geológica: «Ahora mismo estamos detectando que hay una fuerte presión del Mediterráneo. Hace unos años si veíamos que los acuíferos salían al exterior, pero ahora el agua no fluye hacia el mar y hemos encontrado una regresión. Son flujos normales porque estamos en una época climática cálida y el mar está subiendo de nivel, por lo que ejerce una presión sobre los acuíferos pegados a la costa».

Esta línea de investigación va en paralela a estudiar la morfología de la cueva, pues se sabe que en algún momento, desde su formación, la Cueva del Agua estuvo seca: «Esto ocurrió cuando el Mediterráneo estaba más alejado, y lo sabemos porque hemos encontrado estalactitas y estalagmitas, que solo se han podido formar en ambientes aéreos. Hay grandes salas donde son espectaculares estas formaciones».

Andrés Ros, el director de la investigación, y su equipo llevan recorridos 4,5 kilómetros de galerías dentro de la Cueva del Agua. «En un principio hay una galería longitudinal de 800 metros, pero a partir de ahí la cueva se convierte en una red laberíntica» en la que es muy fácil perderse. Incluso para pasar al siguiente espacio abierto, los buceadores tienen que quitarse todo el equipo para lograr salvar un estrecho pasadizo. Esta breve descripción de los primeros metros de la cueva deja claro que se necesita mucha práctica, enseñanza y simulación para recorrerla.

La pasada semana, Miguel Ángel García, fundador del club de buceo Planeta Azul de Cabo de Palos, explicaba que «a la Cueva del Agua solo acceden experimentados espeleobuceadores, que son conscientes de que es necesario triplicar los mecanismos de seguridad para hacer una inmersión segura en este tesoro subacuático. Solo entra gente con conocimiento técnico». De la misma opinión es Ros, quien señala que el acceso a la cueva lo marca «el sentido común». Se necesita un entrenamiento previo en la propia gruta para alcanzar la máxima seguridad a la hora de recorrerla. Solo los mejores espeleobuceadores del equipo de investigación «van en punta» y guían al resto a través de la cueva.

Desde el comienzo hasta el final que se conoce, la cueva está repleta de hilos guía, aparatos y dibujos con los que poder recorrer la caverna sin perderse. «Nuestra vida es el hilo guía, el cordón umbilical al exterior, si no, no se podría bucear. Los grandes problemas los tenemos ahí porque están entrando buceadores deportivos que nos quitan las marcas», denuncia Ros, que añade que «la cueva está diseñada para los exploradores, no para el turismo. Hay que dejar la cueva como está, porque es perjudicial para las exploraciones e investigaciones. Las flechas te indican también la distancia hasta el siguiente giro, colocamos indicaciones que nos señalan, por ejemplo, dónde tenemos una estación con sonda, modificar todo eso es un problema enorme que lo estamos sufriendo muchas veces».

No hay financiación pública, ni se cumplen los acuerdos alcanzados con las administraciones, denuncia el investigador. Ahora mismo siguen explorando la cueva (su última inmersión fue el pasado 4 de julio) sin dinero.

Y es que la importancia del proyecto 'Cueva del Agua-Cartagena' reside en que es el único en Europa que investiga el origen y desarrollo de las cuevas hidrotermales. «Aquí en la Región trabajamos en un proyecto global que se llama 'Cuevas Hipogénicas de Murcia', son cuevas que vienen de los acuíferos, formadas de abajo para arriba, y son características de esta zona. Murcia se ha integrado ya en un catálogo de grandes cuevas del mundo, un trabajo que ha durado cuatro años. Estamos en un campo de investigación no desconocido, pero si bastante nuevo, como son las cuevas de origen hidrotermales e hipogénicas».